El siglo XXI, contra el monolingüismo
Carme Riera, Anjel Lertxundi y Víctor Freixanes piden mayor peso del catalán, el gallego y el euskera
"Es verdadero español / quien sabe las cuatro lenguas de España". Anjel Lertxundi citó unos versos de Gabriel Aresti dedicados a Tomás Meabe, un notable socialista republicano y vascófilo. "Eso es realmente difícil, casi imposible", dijo, y con él coincidieron la mallorquina Carme Riera y el gallego Víctor Freixanes, pero los tres aprovecharon su participación en la sesión dedicada al castellano y las otras lenguas de España para hacer propuestas, sugerencias, incluso revelaron sus sueños. "España es una nación de naciones y más rica y plural será cuanto más se tengan en cuenta las otras lenguas de España".
"Un 42% de la población española es bilingüe", explicó Riera. "Por eso, porque todos pagamos los medios públicos de comunicación, queremos que se programen en ellos espacios estables sobre las diferentes lenguas y culturas". Les gustaría, también, ya en el terreno del deseo, que los suplementos literarios de los diarios acogieran periódicamente información sobre las literaturas gallega, catalana y vasca.
G. de la Concha: "La RAE está a favor de la enseñanza y presencia de las otras lenguas"
Las estrellas del turno de preguntas fueron el catalán y el valenciano
"El Gobierno del PP nos ha hecho retroceder al fundamentalismo castellanista"
"Se ha llegado a un punto en que la comunicación entre las literaturas de las periferias llega por el boca / oído, casi como si fuera una cosa clandestina", afirmaron. "Llevamos 25 años de Constitución y aún hay asignaturas pendientes. Los pasados ocho años, especialmente los cuatro últimos del Gobierno del PP, nos han hecho retroceder al fundamentalismo castellanista y hemos perdido lo ganado en la década de los ochenta, lo que ya apuntó el Gobierno de UCD y se confirmó con el del PSOE".
Los tres consideraron como muy importante la iniciativa de los encuentros de Verines, impulsados por Víctor García de la Concha cuando era catedrático en Salamanca. "Allí nos conocimos y supimos de las diferentes obras que se escribían en gallego, en euskera o en catalán. Y conocer es amar, no se puede amar lo que no se conoce". "Fue importante para tender puentes entre la periferia y el centro", concluyó Riera.
Freixanes recordó lo que le explicó Manuel Andújar en 1977, cuando coincidieron en la presentación de la revista Camp de l'arpa, dedicada a la literatura gallega y que "debería ser de obligado cumplimiento". "Andújar había coincidido en el exilio con escritores vascos, catalanes y gallegos, y con ellos llegó a una conclusión clara: el único modo de impulsar de verdad ese conocimiento mutuo entre las periferias y también con el centro es que los niños conozcan y sientan como propio el patrimonio común. Que aprendan en la escuela a Rosalía de Castro, a Gabriel Aresti y a Salvador Espriu de la misma manera que aprenden a Quevedo y a García Lorca, porque, como ya hemos dicho, aprender y conocer es amar".
Lertxundi, Riera y Freixanes afirmaron que sienten que el bilingüismo resulta incómodo al resto de España e incluso en el propio Congreso Internacional de la Lengua. "Quizá sea sólo una sensación y probablemente ese sentimiento de que los bilingües estamos dando siempre la lata, que somos una molestia, sea aún consecuencia del rechazo tan fuerte que sufrió durante el franquismo".
"¿Bilingüismo? Yo no quiero hablar de bilingüismo, yo quiero hablar de multilingüismo operativo", se exaltó Freixanes. "Yo tengo una lengua, que es el gallego, pero utilizo otras, para cada situación y en cada circunstancia la que más convenga. Pensar la sociedad del siglo XXI desde el monolingüismo es un disparate".
