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¿En qué parte de Málaga está Flavia Sabora?

Los investigadores creen haber localizado a menos de medio metro de profundidad la ciudad que levantó Vespasiano en el año 77 en Málaga y que lleva 2.000 años desaparecida

Finca de El Carrascal, donde se ubicaba el 'oppidum' de Sabora.
Finca de El Carrascal, donde se ubicaba el 'oppidum' de Sabora.Universidad de Cádiz
Vicente G. Olaya

Según el historiador romano Plinio (23-70 d. C.), Sabora era un oppidum (poblado fortificado) de origen prerromano que los historiadores ubican sobre el cerro de la Horca (Cañete la Real, Málaga), y que pidió al emperador Vespasiano en el año 77 d. C. trasladar su ubicación a una “más favorable” para poder prosperar. En lo alto del otero resultaba muy difícil edificar “nuevos elementos constructivos y desarrollar una vida urbana acorde a la propia de un municipio en el contexto del siglo I”. Así lo cuenta el informe Prospección geofísica y análisis edilicio en el asentamiento de El Carrascal (Cañete La Real, Málaga), de los profesores de la Universidad de Cádiz Isabel María Rondán–Sevilla y Lázaro Gabriel Lagóstena Barrios, que ha publicado la revista científica Cuadernos de Arqueología de la Universidad de Navarra.

Vespasiano dio finalmente su permiso y así se levantó una nueva ciudad en las proximidades del cerro, bautizada como Flavia Sabora, ya que Vespasiano pertenecía a la dinastía de los flavios (emperadores Vespasiano, Tito y Domiciano). El problema al que se enfrentan los expertos desde hace siglo y medio es determinar dónde se erigió la nueva ciudad, ya que su rastro se perdió por completo. Se han barajado diversas localizaciones en el entorno, pero ninguna ha sido confirmada. Ahora, el estudio de Rondán-Sevilla, profesora de Historia Antigua, y Lagóstena, catedrático de la misma área, señala que la nueva ciudad pudo levantarse a solo 1.800 metros lineales al sureste del oppidum. Las pantallas de los equipos de geoprospección empleados para analizar el subsuelo revelan que bajo la finca El Carrascal, dentro del término municipal de Cañete La Real, subsiste un espectacular entramado urbano, con calles, grandes edificios de culto y oficiales, almacenes, cisternas y hasta un acueducto.

Todo comenzó cuando, a principios del siglo XVI, un labrador halló en Cañete una inscripción que señalaba “con precisión el momento de la formación de la nueva urbs”. En 1876, el arqueólogo de Antonio Aguilar y Cano propuso dos posibles localizaciones, los cortijos de Fuentepeones y La Colada, a unos 3,5 kilómetros de Cañete. Pero dos nuevas inscripciones funerarias romanas, halladas en 1940 y 1974, en Cerro Real y Huerta Nueva, también en la misma localidad, señalaban otras posibles ubicaciones. Si se halla una necrópolis con textos funerarios en un determinado lugar, la ciudad no puede ubicarse muy lejos. El arqueólogo José Ortiz Córdoba, en 2020, analizando imágenes áreas de El Carrascal volvió a recuperar la hipótesis de que era en esta finca donde se tuvo que construir Flavia Sabora. Sin embargo, poco después, Juan Antonio Martín Ruiz, de la Universidad de Málaga, señaló el cortijo del Tajo (en la localidad de Teba, a unos 13 kilómetros de Cañete) como el lugar donde se alzó la ciudad flavia. Finalmente, en 2021, el Ayuntamiento de Cañete encargó a la Universidad de Cádiz una prospección geofísica para intentar desvelar el misterio.

Rondán–Sevilla y Lagóstena, partiendo de que la prerromana Sabora se alzaba sobre el cerro de la Horca, y teniendo en cuenta la ubicación de otros asentamientos o ciudades próximas de la época, establecieron un “perímetro” de influencia del oppidum. Este estaría delimitado, lógicamente, por accidentes geográficos, vías de comunicación empleadas en el momento y ríos (Guadalhorce, Genil, Corbones...). Estos elementos formarían una frontera física y su consiguiente área de influencia (unos 276 kilómetros cuadrados). En su interior, tendría que estar la nueva ciudad.

La finca de El Carrascal, a menos de dos kilómetros del oppidum, parecía el lugar adecuado, por lo que centraron en ella sus investigaciones. Analizaron seis hectáreas, de las cuales 1,5 dieron resultados positivos: bajo su superficie hallaron “elementos edilicios [constructivos] evidentes”.

Imagen de georrádar de la supuesta ciudad romana de Flavia Sabora
Imagen de georrádar de la supuesta ciudad romana de Flavia SaboraUniversidad de Cádiz

Las edificaciones detectadas en las geoprospecciones tienen una orientación noroeste-sureste en su eje principal. Los muros, pavimentos, suelos, vanos, accesos y posibles derrumbes localizados “conservan en la mayor parte un alzado importante”, indica el estudio. Todos se hallaron a solo unos 40 centímetros de profundidad.

Los investigadores, tras examinar las imágenes obtenidas, han llegado a la conclusión que el yacimiento de El Carrascal corresponde a “un establecimiento de nueva planta, cuya edificación parece responder a un único programa constructivo. La inspección superficial de las series cerámicas presentes en el yacimiento confirmarían que la fase de fundación y habitación es compatible con un origen en época flavia [del 69 al 96 d. C.], no apreciándose indicadores cerámicos de cronologías anteriores”.

La homogeneidad cronológica de los conjuntos cerámicos localizados sugiere que el asentamiento no tuvo una ocupación prolongada y que solo pervivió entre el último tercio del siglo I y parte del II d. C. No se han encontrado cerámicas posteriores. “La confirmación del origen flavio ex novo del asentamiento sería de gran valor para el conocimiento de la evolución de la técnica y los programas edilicios del período imperial”, inciden.

Equipo de prospección de georrádar en El Carrascal.
Equipo de prospección de georrádar en El Carrascal.Universidad de Cádiz

Son numerosas las construcciones detectadas por el equipo arqueológico, entre las que destacan un edificio con ábside (6,12 por 4,75 metros) y de una longitud de 135 metros, un viario principal de 84 metros con diversas edificaciones en su entorno que ocupan, al menos, 11.880 metros cuadrados y otro edificio de unos 21 por 27 metros, subdivido en tres naves longitudinales, de las cuales dos se subdividen en 10. Creen que puede tratarse de un espacio de almacenaje. Finalmente, hablan también de ornamentos hidráulicos, lugares de recepción y representación social, una sala octogonal, estanques, cisternas, una plaza, hórreos y un acueducto dañado por las labores agrícolas, entre otros elementos.

Y concluyen: “La localización de la ciudad de nueva planta edificada por la comunidad de los saborenses, con el beneplácito imperial, constituye un reto para la investigación de la municipalización flavia. Su precisa ubicación y estudio permitiría el análisis de los patrones urbanísticos del período de esta dinastía, una urbs probablemente construida sobre un nuevo solar, cuya edilicia no estaría condicionada por elementos arquitectónicos anteriores, una circunstancia bastante excepcional en las ciudades antiguas de la Bética. En nuestra opinión, la mayor parte de los indicadores conocidos para El Carrascal permiten considerar este importante yacimiento como potencial candidato a ser identificado como los vestigios del municipio de Flavia Sabora. Futuras actuaciones sobre el yacimiento podrán confirmar o desestimar esta propuesta de Identificación”.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.
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