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Granjas en el mar

La difícil tecnología de la acuicultura

Los planes para fomentar los cultivos marinos en España han pecado de optimistas

El desarrollo desmesurado de los cultivos del mejillón y la inexistencia de una tecnología adecuada para los cultivos de otras especies han incidido directamente en que no se cumplan las expectativas depositadas en la acuicultura, según se puso de manifiesto en el curso desarrollado esta semana en La Coruña por la universidad Internacional Menéndez Pelayo con el apoyo de la Secretaría General de Pesca y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

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Al excesivo desarrollo del mejillón y la falta de tecnología, hay que añadir las dificultades jurídicas que plantea el uso de las aguas marinas, la falta de información biotécnica y las características de empresas de alto riesgo que tienen los cultivos marinos. "Pero la prioridad fundamental en estos momentos sería satisfacer la gran demanda que hay sobre tecnología, entendiendo ésta como el desarrollo de todo tipo de conocimientos aplicables en el sector, incluida la formación de personal. En España, esta demanda crece sin cesar, sin que parezca posible, de momento, encontrar respuestas adecuadas para satisfacerla", según Uxio Labarta, biólogo, director de este curso y del gabinete de estudios del CSIC. Otro de los motivos que más preocupa a este sector es las repercusiones que sobre él puede tener la entrada en la CEE.La acuicultura se perfiló como la gran esperanza para paliar el déficit existente entre el consumo de pescado y la recolección de nuestra flota pesquera, cifrada en más de 300.000 toneladas. Se la consideró también como la alternativa para solucionar las economías maltrechas de las zonas costeras más deprimidas y el problema de la reconversión de la flota pesquera y el desempleo. Todo este conjunto die factores contribuyó a que "para bien y para mal la acuicultura se pusiera de moda", según Uxío Labarta. El aspecto positivo fue que se destinó una serie de recursos económicos, y el negativo ha sido la sobrevaloración de la capacidad tecnológica. Los empresarios, además, se retraen de invertir en este sector, dado que hace falta un período de tres a cuatro años hasta que se empiezan a obtener beneficios.

El desarrollo del Plan Estratégico Nacional de Acuicultura (PENA), elaborado en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y, paralelamente, del plan especial de investigación y desarrollo, elaborado por este mismo ministerio y el Centro de Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), no han contribuido a despejar los problemas. "El PENA analiza la situación tecnológica del sector con criterios demasiado optimistas, que dan como resultado un planteamiento de objetivos totalmente inalcanzables", continúa Uxío Labarta.

Las dificultades revelaron la inexistencia de un plan integrado de desarrollo de cultivos y que los múltiples organismos que actúan en este campo no tenían ninguna coordinación entre ellos. De hecho, en la elaboración de estos planes se considera que ya había condiciones necesarias para el desarrollo de salmónidos, rodaballo, anguilas y mújoles, pero tres años más tarde las empresas que están trabajando en la cría de estos peces se encuentran con grandes dificultades.

La novedad de este curso con respecto al celebrado el año pasado es precisamente la presencia de las empresas que actualmente están trabajando en el cultivo de peces. Insuiña, sociedad limitada, lleva tres años trabajando sobre el cultivo del rodaballo en vivo, siendo la primera que inició este tipo de actividad. Sergio Devesa, biólogo y director técnico de Insuiña, hizo hincapié en la necesidad de apoyo para esta experiencia de alto riesgo, teniendo en cuenta las ventajas que esta innovación representa en cuanto a garantías de suministros constantes a lo largo del año.

Intervino también Salvador Algari, director técnico de producción del grupo Uvimar, que habló de los cultivos de dorada en esteros de las salinas gaditanas. Su producción actual se estima en 125 toneladas de peces marinos, de los cuales el 80% se exporta a Italia. La comercializ ación de este producto en España se enfrenta a la dificultad de que, por distintos factores socioculturales, en nuestro país hay unas exigencias de un tamaño superior con respecto a otros países europeos.

La puesta de huevos en cautividad

Una de las claves del cultivo de peces es la inducción de la puesta de huevos en cautividad mediante la administración de hormonas, según Manuel Carrillo, director del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal, en Castellón, perteneciente al CSIC. En este centro se está trabajando específicamente sobre este tema con técnicas que han permitido importantes avances en los mecanismos de reproducción mediante la purificación de hormonas y la estandarización en la producción de cito y zooplancton, indispensables para mantener los estados larvarios de peces y crustáceos. En el Torre de la Sal se está trabajando además sobre el campo de nutrición y patología de lubina, lenguado, langostino, artemia y oreja de mar.

Para Fernando González Laxe, director general de Ordenación Pesquera, que clausura hoy el curso, la mayor temperatura de las aguas en Andalucía es un factor que la sitúa como zona ideal para el desarrollo de los cultivos de peces. Galicia, en cambio, es la zona ideal para el desarrollo de moluscos y crustáceos, aunque han fracasado los planes experimentales de marisqueo porque se han orientado exclusivamente hacia el mejillón, sin tener en cuenta el cultivo de otras especies.

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