¿Puede el dinero comprar la felicidad?

La respuesta a esta pregunta varía según el nivel de desarrollo de los países. Es lo que muestra un gráfico realizado por Visual Capitalist en el que, con datos obtenidos del World Bank y del World Happiness Report, se representa la relación entre la renta per cápita de distintos países y el nivel de felicidad que dicen tener sus ciudadanos.

Este binomio entre dinero y felicidad es más fácil de predecir en los países que están en vías de desarrollo frente aquellos que son más ricos. A medida que aumenta la riqueza de los primeros, también crece el nivel de felicidad de su población. 

La razón por la que esto ocurre es sencilla: cuando las personas con menor capacidad económica ven aumentar sus ingresos lo notan más en su día a día que aquellas que tienen una gran capacidad económica y cuyas necesidades no tienen que ver con el dinero.

Los españoles son más pobres, pero igual de felices que los franceses

Al igual que muchos de los países de la Unión Europea dentro del grafico, España se encuentra sobre la línea de tendencia con una renta per cápita en torno a los 26.000 euros anuales y una valoración del nivel de satisfacción de sus ciudadanos de 6,3.

Según los datos, queda claro que los españoles son más pobres que los franceses, donde los ingresos de los ciudadanos casi llegan a los 37.000 euros. Sin embargo, esos casi 11.000 euros más no parecen comprar la felicidad de nuestros vecinos, que valoran su satisfacción con un 6,4. En definitiva, no son mucho más felices.