El verano no es el mejor momento para ponerse agonías con el plato. Déjese de contar calorías y gramos con la ansiedad numérica de un tesorero. Relaje y use la cabeza al confeccionar el menú. Las principales recomendaciones de los nutricionistas: elimine los alimentos procesados, los fritos y la bollería industrial. Meta ingredientes saludables, tome fruta sin miedo, no elimine de un plumazo los carbohidratos e incorpore los frutos secos y las legumbres.
Huya de la llamada dieta CICO (Calorías In, Calorías Out). Consiste en comer diariamente menos calorías (dentro) que las calorías que quemamos (fuera). Ahora bien, alimentarse bien va más allá de la métrica de las calorías. Hay que mirar los nutrientes (vitaminas, minerales, fibra…). Y, de paso, sentar las bases para mantenerse en el peso una vez lograda la talla deseada.
Meter menos calorías, pero comer insano, tal vez le ayude a quitarse kilos a corto plazo, pero podría estar comprando boletos para tener colesterol, hipertensión y otras enfermedades adquiridas.