“La Unión Europea ha dicho claro que no habrá indulgencia con los abusos sexuales”
Monique Pariat, que dirige la oficina de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), presenta en Madrid sus planes para reforzar el sistema de respuesta conjunta a desastres en la UE. Nos habló de emergencias, refugiados, tráfico de personas y del escándalo de Oxfam
La Unión Europea destina un 1% de su presupuesto a ayuda humanitaria, dos euros por ciudadano. Esto la convierte, con las aportaciones de los países miembros, en uno de los mayores donantes del mundo. Monique Pariat es la directora de la oficina de Ayuda Humanitaria y Protección Civil de la Comisión Europea (ECHO), que gestiona esos fondos, proporciona asistencia en las crisis —ya sea por desastres naturales o conflictos— y protege a los civiles dentro y fuera de las fronteras de la UE. “Trabajamos con un enfoque basado en prioridades”, subraya la diplomática belga durante una visita a Madrid, donde ha presentado sus planes para reforzar el sistema de respuesta conjunta a emergencias dentro de la Unión, por el que cualquier país puede pedir ayuda en caso de no contar con los recursos suficientes para responder a catástrofes como incendios, terremotos o inundaciones.
La labor que desempeña el equipo de Pariat está en el punto de mira porque de ellos depende, entre otros actores, la respuesta a la llegada de refugiados a Europa. Una actuación muy criticada por ONG y defensores de derechos humanos por su enfoque en el control de fronteras. Esta es una de las cuestiones sobre las que conversa la directora de ECHO en una entrevista en la oficina de la Comisión Europea en España que comienza cuando la diplomática cuelga el teléfono.
Pregunta. ¿Dónde y en qué se focaliza el trabajo humanitario en la Unión Europea en estos momentos?
Respuesta. Definimos prioridades basándonos en las que son más urgentes, el nivel de fragilidad de los países y, obviamente, el interés de Europa también. Claramente, la situación en Oriente Medio y en África es extremadamente preocupante. Hay enormes necesidades en estas regiones debido a conflictos, inestabilidad y fragilidad de algunos países. Esto tiene un grave impacto en los países vecinos porque hay movimientos masivos de refugiados hacia ellos. Las necesidades son más grandes que los recursos, y si quisiéramos ser capaces de abordar una respuesta a todas ellas, necesitaríamos diez veces más de lo que tenemos. Nuestra labor se basa además en los principios del trabajo humanitario que son neutralidad, independencia, imparcialidad y humanidad, y ayudamos a cualquiera independientemente de su religión, color, género… si son víctimas de conflictos. Y también somos donante, la mayor parte de nuestra acción es ayudar con fondos a nuestros socios. Tenemos 200 que trabajan con nosotros, entre ellos el Programa Mundial de Alimentos, Unicef, el Comité Internacional de la Cruz Roja y un gran número de ONG grandes y pequeñas.
P. ¿Por qué unir la coordinación de la acción humanaría, normalmente en el exterior, con la de protección civil dentro de Europa?
España tiene que aprobar su Plan Director de Cooperación, porque mientras no lo haga, no está en posición de proporcionar ayuda humanitaria
R. Cuando sucede un desastre, cualquiera sea su origen, se requiere de una respuesta inmediata. Por eso el Mecanismo de Protección Civil es muy importante. Está diseñado para operar en Europa, para proporcionar apoyo dentro de la Unión, pero también se puede activar para el resto del mundo a través de organizaciones internacionales o los propios Gobiernos que necesiten apoyo rápido, por ejemplo, para rescates. Vemos interconexión entre ambos aspectos en tanto que requieren de las mismas herramientas que tenemos disponibles.
P. El plan es reforzar este mecanismo y es lo que ha venido a tratar con el Gobierno de España. ¿Tenemos deberes pendientes?
R. España tiene que aprobar su Plan Director de Cooperación, porque mientras no lo haga, no está en posición de proporcionar ayuda humanitaria. Pero efectivamente, lo que me ha traído aquí es el refuerzo del Mecanismo de Protección Civil. Hemos visto durante el verano que hay deficiencias en la respuesta a desastres como incendios y queremos que haya un sistema más sólido para este tipo de eventos. Primero, mejorando la prevención ante los riesgos que enfrenta cada país como inundaciones, incendios o terremotos. Y tener un sistema de respuesta europeo que sería activado donde las capacidades nacionales no fueran suficientes.
