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El mundo de la cultura dice adiós a un sabio

La muerte de Emilio García Gómez produce una gran conmoción en los intelectuales españoles

Rocío García

Fue el adiós a un sabio. Entre libros y amigos fue despedido ayer Emilio García Gómez, director de la Real Academia de la Historia, en su domicilio de Madrid. La muerte del más grande ara bista internacional y miembro ilustre de la generación del 27 ha provocado una gran conmoción en el mundo de la cultura y la ciencia española. La reina Sofía acudió a dar el pésame a la viuda, María Luisa Fuertes, con la que conversó durante más de media hora. El cuerpo del autor de Todo Ben Quzman, que el domingo cumpliría 90 años, fue trasladado ayer a Granada, don de hoy recibirá sepultura por deseo expreso suyo.Sus amigos preparaban en secreto una gran celebración para su 90º cumpleaños. Ayer, la pesadumbre se apoderó de todos ellos: se reunían en torno a su muerte. El piso de la Residencia de Profesores, en el barrio universitario de Madrid, no podía acoger a todos los académicos, amigos y personalidades de la cultura que quisieron dar su adiós al maestro de historiadores y arabistas. Recibiendo a todos con una delicadeza sólo propia de grandes señoras se encontraba su viuda, María Luisa Fuertes Grasa, que fue directora de la Biblioteca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) hasta su jubilación. Les tomaba de la mano y les conducía hasta la biblioteca donde se encontraba expuesto el cuerpo de García Gómez.

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La capilla ardiente era todo un homenaje a un hombre sabio. Junto a sus libros, abigarrados en estanterías llenas de vivencias, se instaló el cuerpo amortajado del historiador. Sólo las coronas de flores -de la Academia de la Lengua, de la de Historia y de la ministra de Cultura- y los ramos daban una nota colorida a la sobria y cálida habitación.

Intuición poética

La corbata negra distinguía a muchos de los académicos. "Don Emilio encarnaba la figura del sabio, que no sólo se alcanza con la edad, sino con una obra universalmente conocida como la suya por los investigadores y por el pueblo. Sus recreaciones de la poesía lírica española están en el bolsillo de muchos estudiantes", señaló Eloy Benito Ruano, secretario perpetuo de la Academia de Historia.

Carlos Seco Serrano también hizo referencia a la sabiduría insustituible. del que fuera el único miembro español de la Academia de Marruecos y al arábigo número uno a nivel internacional. Seco Serrano resaltó la intuición poética de García Gómez -"su verdadera vocación era la de poeta"-, capaz de traducir y capturar la esencia de la "Poesía árabe. "Era un espléndido escritor y un brillantísimo orador. No va a tener sucesor", se lamentaba.

El lamento se arrebataba de todos sus compañeros que hoy viernes tenían que haber disfrutado de él en la sesión ordinaria. de la Academia de Historia -de la que era miembro desde 1945 y director desde 1988-, que ha sido suspendida. "Ha sido todo un privilegio haber podido disfrutar de su inteligencia sobresaliente, su ingenio y su afectividad", explicaba en él rellano del piso la académica Carmen Iglesias. "En lugar de celebrar su cumpleaños celebramos su entierro", decía casi incrédula.

Su discípulo Joaquín Vallvé podía recordar muchas cosas de su maestro, pero quiso poner el acento en el año cincuenta, cuando comenzó a recibir clases de él en la Universidad de Madrid. "En aquellos años, los medios de trabajo eran escasos y no teníamos diccionarios de árabe moderno. No nos hacian falta: su claridad e intuición fueron suficientes para poder traducir hasta los periódicos", dijo Vallvé, su sustituto en la cátedra de Lengua Árabe de la Universidad Complutense. Vallvé destacó el profundo conocimiento de la lengua y la

poesía española y árabe con el estudio que le llevó al estudio y publicación de muchas obras en torno a los romances cristiano-árabes o jarchas.Pedro Laín Entralgo apenas podía disimular su tristeza. Sentado, esperó, al lado del, cuerpo de su amigo que los miembros de la funeraria sellaran el ataúd para siempre. Sólo después, salió a la calle. "La cultura española ha perdido algo muy grande. Era una figura descollante, miembro ilustre de la ilustre generación del 27. Ésa es mí deuda como español. Pero hoy tengo el dolor de amigo", dijo el académico.

Su viuda, María Luisa Fuertes, dio una verdadera lección, comprendiendo y compartiendo su dolor. "Qué horror, ¿verdad?", dijo emocionada al ministro de Educación, Gustavo Suárez Pertierra. "Mi querido profesor Lapesa", abrazó a Rafael Lapesa. "Cómo no vas a estar desconsolado", saludó al presidente del Partido Popular, José María Aznar.

El líder del PP, unido a García Gómez por una amistad familiar a través de tres generaciones que comenzó con su abuelo, siguió con su padre y terminó con él mismo, señaló que el director de la Academia de la Historia era "uno de los españoles a los que España debe honrar, conservar en la memoria y apreciar como uno de sus grandes hombres". El ministro de Educación destacó la ejemplaridad y afabilidad del académico y su referencia para los investigadores y el mundo universitario.

"Ha sido una pérdida grave", comentó Rafael Lapesa, director honorario de la Real Academia Española. "Era no sólo un investigador con una precisión y una sabiduría extraordinaria. Tenía además un gran sentido de la belleza que demostraba a través de las maravillosas traducciones que hizo. Su labor ha sido de primera categoría, no sólo para los arabistas sino para los interesados por la literatura y la historia del pensamiento. Era un artista de la forma".

El aroma de los libros

El dramaturgo Antonio Buero Vallejo -"sus libros que han aromado nuestra juventud no van a morir"-; el presidente del grupo PRISA, Jesús de Polanco; Soledad Ortega, hija de Ortega y Gasset; el rector de la Complutense, Gustavo Villapalos; el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano y el diputado socialista y sobrino por línea materna de García Gómez, José María Mohedano, también se acercaron al domicilio del académico.

La ministra de Cultura, Carmen Alborch, con un llamativo modelo, llegó cuando el ataúd era bajado por las escaleras, y ya no pudo subir a dar el pésame a su viuda. Carmen Alborch lamentó la pérdida tan importante que ha supuesto para el mundo de la cultura de una persona entrañable a la que todo! admirábamos y que mantuvo hasta el final su finísima lucidez mental" y alabó su "prodigiosamente que ha conservado lúcida hasta su muerte".

Ya en la calle, la viuda, con un pequeño ramo de flores en sus manos, se despidió del duelo camino de Granada con estas palabras dirigidas a sus amigos: "Rezad mucho".

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