Palabras vecinas
Inmiscuirse o intercalarse, suplantar o suplir, calcinar o carbonizar... Algunos términos resbaladizos
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades
Inmiscuirse o intercalarse, suplantar o suplir, calcinar o carbonizar... Algunos términos resbaladizos
El signo de la conjunción inglesa nació en el siglo I a. de C., obra del primer taquígrafo de la historia
La retórica que consiste en ofrecer muchas palabras pero poca información
La primera definición del ‘Diccionario’ parece invitarnos a deducir la propia contradicción del término
Aunque lo anuncia el envase, en nuestra casa no se ha hecho. Entonces, ¿en la de quién?
No importa cómo se afrontó la corrupción, sino el tiempo que se tardó en hacerlo
Los idiomas se prestigian sobre todo con su buen uso; a lo que suele convenir además la transmisión limpia de palabras transparentes
Como tantas cosas que circulan por la telefonía o por Internet, la foto con la catedral de Burgos en primer plano tiene truco. Mejor dicho, dos
Importaba pronunciar esa oración; y se atendió tanto a tales términos que quizá se desvaneció la atención hacia los que venían después
Los anunciantes del automóvil se curaron en salud y lo ponían fácil: “Descubre el efecto de ir a buscar algo y encontrar algo mejor”
Esa pulsión de presentar lo obligado como si fuera optativo latía ya en el cambiazo que nos dieron con la palabra “austeridad”
La palabra “etiqueta” ya figuraba en el primer diccionario académico, y luego se llamó “etiquetero” al que gastaba cumplimientos excesivos
Cabría preguntarse si esa palabra no forma parte de lo que denuncia, si no estará desplazando a vocablos más indignantes
La técnica de ofrecer menos datos de los disponibles, para inducir a engaño, alcanza a los actos más cotidianos del periodismo
Pocos casos habrá en los que el anglicismo ‘hacker’ no se pueda sustituir por “pirata” o “ciberpirata”
Nada impide que una palabra se refiera al conjunto y a las partes, del mismo modo que México o Alemania son Estados formados por Estados
El sonido de las palabras las envuelve con la suavidad de las sedas o la aspereza de las estrazas. Véase si no la diferencia entre sobaco y axila
Este verbo que parece nuevo circulaba por los diccionarios de la lengua española de los siglos XVI y XVII, pero luego cayó en desuso
Se intercalan cortes de publicidad, imágenes repetidas... Y no llega lo que se había anunciado
Conviene que el periodista escriba para más gente de la que está al tanto de la cuestión
La publicidad ha huido de términos como “de segunda mano” y “coches usados”, que implican una visión negativa del producto
Ese verbo puede entenderse con significados distintos en función del tiempo en el que se conjugue
La opción del lenguaje preciso y fiel a los hechos no debe desdeñarse nunca
Algunas palabras sirven para medir los cambios de temperatura en los conflictos internos de un partido
Los signos de entrada en las interrogaciones y las exclamaciones empiezan a desaparecer
Quienes defienden ese término por su precisión olvidan que usamos mecheros sin mecha y que los ascensores también descienden
La expresión parece ser un derivado burlesco de “piel”, y no guarda ninguna relación etimológica con las redondeces
El plural en el que Tardà se situó no evocaba al partido o a los electores que representa, sino a todos los catalanes
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, es citado por algunos comentaristas como “Riverita”
Es imposible cumplir la orden “abróchese el cinturón mientras esté sentado”
La expresión “a día de hoy“ ofrece una “implicatura”: eso que se deduce sin haber sido dicho
El tercer escalón del abuso contra esta familia léxica se subió con las primeras palabras del mensaje de Vueling
No es fácil hallar galápagos en Galapagar, y apenas quedan acebos en La Acebeda ni abejas productivas en Colmenar
El inglés quizás acentuó la confusión entre “honestidad” y “honradez”, pero el problema venía de lejos
El poco uso de la voz española “gayo” dificultó que se le añadiese la nueva connotación de su palabra hermana
El abuso del inglés en los anuncios enciende el debate entre publicistas y lingüistas
El término “banquillo” nos recuerda que los significados cambian aunque los significantes permanezcan
Ese fonema adquiere un gran poder de sugestión, porque suele rondar muchos términos que evocan lo pequeño
Admitimos cocodrilo pero no cocreta. Álvarez de Miranda explica por qué en su nuevo libro