P. Usted ha declarado que hay que poner especial atención a la protección de las mujeres para evitar abusos, especialmente agresiones sexuales, durante las crisis. ¿Cómo se consigue este objetivo?
R. Vemos que en todas las situaciones de conflicto o emergencia, uno de los primeros problemas que se producen son los abusos sexuales. En todas las religiones, comunidades, sociedades y lugares. Por eso, diseñamos nuestros programas con un enfoque de género. Un ejemplo: si proporcionas refugio, no lo puedes hacer sin tener en cuenta si las mujeres irán a las letrinas o a la ducha mezcladas con los hombres, lo que favorece el abuso sexual. Así que hay que instalar retretes diferenciados para hombres y mujeres, en distintos sitios, y que haya luz. Para minimizar el riesgo. También pedimos a nuestros socios que tengan una fuerte política contra los abusos sexuales e integren la dimensión de género en sus proyectos.
La crisis de refugiados es un problema más complejo que solo decir que hay que acogerles
P. Oxfam está precisamente inmerso en un escándalo porque su personal contrató prostitutas en Haití en 2011, en el marco de su respuesta al terremoto de 2010. Y otras organizaciones están exponiendo otros casos. ¿Qué opina?
R. Es inaceptable. Lo es en cualquier ámbito, pero es incluso más inaceptable en una organización humanitaria que se supone que protege a las personas. Esto es algo que no podemos tolerar. La Unión Europea ha dicho claramente que no habrá indulgencia respecto a este tema. Oxfam es una organización importante que también proporciona mucha ayuda en bastantes países. Así que estamos recopilando información, evaluando cuáles fueron los fallos y las responsabilidades, y tomaremos las medidas oportunas. Esto puede llevarnos posiblemente, ya veremos cómo de involucrados estábamos financieramente, a indemnizaciones económicas a las personas afectadas. Lo que puede derivar en una suspensión de fondos y, en caso extremo, a romper los acuerdos que tenemos con la organización. También revisaremos las medidas que nuestros socios pusieron en marcha para abordar este tipo de situaciones. Si lo consideramos necesario, les pediremos que refuercen sus mecanismos para prevenir casos de abuso sexual perpetrados por trabajadores humanitarios. Nos tenemos que asegurar de que esto no pase nunca más.
P. ¿Cómo?
R. Creo que todas las organizaciones son conscientes de que es un daño potencial para ellas porque dependen mucho de las contribuciones públicas y privadas. Si se rompe la confianza, es el final. Considero que la mayoría tienen salvaguardas sólidas para protegerse, pero necesitan tener un sistema –y nosotros también como donante– con códigos de conducta fuertes, buenos canales de información y de denuncia de irregularidades.
La Unión europea ha dicho claramente que no habrá indulgencia respecto a los casos de abusos sexuales en ONG
P. ¿Hasta ahora estos requisitos no se tenían en cuenta para financiar ONG?
R. Por supuesto que sí. Comprobamos la estabilidad financiera y el código de conducta de cada organización, entre otras cuestiones, antes de firmar un contrato. Pero hay fallos, que es lo que ha ocurrido en el caso de Oxfam. Y nos tenemos que asegurar de que se toman medidas para prevenir y detectar estas conductas.
P. ¿Qué opina de que países de la UE vendan armas a países en conflicto donde después se destina ayuda humanitaria para atender a las víctimas de esas armas?
R. Hay que encontrar soluciones políticas a los conflictos. Todos sabemos que la ayuda humanitaria no es la respuesta, no es la solución para situaciones como la de Yemen, Siria y otros países. Dicho esto, mientras no haya solución política, se necesita asistencia humanitaria. No hay otra opción que prestar ayuda.
P. Pero se invierte mucho en ayudar, por ejemplo, a la población en Yemen, cuando Reino Unido o España venden armas a Arabia Saudí, que precisamente ataca a esa gente.
