‘Cocreta’ no está en el ‘Diccionario’
La aceptación de 'iros' ha reactivado algunos mitos y falsedades sobre la lengua
La decisión académica de dar por bueno el imperativo 'iros' ha mostrado una vez más que el interés de los hispanohablantes por las palabras desata pasiones. Desde este domingo se han reactivado en las redes y en Internet viejas querellas de los hispanohablantes, y también algunos bulos. Entre ellos, la imaginaria falta ortográfica de escribir con tilde el adverbio 'sólo' o la supuesta validez de 'cocretas'.
El acuerdo sobre 'iros' ha sorprendido, pero la Nueva Gramática de la Academia (2009) ya indicaba que esa variante “está sumamente extendida en la lengua coloquial de España”. Y también contaba con argumentos la criticada decisión de considerar 'iros' un caso aparte respecto de 'marchaos' o 'quedaos', en los que no se admite la intromisión de la erre. Porque solamente en el verbo ir ocurre que el imperativo de segunda persona del plural conserva la d al unirse al pronombre os. En los demás casos desaparece. Así, terminad da terminaos; y de pedid deriva pedíos… En un antaño lejano sí se cumplía la regla de suprimir la d, y se decía 'íos', pero por razones fonéticas esta forma desapareció hacia el siglo XVII.
Precisamente el hecho de que 'idos' se desviase del paradigma de los imperativos puede haber contribuido a que hoy muchas personas perciban esa opción como extraña o cursi, y a que por ello se use con mayor frecuencia la forma con r.
Una falsedad extendida que ha aflorado de nuevo ahora, invocada por unos y otros como precedente en esta polémica, se relaciona con la tilde del adverbio 'sólo'. La Academia desaconseja usarla desde la Ortografía de 2010, pero no considera eso una falta pese a lo que muchos creen.
También ha surgido en estos días la creencia de que 'iros' entrará en el Diccionario. Pero esta obra recoge solamente los infinitivos. Y en las conjugaciones que permite consultar su versión digital, el imperativo aparece sin el pronombre enclítico: id (y no 'idos' o 'iros'; como tampoco vete). Si acaso, este asunto se mencionará en la Gramática.
Cocodrilo, almóndiga
Un representativo comentario de entre los miles que se han podido leer estos días en las redes sociales y en los diarios digitales preguntaba: “¿En serio nadie se sorprendió cuando la RAE admitió 'cocreta' o almóndiga?”.
Pues no, porque 'cocreta' nunca se incluyó en el Diccionario. Aunque podía haber ocurrido. En esa forma popular y vulgar se aplica el mismo tipo de metátesis (o transposición de una letra) que ya se produjo en cocodrilo (etimológicamente crocodilo). Y eso se parece a lo que sucedió con murciélago (etimológicamente, 'murciégalo': ratón ciego; del latín mus, muris, ratón, y caecŭlus,ciego).
Pero lo de 'cocreta' da mucho juego. Un eminente académico suele pedir 'cocretas' en los restaurantes por pura broma, ante el desconcierto general.
Ahora bien, tanto 'murciégalo' como 'almóndiga' aparecen en el léxico de la Academia con sendas marcas que desaconsejan esos vocablos; se califican ambos términos como “en desuso” y se les añade la tacha de vulgaridad.
Y ahí está la clave del actual criterio académico. Una abogada puede espetarle a su hermano “no tienes ni puta idea de derecho fiscal”, pero en una vista oral preferirá decir al ministerio público: “Creo que la fiscalía no ha considerado en su exposición la última reforma aprobada sobre el IVA”. Las dos frases son lingüística y gramaticalmente correctas, sin embargo “ni puta idea” no se considera elegante. Igual que 'almóndigas'.
El problema de fondo, coinciden algunos lingüistas, se da cuando un hablante sólo puede usar el registro vulgar porque no ha recibido la formación necesaria para expresarse con un español más culto. Es decir, si alguien no es capaz de distinguir cuándo puede decir 'iros' y cuándo conviene recordar, por ejemplo, aquel pasaje del poema titulado Castilla, de Manuel Machado: “Idos. Que el cielo os colme de venturas. En nuestro mal, oh Cid, no ganáis nada”.
Quizás ese poema no se habría considerado uno de los mejores de la lengua castellana si hubiese incluido 'iros'.
Babelia
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