Entre la moda y el desconcierto
Ya hay tomates que maduran más tarde y frambuesas que resisten las heladas. ¿Habrá algún día plátanos con vacunas incorporadas? La moda de la biotecnología no impide el desconcierto general sobre su futuro e incluso el desconocimiento sobre algunas nociones básicas. ¿Qué son los alimentos transgénicos?Están elaborados con materias primas vegetales o animales genéticamente modificadas. Puede hacerse de dos maneras: introduciendo un gen de otra especie por medio de la ingeniería genética o cambiando la expresión de genes propios sin introducir ADN de otra especie. Sólo el 7% de la biotecnología está destinada a la alimentación, y más del 70% está relacionado con la sanidad. ¿Para qué sirve la biotecnología? Intenta mejorar los productos agrícolas haciéndolos más resistentes a las plagas, al frío, e incluso hay algunos tipos de plantas resistentes a determinados herbicidas.
¿Desde cuándo se realizan estas prácticas?
A la industria biotecnológica le gusta decir que la humanidad lleva 10.000 años aplicando esta tecnología. Lo que se conoce estrictamente por alimentos transgénicos comenzó a aplicarse en China, a principios de la década de los noventa, pero ha sido Estados Unidos el país que más la ha desarrollado y el que posee las empresas más poderosas.
¿Cuáles son sus riesgos?
Las denuncias de los grupos medioambientales y algunos científicos se centran en dos puntos. Primero, la posibilidad de que estos productos puedan producir alergias en los consumidores o reducir su resistencia a los antibióticos. Segundo, el daño que estas variedades puedan producir, a través de la polinización a los cultivos de terrenos vecinos, fusionándose con variedades o especies autóctonas y produciendo nuevos híbridos debilitados o estériles.
¿Qué opina la comunidad científica?
Los que están a favor destacan la reducción de productos químicos en el cuidado de los cultivos, con la consiguiente protección del medio ambiente, y el hecho de conseguir comida más barata. Jacques Diouf, director general de la FAO, señaló que estas técnicas "permitirán reducir a la mitad los 800 millones de personas que pasan hambre en el mundo". Los críticos no se oponen a la biotecnología, sino al rumbo que ha tomado. Creen que, en vez de combatir el hambre en el mundo con soluciones concretas para cada lugar, sólo busca la rentabilidad.
