
El yo-yo de Dembélé y la prisa de Vinicius
Los grandes jugadores resultan adictivos: uno quiere, sencillamente, que reciban la pelota

Jorge Valdano es columnista de EL PAÍS y comentarista de Mediapro para Movistar. Exjugador de fútbol, campeón del mundo con Argentina en 1986, también fue entrenador. Ocupó la dirección deportiva y la dirección general del Real Madrid en dos etapas en el club blanco, donde fue además futbolista y técnico. Ha escrito varios libros.

Los grandes jugadores resultan adictivos: uno quiere, sencillamente, que reciban la pelota

No imitar a nadie y elegir las ideas en función de la propia sensibilidad ayuda a transmitir no solo lo que se piensa, sino lo que se siente

Cuando las condiciones no acompañan, las grandes esperanzas, como Isco y Asensio, son las primeras víctimas

El cuadro inglés exhibe un juego noble con un ritmo rockero que refleja la personalidad optimista y expresiva de su entrenador

Durante un año y medio no sabíamos si estaba a la altura, fue un tiempo perdido por quienes tomaban decisiones, pero no por él

El barcelonista siempre está a punto de despegar; el madridista desequilibra como un delantero. Ambos son buenísimos y antagónicos

El croata hace siempre lo que puede, lo que debe y lo que conviene para que todo mejore

Los jugadores tienen un compromiso con la dignidad, y los hinchas, la obligación de defender con orgullo y en paz la pasión que les une

Cuando se pasa de ser el centro de un gran proyecto a no encontrar lugar en el banquillo es inevitable pensar que algo grave ha ocurrido

Conozco más casos de fracaso por inadaptación social que futbolística, y me resulta curioso que a un jugador con problemas de comportamiento se lo castigue impidiéndole jugar

El defensa entra al vestuario como si el Real Madrid le perteneciera y al campo como si hubiera inventado el fútbol

Siempre encontramos el nombre de un jugador para hacerse cargo de la suerte. La mala suerte, en cambio, tiene nombre de entrenador: Lopetegui, sin ir más lejos

El nuevo técnico del Madrid se entiende con la filosofía, pero también con el amateurismo del fútbol base

El presidente piensa en cambiar al entrenador, el entrenador en cambiar a cinco jugadores y el aficionado en romper el carné

Al artista hay que valorarlo por su obra, no por su vida

El equipo corre, lucha, insiste… pero del Madrid uno espera inspiración y no virtudes de equipos pobres

Esta cruda semana demostró que para dominar hacen falta cuatro mediocampistas y para marcar goles no alcanza con dos delanteros sin voracidad

Puede perder cinco balones, hacer tres faltas y errar dos goles, pero esos disgustos le cicatrizan de inmediato: el siete blanco era de esa misma raza

Para que el jugador del Madrid sea crack, está faltando una cosa: que se sienta crack

La ausencia del delantero portugués es de tal tamaño que no hacemos más que verlo en los sitios en los que no está



Tenía el carácter de un ganador y la inteligencia para convertir en deliciosa cualquier cosa, incluida una bronca. Competía siempre, incluso en cuestiones cotidianas.

En este Brasil de juego angustiado y febril, los centrales se convirtieron en los pilares que gobiernan su propia área y se sienten con autoridad para conquistar el área contraria

En octavos, la Colombia de Pékerman debe liberar la ansiedad para que fluya el juego que este equipo aún tiene dentro

Prefiero un loco atrevido que llena el fútbol de vida que la inteligencia aplicada al cálculo, el control y la especulación

Argentina aún no se encontró como equipo y Messi aún no se encontró con el fútbol, hay que llevarle el balón a domicilio

Los de Tabárez demuestran que se trata de una selección con una tradición que hunde sus raíces en el tiempo, y el fútbol de este país se lleva bien con la palabra historia



Sabemos que Inglaterra es la madre del fútbol, pero nosotros seguimos pensando que somos el padre aunque alguien crea que esta imagen pero resultar algo irreverente. Y así es