Una píldora que borra de raíz los síntomas de la resaca
Si todo sale bien, las pruebas en humanos podrían empezar en un año
"La civilización comienza con la destilación", dijo William Faulkner, escritor y bebedor. Aunque nuestra sed de alcohol se remonta a la Edad de Piedra, nadie ha descubierto una forma efectiva de lidiar con la resaca del día después de una borrachera.
Como profesor de ingeniería química y entusiasta del vino, sentí la necesidad de encontrar una solución porque, aunque pueda parecer un proyecto frívolo, tiene serias implicaciones. Entre un 8% y un 10% de las personas que acuden a urgencias en Estados Unidos lo hacen por intoxicaciones alcohólicas agudas. Además, el alcohol es el principal factor de riesgo de muerte prematura y discapacidad entre las personas de 15 a 49 años y su abuso conduce a graves problemas de salud, incluido el cáncer ccolorrectal y hepático.
A pesar de estos hechos aleccionadores, los tratamientos actuales para las sobredosis de alcohol dependen en gran medida de las enzimas del cuerpo para descomponer esta droga. Por esto, decidí desarrollar —junto al profesor Cheng Ji, experto en enfermedades hepáticas de la Escuela de Medicina Keck, en la Universidad del Sur de California, y mi alumno Duo Xu— un antídoto que pudiera ayudar a las personas a disfrutar de vino, cócteles o cervezas sin resaca, y al mismo tiempo crear un tratamiento para tratar a las personas con intoxicación y sobredosis en urgencias. Así, creamos unas cápsulas llenas de enzimas naturales que generalmente se encuentran en las células del hígado para ayudar al cuerpo a procesar el alcohol más rápido y las probamos en ratones.
Entre un 8% y un 10% de las personas que acuden a urgencias en Estados Unidos lo hacen por intoxicaciones alcohólicas agudas
Inspirados en la forma en la que el cuerpo descompone el alcohol, elegimos tres enzimas naturales que convierten el alcohol en moléculas inocuas que luego se excretan. Algo que puede sonar simple porque las enzimas no son nuevas, pero tiene la dificultad de encontrar una forma segura y efectiva de administrarlas al hígado.
Para proteger las enzimas, envolvimos cada una de ellas en un caparazón, utilizando un material cuyo uso en píldoras está aprobado por la Administración de Alimentos y Drogas de EE UU. Luego, inyectamos estas nanocápsulas en las venas de los ratones ebrios y a través del sistema circulatorio llegaron al hígado donde accedieron a las células y sirvieron como mini-reactores para digerir el alcohol.
Los resultados de las pruebas en roedores borrachos, que se duermen más rápido que las personas, mostraron que el tratamiento logró disminuir el nivel de alcohol en sangre en un 45% en solo cuatro horas en comparación con los ratones que no recibieron las cápsulas. La concentración en sangre de acetaldehído —un compuesto altamente tóxico, cancerígeno, que causa dolores de cabeza y vómitos, hace que las personas se sonrojen al beber, y se produce durante el metabolismo normal del alcohol— permaneció extremadamente bajo. Además, los animales que recibieron el tratamiento despertaron del sueño inducido por el alcohol más rápido que los no tratados, algo que todos los estudiantes universitarios apreciarían.
El tratamiento podría ayudar a proteger el hígado del estrés y los daños asociados con el alcohol
La capacidad de descomponer el alcohol rápidamente de manera eficiente debería ayudar a los pacientes a despertarse antes y prevenir la intoxicación por alcohol. También a proteger su hígado del estrés y los daños asociados con la bebida.
Actualmente estamos completando pruebas para garantizar que nuestras nanocápsulas sean seguras y no desencadenen efectos secundarios inesperados o peligrosos. Si los tratamientos demuestran ser efectivos en animales, los ensayos clínicos en humanos podrían empezar dentro de un año.
Este tipo de antídoto no evitará que la gente se pase bebiendo alcohol, pero podría ayudar a recuperarse más rápido. Mientras tanto, planeamos beber de manera responsable y esperamos que usted también lo haga.
*Autor: Yunfeng Lu, profesor de ingeniería química y biomolecular en la Universidad de California, Los Ángeles (EE UU). Este artículo es una publicación original de The Conversation. Lea aquí el artículo original en inglés.
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