La muerte de la 'doctrina Breznev'
"Yugoslavia y la Unión Soviética confirman su disposición a desarrollar y enriquecer sustancialmente sus relaciones desde los principios de independencia, igualdad y no injerencia, la responsabilidad de cada partido a la clase obrera y al pueblo de su propio país y el respeto a los diferentes caminos de construir el socialismo y establecer sus posiciones internacionales" . Ésta es una de las frases claves de la Declaración soviético-yugoslava hecha pública en Belgrado el pasado día 18 de marzo con ocasión de la visita a Yugoslavia del máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov.Este documento va mucho más allá que las declaraciones de Begrado y Moscú de 1955 y 1956, en los que el dirigente soviético Nikita Jurschov declaraba el fin del acoso soviético a Yugoslavia y a su presidente Tito. "El desarrollo del socialisrno ha llegado a una encrucijada, al umbral de una más plena realización de su potencial material y espiritual y del fortalecimiento de sus fundamentos humanistas. El proceso de reforma y cambio radical en los países socialistas demuestra la viabilidad del socialismo y su disposición a enfrentarse a los retos de los tiempos".El contenido de la nueva declaración excede el ámbito estricto de las relaciones bilaterales. Es la primera gran declaración del nuevo dirigente soviético sobre la aplicación del denominado "nuevo pensamiento político" en las relaciones entre países socialistas y una clara condena a la doctrina Breznev de la hegemonía limitada de los países socialistas en pro de la seguridad común.
La Declaración de Be1grado 1988 trata sobre las relaciones de la URSS con un país que no forma parte de su comunidad político-militar. Establece sin embargo un modelo de relaciones entre países socialistas exento de restricciones. Es el primer paso que da la URSS en su historia hacia el establecimiento de unas relaciones con los países del Este sobre las bases de estricta igualdad e independencia, sin veleidades hegemónicas. Dado que ratifica el rechazo a toda intención hegemónica es tan aplicable a las relaciones de la URS S con Yugoslavia, un país no alineado, como a las que mantiene con sus aliados del Pacto de Varsovia.
La declaración de 1955
Por el contrario, la Declaración de Belgrado de 1955 reconocía meramente el hecho histórico de que Tito había sabido defenderse con éxito de las ambiciones hegemánicas de Moscú. Todos los aliados de la URSS que intentaron, desde el poder del Estado, buscar su "propio camino hacia el socialismo" desde entonces, se vieron invadidos, maniatados y reprimidos. Bajo Jrúschov como bajo Leonid Breznev. Hungría sufrió este destino tan sólo un año después de la solemne Declaración de Belgrado, en 1956. Checoslovaquia, en 1968.La revisión de las relaciones con los países socialistas es uno más de los aspectos de la política soviética que se hallan en plena revisión para "despojarlos de vestigios de Stalin y Breznev". El nuevo documento carece de las clásicas "trampas ideológicas" que acostumbraban a aparecer en declaraciones conjuntas bilaterales y suponían siempre una subordinación de los intereses nacionales a "la solidaridad internacionalista", la "lucha común contra el capitalismo y el imperialismo" a "los principios internacionalistas del marxismo-leninismo". Con estas manidas fórmulas justificó siempre la URSS sus intervenciones violentas en el exterior, tanto en Hungría, en Checoslovaquia como en Afgartistán.
Más información en la página 16.
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