Declaración de doble sentido
Recorrido por los juegos de lenguaje con dos interpretaciones, hasta llegar a la resolución del Parlament
Los juegos de doble sentido suelen buscar un mensaje válido en los dos significados; o un efecto humorístico; o expresar una cosa para que se entienda otra y luego deshacer el error; o inducir a la duda sobre lo que realmente se ha querido decir.
Esto último sucede con el ejemplo que comenta Adelino Cattani (Expresarse con acierto 2010: 93): “Gracias por el libro que me ha enviado. Estoy seguro de que no perderé el tiempo leyéndolo”.
El doble sentido con dos posibilidades válidas se usa a menudo para titular reportajes. Por ejemplo, cuando en 1983 un preso recibió en Madrid la visita de su hermano gemelo. Durante el encuentro a solas, se cambiaron las ropas, el recluso escapó de la cárcel y el inocente se quedó en ella. Éste no tardaría en demostrar que se había producido un error, y también salió libre. El reportaje se tituló “Una evasión por la cara”.
(En España, “por la cara” significa “con atrevimiento y sin cumplir los requisitos”).
En el caso del humor, Les Luthiers juegan mucho con un segundo sentido oculto que se hace presente por sorpresa. Cuando Marcos Mundstock se jacta de ser el autor de la frase “Los niños de hoy, mañana serán hombres”, su compañero Martín O’Connor se carcajea de él y contesta riéndose: “¡Hay que tener coraje!”, de modo que todos entendemos que está mofándose de que su amigo se atribuya como original lo que es un tópico viejísimo. Pero luego añade Martín: “Los niños de hoy, mañana serán hombres. ¡De un día para el otro!... ¡Qué manera abrupta de crecer!”.
Salvador Gutiérrez Ordóñez recoge en De pragmática y semántica (2002: 57) el anuncio de una compañía de seguros que decía así: “Mujer al volante. Precaución”. Los prejuicios activan en el público la interpretación de que hay que tener cuidado si una mujer conduce. Pero se trata sólo de un reclamo retórico, porque luego se aclara que las mujeres son más prudentes al volante que los hombres. Por tanto, “mujer al volante” equivale aquí a “precaución”. El segundo significado también era posible, pero sin explicación adicional sólo habríamos recibido el primero.
A veces el doble sentido deriva en equívoco. Así ocurrió, según cuenta Juan Luis Conde en El segundo amo del lenguaje (2001: 55), en la antesala de una consulta donde se hallaban esperando un hombre de abultada joroba y otro paciente al que una esquirla se le había alojado en un ojo. El doctor dijo en voz alta desde su despacho: “A ver, que pase el del cuerpo extraño”. El jorobado se levantó sin dudarlo, y sólo dio la vuelta tras ser informado por la enfermera de que el paciente del cuerpo extraño era en realidad el otro.
El procès nos ha brindado un tipo más de doble interpretación. La última resolución aprobada por el Parlament “insta” al Gobierno catalán a “dictar todas las resoluciones necesarias para el desarrollo de la ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república”. Por tanto, una vez más, no se declara la independencia, sino que se anima al Govern a que lo haga. Sin embargo, en la exposición de motivos sí se explicitaba: “Constituimos la república catalana como Estado independiente y soberano”. Ay, pero esa frase no se votó, porque no se hallaba en “la parte dispositiva” .
Así pues, con los juegos de doble interpretación podemos creernos el hombre del cuerpo extraño, pensar en las mujeres al volante como un peligro, entender que los niños crecen de repente... o declarar la independencia. Después, cuando pregunte un juez, el autor del mensaje quizás dé por no enunciado el primer sentido para acogerse sin más al segundo. En el caso de los dirigentes independentistas, tiene toda la pinta de ser una triquiñuela ideada con dedicación.
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