Una captura bajo investigación
Martín Sarasola, el segundo etarra detenido el pasado domingo en Mondragón por una patrulla de los GAR (Grupos Antiterroristas Rurales) de la Guardia Civil, también resultó lesionado. Así se desprende de un informe al que ha tenido acceso EL PAÍS, elaborado por Juan Miguel Monge, forense del Juzgado Central 6 de la Audiencia Nacional, que el lunes examinó a Sarasola en las dependencias de la Guardia Civil, en Madrid.
El Gobierno vasco dejó ayer patente que espera aclaraciones mucho más precisas que las primeras explicaciones ofrecidas anteayer por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, sobre el modo en que se produjeron las lesiones que presentaba el supuesto miembro de ETA Igor Portu a su ingreso ese día el Hospital Donostia.
Prácticamente sólo con el croquis incautado a uno de los dos supuestos etarras detenidos en Mondragón (Guipúzcoa) era posible encontrar el zulo construido por ETA en Sabiñánigo (Huesca). Allí, en un pinar de difícil acceso, esperaban más de 125 kilos de material para hacer bombas.
En una institución jerarquizada como el Ministerio Público, hasta el más humilde de los fiscales refleja la opinión de su máximo superior. Pero cuando es el propio jefe quien interviene, queda fuera de toda duda su implicación personal.
La destrucción del litoral
| Costa norte
NATALIA JUNQUERA | Madrid
El Gobierno cántabro se ve incapaz de ejecutar las sentencias de demolición
El Congreso se topó ayer de bruces con la Iglesia. Pero sobre todo con dos formas de ver la sociedad y la relación entre el poder político y el religioso: la del PSOE y la del PP. Parecía que la decisión de que María Teresa Fernández de la Vega, la vicepresidenta primera, explique en el Congreso la crisis con el Vaticano -lo hará el jueves- amainaría las aguas, pero no fue así.
Imagine una sala con 100 personas. Ahora imagine que sus voces se apagan, desaparecen y usted se ve en el mismo cuarto, de repente, solo. Algo así ha pasado estas Navidades, pero en la carretera.
Los helicópteros de la Dirección General de Tráfico (DGT) encargados de la vigilancia de la circulación son como los notarios de las carreteras, que registran en sus cámaras situaciones casi inimaginables.
JORGE MARIRRODRIGA | Buenos Aires
La argentina secuestrada en Somalia narra algunos pasajes de su cautivero