Sopa de tomate y yogur en versión templada y fría
Caramelizar unas verduras con tomate está tirado. En esta receta te contamos cómo prepararlas en sopa para una versión templada y otra en frío para los días más calurosos del verano.
Uno de mis platos de confort es, sin lugar a dudas, la sopa. Tiene la mágica cualidad de hacerme sentir cuidado y, por unos instantes, me otorga una falsa sensación de tener las cosas bajo control. El acto de sentarte en el sofá con un cuenco de sopa y llevarte una cucharada a la boca mientras ves algo en la televisión parece casi sanador. Sin embargo, es como si esta narrativa fuese propia de temporadas de frío, pero nada más lejos de la realidad: las sopas, con el calor, también tienen esta propiedad casi milagrosa (y si no, que se lo digan al gazpacho).
Un paso imprescindible a la hora de preparar cualquier sopa o puré es el de cocinar bien las verduras. Al contrario de lo que suelo proclamar continuamente, esta vez necesitamos una cocción intensa y más lenta de lo habitual para desarrollar sabores. Lo que nos importa aquí es llegar a la caramelización, y hay un truco para acelerar el proceso: el bicarbonato sódico. Si habéis caramelizado cebolla alguna vez, habréis visto que son necesarios unos buenos 50 minutos de cocción para hacerlo bien, ¿pero qué ocurre si añadimos una pizca de bicarbonato sódico? Pues que el proceso se acorta drásticamente. Esto se debe a que el bicarbonato, al ser una sustancia alcalina, aumenta el pH de la cebolla, acelerando la conocida reacción de Maillard (que no es otra cosa que ese tostadito tan rico de los alimentos cocinados). Todo esto parece alquimia, pero es sólo una demostración más de que la cocina no es más que una larga y compleja sucesión de reacciones químicas.
Con lo anterior aprendido, vamos a caramelizar unas verduras a las que posteriormente añadiremos el tomate troceado, que puede ser tanto fresco como en conserva. La receta es tan buena templada como en frío, por lo que podéis jugar con las guarniciones. Personalmente, con algo más caliente me gusta la acidez de las alcaparras tostadas con miel, mientras que en una sopa fría el frescor de la manzana verde, la menta y la intensidad de unas huevas de anchoa -completamente opcionales, pero añaden un intenso umami- me definen el plato. La elección de cómo tomarla es vuestra: al lío.
Dificultad: No necesitas el grado en química para prepararlo
Ingredientes
Para 2 personas
Para la sopa
- 400 g de tomate troceado
- 1 cebolla blanca fresca
- 3 ramitas de apio de unos 6 cm
- 2 dientes de ajo
- 1/2 cucharada de jengibre fresco picado
- Chile fresco al gusto
- 10 g de cilantro (tallo y hoja, unas 7 ramas)
- 1 cucharadita de pimentón dulce
- La ralladura de un limón (reserva su zumo para el yogur)
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharada de mantequilla
- 1 cucharadita y media de sal
- 1 cucharadita y media de azúcar
- 1 cucharadita rasa de bicarbonato sódico
- 200ml de agua
Para la sopa templada
- 5 cucharadas de yogur griego sin azúcar
- 1 diente de ajo aplastado y picado
- La mitad del zumo del limón
- 3 cucharadas de alcaparras
- 1 cucharada de miel o media de azúcar blanco
- Sal al gusto
- Hojas de cilantro al gusto
Para la sopa fría
- 5 cucharadas de yogur griego sin azúcar
- 1 diente de ajo aplastado y picado
- La mitad del zumo del limón
- Media manzana ácida picada
- ¼ de cebolla fresca o morada picada
- 1 cucharadita de jengibre fresco picado
- 10 hojas de menta picadas y otras para decorar
- 10 hojas de cilantro picado
- 2 cucharaditas de huevas de anchoa (opcional)
Instrucciones
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