Riera, Lertxundi y Freixanes han viajado a Rosario y han intervenido en el congreso invitados por la Real Academia Española y por el Instituto Cervantes. "Es importante para nosotros participar en todos los foros posibles, para presentar nuestra propia lengua y transmitir nuestra visión del mundo y, sobre todo, porque este tipo de encuentros actúa como altavoz", dijo Lertxundi.
Las polémicas declaraciones del académico español Gregorio Salvador, que propuso eliminar las lenguas minoritarias a favor de una lengua única y poderosa, fueron rotundamente rechazadas por los asistentes al encuentro sobre el castellano y las otras lenguas de España. "No me pareció correcta su intervención, incluso fue de mala educación, porque él moderaba la mesa y no debía atizar el fuego contra Ernesto Cardenal, que defendió las lenguas indígenas", señaló Riera. Más radical fue Lertxundi: "Gregorio Salvador es reaccionario e insolidario".
Otros participantes quisieron restar importancia. "Salvador pone de manifiesto la inteligencia y buen hacer de los otros académicos". "Nada ni nadie ha hecho tanto en los últimos 25 años en favor de las lenguas periféricas como Víctor García de la Concha, ya desde la iniciativa de Verines hasta ahora mismo en este congreso", sentenció Lertxundi.
Las sesiones del congreso adolecen, en general, de polémica. No porque no se quiera, sino porque no hay tiempo. Los ponentes apuran al máximo su turno de intervención y apenas queda espacio para las preguntas. No sucedió así en el encuentro sobre el castellano y las otras lenguas de España. Se habló de la situación del gallego y del euskera, "con terribles dificultades en el sur de Francia", e incluso de los problemas del español en Filipinas. Presidía la mesa José Rodríguez, director de la Academia Filipina de la Lengua Española, que ante el relato de las luces y sombras de las otras lenguas españolas, no pudo contenerse: "El español en Filipinas es la crónica de una muerte anunciada. Desde 1987 se ha marcado una política de jaque mate al español. Ahora, su subsistencia es cuestión de voluntarismo, y si la tradición perdura algo es porque se transmite de padres a hijos".
El profesor Ángel López explicó que se lleva mucho tiempo reclamando al Gobierno de Aragón que incluya al catalán como idioma oficial. "Lo pedimos porque se habla en Aragón, en la zona que los catalanes llaman Franja de Ponent y que nosotros decimos Franja de Llevant". Hasta por la situación y el futuro del bable se preguntó. Y fue Víctor García de la Concha quien respondió. "La Academia de bable está trabajando en su unificación y normalización".
Las estrellas del turno de preguntas fueron el catalán y el valenciano. Hasta estas tierras de Rosario ha llegado la polémica sobre cuál es el nombre y cuál es la lengua. ¿Son el valenciano y el catalán una misma lengua?, fue la pregunta. Josep Palomero, vicepresidente de la Academia Valenciana de la Llengua, respondió: "Son la misma lengua, aunque hay algunas diferencias entre ellas desde el siglo XV. Pero la sociedad valenciana se siente valenciana y no catalana, y tenemos derecho a llamar a nuestra lengua como la sociedad quiera. No hay que dramatizar ni crear confusión. La Academia Valenciana no aspira a imponer normativa en Cataluña". Explicó Palomero que no les importaría participar en una asociación como las de las academias americanas de la lengua española. "Las relaciones con el Institut d'Estudis Catalans son buenas. Les llevamos nuestro diccionario ortográfico y de pronunciación para conocer su opinión". Como los asistentes no veían muy claras las explicaciones de Palomero, éste resumió: "Es una misma lengua que tiene dos nombres, como pasa con el holandés y el neerlandés, o con el castellano y el español. Catalanes y valencianos compartimos una lengua, con diferencias, como pasa con el español que se habla en España o el de Argentina". Joan Martí i Castell, presidente de la Sección Filológica del Institut d'Estudis Catalans, fue breve y contundente: "Sin eufemismos, es una misma lengua". Víctor García de la Concha también fue contundente: "No hay la menor duda, la Real Academia Española está a favor de la enseñanza, promoción y presencia de las otras lenguas de España".
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