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La Real Fábrica de Artillería de Sevilla cambia cañones por arte

El conjunto del siglo XVIII se convertirá en el Centro Magallanes en 2021 gracias a un programa europeo que destinará 18,5 millones a la rehabilitación de parte de sus naves

Margot Molina
Patio de las naves de Carlos III de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, futura entrada al Centro Magallanes.
Patio de las naves de Carlos III de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, futura entrada al Centro Magallanes.Laura león

Doce años después de que Defensa cediera al Ayuntamiento de Sevilla la Real Fábrica de Artillería, un complejo industrial del siglo XVIII que suma 22.000 metros cuadrados en pleno centro de la capital andaluza, el conjunto tiene por fin un plan con respaldo económico que permitirá rehabilitar sus edificios y crear un espacio de emprendimiento de industrias culturales y creativas. La UE aprobó el día 10 un proyecto presentado por España y Portugal y dotado con 27 millones —de los que 18,5 millones se destinarán a Sevilla— que permitirá que el lugar del que salían cañones y proyectiles temidos en ultramar se convierta en vivero de artistas.

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“Pretendemos que Artillería sea un gran contenedor cultural de producción artística a nivel nacional e, incluso, internacional; que canalice la creatividad que hay en Sevilla en las artes plásticas y escénicas, incluyendo el circo y el cine”, afirma Antonio Muñoz, concejal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo.

“Queremos que el nuevo Centro Magallanes, que hemos bautizado así por el espíritu emprendedor del navegante portugués que zarpó de Sevilla en 1519, sea algo parecido a El Cenquatre de París [un espacio de creación que ocupa el antiguo servicio de pompas fúnebres], el Azkuna Zentroa [la antigua alhóndiga de Bilbao] o Tabacalera en Madrid. Nuestra idea es que exista una sinergia entre todo lo que albergue Artillería, que no sean compartimentos estancos. Habrá espacios de coworking, talleres para creadores emergentes, salas de exhibición y un vivero de apoyo a la innovación y al emprendimiento de las industrias culturales”, comentaba el viernes Isabel Ojeda, directora de Cultura del Ayuntamiento, en el patio de las naves de Carlos III, ante de traspasar la puerta de la nave de Barrenado, que da acceso a los casi 8.000 metros cuadrados con que contará el proyecto.

Gran contenedor cultural

Los usos de esos casi 8.000 metros cuadrados en el barrio de San Bernardo, un arrabal extramuros que creció a partir de la Fábrica de Artillería, no están definidos y sus responsables barajan muchas posibilidades. “Los tiempos están muy ajustados, pero acabamos de firmar y hay que ir por partes. El primer paso es hacer una licitación pública para elegir al estudio de arquitectura que redactará el proyecto de rehabilitación, con el condicionamiento añadido de que Artillería está declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2001”, explica Javier Huesa, de la Gerencia de Urbanismo

Aunque el proyecto aprobado por la Unión Europea, dentro del programa Crecimiento integrador a través de una cooperación transfronteriza a favor de la competitividad empresarial, tiene 11 socios de Andalucía, Algarve y Alentejo, aunque Sevilla es la mayor beneficiaria. Además del Ayuntamiento —a través de la Gerencia de Urbanismo y el Instituto de la Cultura y las Artes (ICAS)— colaboran dos consejerías de la Junta de Andalucía (Economía, a través de Andalucía Emprende, y Cultura, con la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales).

El reto tiene una fecha límite, 2021, marcada por la UE y que coincide con el quinto centenario de la muerte de Magallanes y de su circunnavegación que Elcano completó en 1522. Para entonces el proyecto debe ser una realidad, según las bases del Programa de Cooperación Interreg, que apoya planes transfronterizos y que ha aprobado la propuesta de Andalucía y las regiones portuguesas del Algarve y el Alentejo, donde también se crearán centros con objetivos similares, pero a menor escala y en infraestructuras preexistentes.

De los 27 millones con los que cuenta en total el proyecto, 20 llegarán de fondos europeos y el resto serán recursos propios de las instituciones implicadas. Sevilla sale ganando en el reparto, ya que recibirá unos 18,5 millones para la rehabilitación y la transformación de parte de la Real Fábrica de Artillería en el Centro Magallanes.

“Además de laboratorios de industrias culturales, talleres de formación y salas de exposiciones nos gustaría crear una escuela de cine, que podría ser privada… Tenemos los ingredientes de la receta, pero aún no sabemos qué nos va a salir”, dice Ojeda. “Estamos trabajando en un modelo de gestión que sea extrapolable a las tres regiones y al que se incorporará el sector privado. De lo contrario, no sería viable su mantenimiento”, añade.

Taller de montaje, de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla.
Taller de montaje, de la Real Fábrica de Artillería de Sevilla.Laura León

El complejo fabril, levantado en su mayoría en el siglo XVIII por los arquitectos Próspero Verboom y Jean Maritz sobre la fundición de los Morel del XVI, se mantuvo en uso hasta 1991, aunque desde entonces ha necesitado diversas intervenciones de urgencia, especialmente en las cubiertas y para recuperar los espacios originales, alterados la pasada centuria. “La fábrica, que comenzó trabajando con una máquina de sangre, una noria tirada por mulas para barrenar los cañones, se fue adaptando a los progresos hasta incluir máquinas de vapor y sus edificios se adaptaron también. Nuestro trabajo, hasta ahora, ha sido consolidar y conservar los espacios tal y como fueron concebidos”, precisa la arquitecta de Urbanismo Cristina Sánchez Mendoza.

“Aquí no partimos desde cero. Todo suma y es un sedimento, como el plan director [encabezado por el especialista en arquitectura industrial Julián Sobrino] que encargó el Ayuntamiento para usos culturales y que se presentó en 2011”, apunta el arquitecto Javier Huesa, jefe del Servicio de Sostenibilidad e Innovación de la Gerencia de Urbanismo.

Desde 2015, el Ayuntamiento sevillano ha invertido 2,8 millones en consolidar la real fábrica, especialmente en las cubiertas que, con sus linternas y los montículos de las bóvedas, constituyen uno de sus grandes atractivos. El proyecto, que incluye un recorrido visitable por el conjunto, define a esta gran azotea con una superficie accesible de 5.380 metros cuadrados como la quinta fachada.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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