GUERRA EN IRAK
| La caída de Bagdad
Á. ESPINOSA / F. PEREGIL | Bagdad
Llegaron los soldados de Estados Unidos a la plaza del Paraíso, frente al hotel Palestina; amarraron una soga a un tanque, se la echaron al cuello de la estatua de Sadam Husein, le pusieron una bandera de EE UU, se la quitaron; y al cabo de media hora derribaron uno de los símbolos más grandes de un régimen obsesionado con los símbolos. Varias decenas de iraquíes empezaron a saltar encima de ella. Después, unos la golpearon con mazas, otros se emplearon a alpargatazos, y alguno de los ancianos que rondaban por allí la escupió.
"Mientras el jefe siga aquí, no estamos seguros", confiaba Saas Toma Nayar, un carpintero de 52 años que había salido a la avenida Saadún a presenciar el desfile de carros de combate, blindados y todoterreno artillados con el que las fuerzas estadounidenses entraron ayer en Rusafa, el corazón de Bagdad.
El paradero de Sadam
"Sadam Husein no está en activo; puede estar muerto, incapacitado u oculto". Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense, dejó ayer todas las opciones abiertas cuando especuló sobre el paradero del presidente iraquí.
Los últimos combates
La de ayer fue una jornada triunfal para Donald Rumsfeld. El secretario de Defensa de EE UU comparó la toma de Bagdad con la caída del muro de Berlín, y a Sadam Husein, con Hitler, Stalin y Ceausescu. Pronosticó incluso que los acontecimientos en Irak podían acabar "cambiando el futuro de todo Oriente Próximo".
Los otros frentes
Aviones de combate de Estados Unidos bombardearon ayer Tikrit, la ciudad natal y feudo de Sadam Husein, donde un grupo de la oposición en Londres dijo que el presidente iraquí se había refugiado tras la caída de Bagdad. Desde el cuartel general en Doha, el portavoz de coalición, Vicent Brooks, aseguró que "esperaban resistencia" en esta ciudad de 260.000 habitantes, situada 145 kilómetros al norte de Bagdad.
El frente norte
Erbil era ayer una fiesta largamente esperada. Miles de habitantes de la capital del Kurdistán iraquí se echaron a la calle para celebrar la caída de Bagdad y la aparente derrota de Sadam Husein. Bocinazos, tiros al aire, tambores de las montañas y gritos, muchos gritos de júbilo.
La coalición
PERU EGURBIDE | Madrid
Jack Straw, ministro británico de Exteriores, afronta las postrimerías de la guerra sin perder su tono abierto al diálogo. Ayer, empezó por lamentar "las muertes terribles" de los periodistas fallecidos en el conflicto, afirmó que "el Reino Unido no quería la guerra pero era necesaria" y concluyó con esta justificación: "Como socialista democrático, creo que lo que hemos hecho en Irak es plenamente consecuente con mis principios".
La posguerra
Francia intentó impedir la guerra, pero la dinámica de los hechos consumados es imparable. El ministro de Exteriores, Dominique de Villepin, reconoció ayer a las fuerzas de la coalición su derecho a ocupar Irak -él prefirió hablar de "su responsabilidad"- durante la "primera fase" de la posguerra.
Una veintena de alumnos resultaron heridos ayer, tres de ellos de gravedad, a causa de la explosión registrada en una escuela palestina del pueblo de Yaba'a, en el norte de Cisjordania.
A los 100 días de llegar a la presidencia de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva obtiene la mejor nota donde se le presumía más débil, en la conducción de la economía. Entretanto, el peor resultado es paradójicamente en el área social, en la que los más impacientes esperaban logros a corto plazo.