R. ¿Cuál sería la solución? ¿No ayudar a la gente que sufre? Nuestra tarea es hacerlo, independientemente de la razón.
P. Una de las principales crisis en la actualidad es la de refugiados en Europa. ¿Cree que el énfasis en la política de control de fronteras en Europa contamina el trabajo humanitario basado en necesidades de las personas?
R. Desde 2015, cuando comenzó este inmenso movimiento de personas hacia Europa, la Unión ha tratado de abordarlo en todas sus dimensiones. Lo primero, intentando apoyar a los países de origen, donde entra en juego la ayuda humanitaria. Lo que queremos hacer es apoyar tanto como sea posible a los sirios, a los que están dentro del país, y a los gobiernos libio, libanés, jordano y turco para acoger a los refugiados. Porque somos de la opinión de que siempre y cuando los refugiados puedan ser acogidos cerca de los países a los que pertenecen, habrá más oportunidades para que regresen. Por eso ponemos tanto esfuerzo en apoyar a Siria y a los países que acogen refugiados de aquel país. Creo que hemos destinado a esto 10.000 millones de euros desde el inicio de la crisis. Otra de las cuestiones es que el flujo de refugiados que llegaba a Grecia evidenciaron las deficiencias de las políticas que teníamos, particularmente de la convención de Dublín sobre el asilo. Y la UE lo ha tratado de solucionar; ahora tenemos una política más sólida sobre cómo registrar a las personas y cómo controlar las fronteras, porque estaba claro que la política de control de fronteras no era lo suficientemente fuerte. Esto es lo que la UE está haciendo.
Siempre y cuando los refugiados puedan ser acogidos cerca de los países a los que pertenecen, habrá más oportunidades para que regresen
Al mismo tiempo, tratamos de cubrir las necesidades de la gente que estaban allí en Grecia. Pero en aquel momento no había un mecanismo europeo para proporcionar ayuda humanitaria a personas dentro Europa. Esta es una competencia nacional. E inmediatamente adoptamos una regulación, en la primavera de 2016, que nos permite –y esto es lo que hace mi oficina– ayudar a los refugiados en Grecia como lo hacemos en cualquier parte del mundo, con ayuda económica en metálico o con alquileres de vivienda, para que puedan tener mejores condiciones de vida. Les proporcionamos apoyo para que tengan asistencia sanitaria y que los niños continúen su educación. Hasta la fecha hemos gastado 450 millones de euros en este proyecto en Grecia, que en su total ascenderá a 700 millones. Tratamos de tener un enfoque integral que pasa por abordar los flujos migratorios ilegales, el tráfico de personas, la necesidad de procesar las peticiones de asilo de aquellos que precisan de protección rápidamente. Y también, mientras que están aquí y tienen necesidades, tratamos de ayudarles.
P. Seguramente ha visto muchos reportajes sobre las condiciones en las que viven muchos refugiados en Grecia e Italia, y también hay gente que se queda por el camino y muere en el Mediterráneo. ¿Qué falla en la actuación de la UE?
Ahora tenemos una política más sólida sobre cómo registrar a las personas y cómo controlar las fronteras
R. El problema es el tráfico de personas y tenemos que afrontarlo porque esa gente está pagando fortunas a traficantes que les meten en botes muy inestables en el Mediterráneo. Esto lo queremos parar. Una de las vías para conseguirlo es ayudar a los países, en particular a Libia, para que enfrenten el problema del tráfico de personas. Hemos visto que los flujos migratorios han descendido, pero esto es solo una parte del sistema; estamos convencidos de que hay que atajar las razones por las que las personas huyen. Aquí es donde la política de desarrollo es importante. Apoyamos a Estados frágiles a construir sistemas más robustos para cubrir las necesidades de su propia población. Es un asunto complicado que requiere una respuesta multifacética, desde la ayuda humanitaria, políticas de desarrollo para más largo plazo y que la gente pueda permanecer en los países en los que han nacido –creo que nadie quiere emigrar si pueden vivir en casa dignamente– hasta frenar la migración ilegal y el tráfico de personas, que es inaceptable.
