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¿Qué es mejor: salir a correr por la mañana o quedarse durmiendo?

Lea esto antes de poner el despertador

Nos pasamos la vida comparándonos con los cuerpos perfectos que vemos en Instagram. Lo cierto es que nos gustaría parecernos a algunos de estos hermosos y saludables desconocidos, y por ello nos arrastramos al parque más cercano (con la legaña en el ojo) para cumplir con nuestro deber de echar la carrerita mañanera. Pero, ¿y si le dijéramos que con no moverse de la cama ese rato ya estaría adelgazando?

Las buenas noticias primero: un estudio de la Universidad de Michigan relaciona dormir una hora más con la pérdida de peso de hasta siete kilos al año. ¿Cómo es posible? Según el informe, quienes no descansan lo suficiente padecen mayor ansiedad e ingieren 70 calorías adicionales al día. Y hay más.

Otro estudio, de Harvard, que analizó a más de 100.000 mujeres sanas durante un periodo de 10 años, indica que este aumento de peso no se debe exclusivamente a las visitas nocturnas a la cocina para saquear la nevera: la falta de sueño está asociada con la diabetes tipo 2. Según su autora, Yanping Li, investigadora científica en el Harvard T.H. Chan School of Public Health, esto se debe a que “la desregulación del ritmo circadiano [el ciclo diario de vigilia-sueño que opera como un reloj interno de 24 horas] hace que el cuerpo produzca un exceso de grelina, la hormona que aumenta el apetito, lo que podría ocasionar aumento de peso y una mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad”.

Lo corrobora Christian Benedict de la Universidad de Upsala (Suecia), autor de una serie de estudios acerca del efecto del sueño deficiente sobre el metabolismo energético, que fueron presentados este año en el European Congress of Endocrinology en Lisboa (Portugal). Según sus hallazgos, la falta de sueño desvía el equilibrio hormonal que favorece la saciedad.

Pero eso no es todo. Los resultados de una investigación de la Universidad de Berkeley, en California (EE UU), que examinó las áreas del cerebro implicadas en la elección de alimentos, también se muestran a favor de quienes optan por quedarse durmiendo. El uso de aparatos de resonancia magnética mostró que la privación de sueño inhibe las áreas cerebrales implicadas en la toma de decisiones complejas, mientras que otras estructuras cerebrales más primarias, como el sistema cerebral de recompensa que ayuda a regular el apetito, se amplifican.

Es decir, cuando dormimos menos pensamos peor y buscamos recompensas en la comida. De hecho, el aumento de estas señales químicas puede incrementar la parte más hedónica de la alimentación, esto es, el placer y la satisfacción que sentimos cuando comemos, especialmente en el caso de aquellos alimentos que, como los aperitivos y los dulces, tienen un alto contenido en sal, azúcares y grasas.

Por esa razón, según el autor del estudio publicado en Nature Communications, Mathew Walker, profesor de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Berkeley, “esta alteración en la función cerebral con respecto a la toma de decisiones podría explicar que quienes duermen poco tiendan al sobrepeso o la obesidad”.

Entonces, ¿perder sueño = ganar kilos?

No necesariamente. Según el doctor Benedict, "dormir bien representa un pilar importante de la salud metabólica, incluyendo el mantenimiento de peso. No obstante, se debe tener presente que nuestra salud depende de la interacción de diversos factores modificables como el ejercicio, la dieta, el llevar a cabo exámenes de salud periódicos... y factores no modificables, como por ejemplo, los genes: no solo del sueño". Por ello, dormir alrededor de siete horas, como recomiendan expertos, “no beneficiará a la salud si el estilo de vida es por lo demás un desorden".

Así que ya sabe. Si es de los que sacan un hora al día para salir a correr, ¡estupendo! El ejercicio moderado favorece la conciliación del sueño, lo que acarrea múltiples beneficios en la salud física y mental, ayudando al correcto funcionamiento del cerebro, reduciendo el riesgo de sufrir enfermedades crónicas y reforzando el sistema inmunitario. Además, "la actividad física propicia un estado emocional adecuado que disminuye el estrés y la depresión y mejora la autoestima”, como contó a BUENAVIDA Tomás García Calvo, profesor de Psicología del deporte de la Universidad de Extremadura.

Aunque si por el contrario, esto supone sacrificar horas importanes de sueño, busque un equilibrio y disfrute de quedarse en la cama. El español medio dedica a esta actividad unas escasas 7 horas, que se quedan cortas respecto a las 8 que recomiendan los expertos.

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