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Miguel Littín termina la película que rodó en Chile clandestinamente

Gabriela Cañas

Miguel Littín volvió a Chile, tras 12 años de exilio, disfrazado de ejecutivo uruguayo. Burlando a la dictadura militar, metió la cámara hasta en la Casa de la Moneda. Con ello, el cineasta ha realizado una serie televisiva de cuatro horas, titulada Acta general de Chile. Su experiencia, tan intensa que asegura aburrirse desde entonces, es una película paralela que ha narrado Gabriel García Márquez bajo el título Miguel Littín, clandestino en Chile y que EL PAÍS publica a partir de mañana durante 10 días. Littín ha ultimado el montaje y está a la espera de que en breve TVE programe su trabajo.

Miguel Littín nació hace 44 años en Palmilla (Chile), y el golpe de Estado de 1973 le: condenó al exilio. Su vuelta, un arriesgado desafío a la dictadura militar de Pinochet, se produjo a primeros del pasado año. "No tenía miedo", dice ahora. "Sentía una gran alegría, era muy feliz y vivía muy intensamente. Era como borrar 12 años de exilio, de pesadilla, 12 años en blanco. Volvías a tener esas cosas que te habían arrebatado. Aquella tarde de sol, cualquier momento de belleza lo retenía con mayor intensidad que en la vida normal".Una vez finalizado el rodaje, realizado por tres equipos que filmaron por todos los rincones del país, Littín tuvo todavía la osadía de hacer pública su presencia en Chile. "Los equipos de filmación ya estaban fuera; así que lo hice bajo mi responsabilidad. Escribí al presidente de la Corte Suprema de Justicia diciendo que no reconocía a la Junta Militar que había usurpado el poder y asesinado al presidente constitucional Allende, y me ponía a disposición de la única autoridad que podía reconocer, la Corte Suprema. Pedía que se dieran pruebas de mi supuesta culpabilidad; que si no puedo entrar en Chile es porque soy culpable de algo. Y que esperaba una respuesta pública. Pero la respuesta no llegó". Miguel Littín cree que la dictadura no quiso hacer caso a su llamada para no tener que reconocer que había burlado todo su control policial, su orden, del que "están tan satisfechos".

Sin respuesta, pero con 30 horas de filmación sobre la realidad de Chile 12 años después del golpe militar, tuvo que volver Littín a su segundo exilio. Camino de la escalerilla del avión, el Littín tuvo aún el deseo de volver, de decirles: "Yo tengo todo el derecho de estar en este país, de quedarme, pero seguía andando hacia el avión. El viaje de regreso fue un viaje triste. Después sentí también la satisfacción del trabajo realizado, la sensación de llevarme en la imagen y el sonido de mi película muchas cosas de esa tierra, de esa historia, de esas gentes". Las emociones vividas durante seis meses le hacen sentir a Littín que se ha aburrido mucho desde entonces. "Yo volvería mañana mismo; dentro de 10 minutos... De todos modos, volveré; con Pinochet o sin él".

El chacal de Nahueltoro, Las actas de Marusia o Alsina y el cóndor son algunos de los títulos de Littín. Hace seis años el cineasta realizó La viuda de Montiel, película basada en un relato de su amigo Gabriel García Márquez. Ahora, el proceso ha sido a la inversa. García Márquez es el que ha bebido de la fuente de Littín.

"Estuvimos hablando durante días", dice. "Fue un interrogatorio muy minucioso por su parte, porque me preguntaba todos los detalles: de qué color vestía la gente o qué olor había en aquella calle de Santiago. He de confesar que muchas tardes terminé: con dolor de cabeza, aunque nos une una larga amistad".

Littín no ha hecho un documental distante y frío. Como el relato de Gabriel García Márquez, es una historia contada en primera persona. "Doy una visión muy personal porque es la de un hombre que ha estado 12 años lejos de su país, lejos de su historia cotidiana. He hecho la película de la única forma que la podía hacer: comunicando al espectador lo que siento".

La serie es una coproducción de Televisión Española, y durante los últimos meses, los estudios de montaje de Prado del Rey son el lugar de trabajo de Miguel Littín. TVE-1 emitirá la serie en cuatro domingos consecutivos, probablemente entre julio y septiembre próximos.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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