Sevilla tiene un tesoro por descubrir
La Fábrica de Artillería, todo un catálogo de arquitectura industrial del siglo XVIII con 22.000 metros cuadrados, afronta su conversión para usos culturales
Sevilla tiene un tesoro y todavía no sabe qué hacer con él. Tiene 55.000 metros cuadrados y está en pleno centro de la ciudad. La pieza más codiciada del cofre es la Real Fábrica de Artillería, un edificio industrial del siglo XVIII con 22.000 metros cuadrados que el Ministerio de Defensa cedió al Ayuntamiento en 2008 y que, con más voluntad que dinero, la Administración local quiere abrirlo al público a finales de 2012. De momento, cuando Defensa termine su mudanza a los chalés de enfrente -en la calle Eduardo Dato-, el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS) se mudará a la parte de la fábrica que el ministerio ha mantenido en uso, un 10% de su superficie, e instalará oficinas para unas 40 personas. "La crujía paralela a la calle Eduardo Dato está en unas condiciones de uso aceptables, así que calculamos que a finales de septiembre nos instalaremos allí toda la delegación de Cultura. Es muy importante que el edificio no se quede ni un solo día desocupado, queremos evitar el expolio", adelanta Maribel Montaño, delegada de Presidencia y Cultura del Ayuntamiento de Sevilla.
El Ayuntamiento, propietario del monumento, planea abrirlo en 2012
Un edificio cerrado es como un escritor que guarda celosamente sus textos: un misterio. Y eso es precisamente ese gran solar que está en el barrio de San Bernardo y en el que, desde mediados del siglo XVI hasta 1991, se han construido cañones tan poderosos como El Destruidor, El Tigre o El Inbensible, que así se llamaban algunos de los artefactos que se fundieron en la fábrica en el siglo XVIII, según reza en el Libro de las bocas de fuego en el que están listados todos los cañones con sus nombres y los de sus fundidores.
Pero los usos de este versátil y bello espacio, del que salieron no solo los cañones con los que la flota española se defendía por los mares del Caribe, sino también piezas clave en la historia de España, como los leones que flanquean la entrada de las Cortes o la veleta que corona la Giralda, están aún por determinar. El Ayuntamiento ha designado a un equipo de seis expertos, que está trabajando desde junio en la redacción de un plan director para todo el solar. Julián Sobrino, doctor en Historia del Arte, especialista en arquitectura industrial y uno de los profesionales con más conocimiento sobre este monumento, lidera este equipo que deberá presentar sus conclusiones en abril de 2011. "Todo apunta a que será un espacio ideal para actividades culturales, podría convertirse a algo parecido al Matadero de Madrid. Podría albergar un auditorio, salas de congresos, de exposiciones... Creemos que se convertirá en el mejor espacio cultural de la ciudad con una inversión muy ajustada, entre 20 y 30 millones de euros. Además, hay espacio para restaurantes, tiendas y bares que le darán vida al conjunto", explica Montaño.
"La Fábrica de Artillería es una extraordinaria lección de arquitectura en el sentido espacial, constructivo y de los materiales. Su estado de conservación general es bueno, pero es necesaria la consolidación de las cubiertas y de cornisas", comenta Sobrino, quien destaca espacios como la nave llamada La catedral, por su monumentalidad, o la sala que albergaba la "máquina de sangre", un tiro de seis mulas con el que se horadaban los cañones para abrirles el alma.
Además de la Fábrica de Artillería, diseñada principalmente por los arquitectos Próspero Verboom (1725-1730) y Jean Maritz (1773) sobre el mismo solar en el que se alzó la fundición de los Morel desde 1565, el conjunto alberga otros edificios como la carbonera del siglo XVIII -también protegida-; patios, almacenes y construcciones de principios del siglo XX. Pero junto al Ayuntamiento y a Defensa -que conservará algunos edificios ya sin valor histórico-, la Junta posee una parte del conjunto. Son 27.500 metros cuadrados que el Estado le cedió como parte del pago de la llamada deuda histórica y que tampoco tienen valor patrimonial. El futuro de este inmenso y desconocido espacio industrial histórico depende aún de muchas variables, tantas como la trayectoria de las balas de los cañones que salieron de su fundición.
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