Para que el asunto funcione, siempre que la lluvia o el viento no lo arruinen, es conveniente tener los alimentos preparados y saber de qué se va a hacer la barbacoa. Esto último, que suena a obviedad, resulta fundamental para controlar las brasas y manejar con mimo los tiempos (que no llegue nada frío, por favor). Aurelio Catalin, de la Taberna de Elia, en Pozuelo de Alarcón (Madrid), insiste en este aspecto: "En las parrilladas de amigos siempre o casi siempre hay chorizos, morcillas, panceta, costillas y chuletones, y se arroja todo a la vez. Pero los tiempos son distintos y el orden de cocción debería tener en cuenta el poder calórico del fuego, que proporciona más sabor al chuletón, por ejemplo, si se confita a fuego moderado". Dar el punto exacto no es fácil, pero tirar de reloj ayuda. Según Oriol Rovira Prat, chef de Pork y Els Casals, con una estrella Michelin, ambos en Barcelona, una chuleta de cerdo de 500 gramos requiere 15 minutos de fuego directo e indirecto (barbacoa cerrada) sobre madera de roble, mientras que con las salchichas bastarán seis en carbón vegetal.
Además, "es importante no llenar la barbacoa de carbón hasta los topes", señalan los hermanos Jorge y Nacho Gadea, al frente de AskuaBarra, en Madrid, "porque muchas veces menos es más, y es preferible ir añadiendo el carbón poco a poco en función de lo que nos haga falta. También hay que asegurarse de que la parrilla esté lo más caliente posible antes de echar aquello que vayamos a asar. Tratemos de quedarnos cortos en las cocciones de los productos, pues se siguen cocinando aunque estén fuera". Y hay alimentos que son más idóneos que otros. "Entre las carnes, por ejemplo, salen mejor las que son algo más grasas que las magras. Los pescados a los que se les saca mayor provecho son los ricos en colágeno, como el rodaballo, el lenguado o las cocochas”, añaden. Las verduras también quedan bien de esta forma. Solo hay que respetar los puntos (entre 2 y 3 minutos sobre carbón, dicen en el madrileño restaurante peruano Mis Tradiciones). ¿Recomendaciones? "Cualquiera vale. Pimientos, berenjenas, tomates, ajos…", responde Nacho Gadea.
Juan Manuel Benayas, autor del libro Entre Brasas: los secretos de la cocina del fuego (editorial Planeta Gastro), anima a que nos atrevamos a experimentar: "Es posible hacer de todo. Tan solo tenemos que saber adaptar el producto al fuego. Lo más raro que he visto cocinar ha sido el cocodrilo a la barbacoa en Estados Unidos. Yo estoy probando con los donuts a la parrilla, que quedan de vicio".