P. Italia tiene un acuerdo con Libia para que frene el flujo migratorio hacia Europa. Una vez conocido lo que les sucede a muchos refugiados en Libia, como torturas y otras violaciones de sus derechos humanos, ¿no sería más efectivo acoger a estas personas aquí en Europa?
R. (Silencio) Depende de la capacidad que tengamos de acoger a todo el mundo. No creo que Europa pueda… ¿Cree usted que Europa puede acoger a millones de personas? Tenemos que ser también realistas sobre la capacidad que tenemos y de la reacción de la opinión pública. Creo que no podemos acoger… No tenemos que olvidar que la mayoría de refugiados están en África, no en Europa; y quizá pudiéramos acoger más, pero esto tendría que ser aceptado por la opinión pública. Y también vemos su reacción. No creo que haya nadie que quiera abandonar su país si puede vivir en él. No hay una respuesta simple a esto, se trata de atajar las causas de los movimientos de refugiados. No es un problema de corto plazo. Este es un problema más complejo que simplemente decir que hay que acogerles.
P. En cuanto a los acuerdos con Libia o Turquía, Mussie Zerai, sacerdote eritreo que fue candidato al Nobel de la Paz en 2015 y hoy está acusado de tráfico de personas en Sicilia, asegura que Europa está pagando a otros Estados para que violen los derechos humanos. ¿Qué opina de este tipo de afirmaciones?
R. Creo que es un comentario injusto. Turquía acoge a tres millones de refugiados de Siria, más que muchos países en la Unión Europea. Considero que uno de los problemas es que hay mucho tráfico de personas; y con el acuerdo que tenemos con ellos ahora, hemos frenado este tráfico ilegal. En segundo lugar, damos mucha ayuda a los refugiados allí; y el dinero no va al Gobierno turco, sino a nuestros socios que asisten directamente a los sirios. Les pagamos más de 1,5 millones de ayuda humanitaria para los refugiados sirios alojados en Turquía, con un sistema de transferencias de efectivo mensuales para más de un millón de personas. Creo que estamos haciendo nuestro trabajo para ayudar a las personas necesitadas, y esas personas están allí. Estamos haciendo nuestra labor conforme a los principios humanitario.
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Crueldad, resiliencia, generosidad
Sobre ser mujer y líder en la Unión Europea:
Con lo que se queda de sus vistas a terreno:
Además de la crisis de refugiados, el escándalo de Oxfam y demás temas duros tratados en la entrevista, reservamos un tiempo para conocer la opiniones de Pariat sobre otras cuestiones más personales.
Es agradable. Necesitamos más mujeres porque somos la mitad de la humanidad. La Comisión Europea, que ha mejorado mucho en este sentido, se ha comprometido a que haya un 40% de managers femeninas y están dando pasos. Creo que cuantas más mujeres haya en altas posiciones, mejor se abordará el problema de los abusos sexuales. Porque ha habido mucha tolerancia; esto ha pasado durante siglos y necesitamos más voces femeninas diciendo que no es aceptable.
He estado en Sudán del Sur, Pakistán, Gaza y El Salvador. Me llaman la atención tres cosas. Una es ver a gente sufriendo y darme cuenta de lo cruel que el hombre puede ser. En segundo lugar, la resiliencia de las personas; es increíble. Cuando visito un campo de refugiados, y saben que va alguien importante, la gente trata de estar bien vestida aunque no tiene nada; y los niños juegan con lo que sea e, incluso en la peor de las situaciones, sonríen y dan las gracias como una señal de que la vida sigue. El tercer aspecto es el compromiso de los trabajadores humanitarios, que tienen mi admiración. Les ayudamos con fondos, pero también defendiendo su labor. Por eso no quiero que se destruya su reputación. Los fallos son inaceptables, pero he visto su trabajo y seguro que estarían más cómodos en Madrid tomando un café o en su casa que en un hospital en Sudán del Sur o en Gaza. Estos tres aspectos demuestran la naturaleza humana: cómo de crueles, resilientes y generosas pueden ser las personas.
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