_
_
_
_

‘Cuestión de principios’, la película sobre la industria del tabaco que convierte en superhéroes a un puñado de parlamentarios europeos

El despido en 2012 del comisario de Salud, disfrazado de dimisión obligada, en apariencia, por un caso de corrupción, se convierte en algo aún más complejo y oscuro: así fue cómo la corrupción cercó al presidente de la Comisión Europea

Fotograma de la película 'Une affaire de principe'.Vídeo: Filmin.
Javier Ocaña

En el año 2012, José Manuel Durão Barroso, entonces presidente de la Comisión Europea, destituyó a su comisario de Salud, el maltés John Dalli. El despido, disfrazado de dimisión obligada, se producía, en apariencia, por un caso de corrupción relacionado con la poderosa industria del tabaco, tras un informe confidencial de la Oficina Europea Antifraude. Sin embargo, el caso derivó pronto hacia un lugar mucho más complejo y oscuro, con extraordinarias ramificaciones en las más altas cimas del poder económico y político, y, como suele ocurrir en los casos de soborno y envilecimiento, en las más bajas pasiones y en los ambientes y lugares más inesperados.

Más de una década después, aquel caso de tráfico de influencias que acabó en choque en los más altos tribunales entre Dalli y Barroso, se ha convertido en película: la francesa Cuestión de principios (su título para el mercado anglosajón es más simbólico: Smoke Signals), que se estrena hoy viernes en la plataforma Filmin. Una historia, como se encarga de aclarar la propia producción desde el inicio, “basada en hechos reales, con situaciones y diálogos puramente ficticios”, que convierte en villanos a Barroso y a Giovanni Kessler, director general de la Oficina Antifraude —la OLAF, por sus siglas en inglés—, y en héroes a Dalli y, sobre todo, a su singular protagonista, el exeuroparlamentario francés José Bové, un sindicalista agrario, apóstol durante años contra la comida basura y, más tarde, personificación de la lucha contra los lobbies en torno a la Comisión Europea.

Si El dilema, aquella obra maestra dirigida por Michael Mann y protagonizada por Russell Crowe y Al Pacino en 1999, representó en su día la histórica lucha del científico Jeffrey Wigand y del programa de investigación periodística estadounidense 60 minutes contra Brown & Williamson y los llamados siete enanitos —los siete jefazos de las más poderosas firmas de la industria tabaquera—, Cuestión de principios viene a mostrar algo parecido en torno a la directiva antitabaco que, según la película, promovía Dalli antes de su despido, y que fue votada finalmente el 8 de octubre de 2013, un año después del estallido del caso. Una normativa que abría el camino para el empaquetado neutro, es decir, una cajetilla únicamente con el nombre de la marca, con un tamaño, tipo de letra y lugar estándares en el paquete, además de las advertencias sanitarias e información obligatoria por ley sobre los componentes tóxicos y las enfermedades mortales que provoca.

En tono de thriller político con toques de relato de espías y de investigación periodística, Cuestión de principios, dirigido por Antoine Raimbault, está basado en uno de los capítulos de Hold-up à Bruxelles, les lobbies au coeur de l’Europe, el libro (no editado en España) sobre su experiencia en el Parlamento Europeo de ese Astérix francés llamado Bové, con formidable parecido físico con el personaje de cómic, incluidos el pelo rubio y su inconfundible mostacho. De hecho, el propio Bové, al que interpreta Bouli Lanners, aparece en los créditos como colaborador en el guion. Mientras, a Barroso le pone rostro y figura Joaquim De Almeida, seguramente el actor portugués más internacional de las últimas décadas.

Ahora bien, como dice su director, la película es un peculiar thriller de oficinas”: “Nuestros personajes son solo parlamentarios. Un poco torpes, además. No tienen los medios de la policía, ni armas de fuego. No se encuentran con sus fuentes en oscuros aparcamientos, ni son perseguidos por asesinos en las calles de Bruselas. Sus armas son las conferencias de prensa, un smartphone que recoge una confesión, una impresora que imprime un correo crucial…”.

Junto a la pompa de los cargos y a la espectacularidad del escenario principal del parlamento, no son pocas las derivas del caso con tendencia hacia lo chusco que presenta la película: un modesto restaurante junto al mar en La Valeta, Malta, como centro de operaciones delictivas; el apodo Johnny Cash del comisario de salud Dalli, por su presunta querencia por el dinero en metálico; el papel de la mafia albanesa; el contrabando de tabaco manejado, también presuntamente, por las propias tabaqueras; y la relevancia en este caso de corrupción del snus, una especie de tabaco de mascar que es casi una religión desde hace siglos en Suecia, pero que está prohibido en el resto de la Unión Europea (en la película se cifra el consumo de tabaco en el país nórdico en el 8%, por un 40% del snus; aunque otras fuentes hablan de un 10% y un 22%, respectivamente). En un momento en que la industria del tabaco se movía hacia productos sin humo, la importancia en el caso de Swedish Match, la multinacional sueca del snus, es mayúscula. No en vano, en 2022 fue adquirida en un 90% por Philip Morris.

Cuestión de principios es una de esas enrevesadas, pero atractivas películas políticas, destinadas a los más fanáticos del género, cargadas de nombres, fechas, organizaciones y bifurcaciones de todo tipo, en la línea de la mítica Todos los hombres del presidente (salvando las distancias en cuanto a calidad). Y quizá por ello los creadores han pensado que era buena idea (y lo es) introducir un personaje nuevo en el ambiente de la comisión —el interpretado por Céleste Brunnquell, presente en el equipo del parlamentario Bové—, como extensión del propio espectador, que necesita de explicaciones casi constantes, al menos durante la primera mitad del metraje.

Pero quizá lo más importante de la película sea la traslación hacia la gran pantalla de la lucha del propio Bové por el significado y la defensa de las instituciones europeas, así como la denuncia y la vigilancia de las llamadas puertas giratorias: el paso de los cargos públicos a la actividad privada. “Creemos que la industria del tabaco conspiró para revertir el proyecto antitabaco del señor Dalli. Y el señor Barroso decidió eliminar a Dalli porque le faltó coraje político para enfrentarse al lobby del tabaco dentro de la Comisión Europea”, afirma Bové a la prensa, en un momento de Cuestión de principios.

'Cuestión de principios'

Dirección: Antoine Raimbault

Guion: Antoine Raimbault, Marc Syrigas

Reparto: Bouli Lanners, Céleste Brunnquell, Thomas Vandenberghe, Joaquim de Almeida, Lisa Loven, Arnmundur Ernst Björnsson

Duración: 97 minutos

Estreno: 17 de enero

La resolución del caso, tanto el apoyo final a la directiva antitabaco como la lucha entre Dalli y Barroso en los tribunales, la dejamos oculta en beneficio de los que vean la película, pero lo que es un hecho llamativo es que, aun presentando la historia al portugués como un autoritario de una pieza de forma un tanto gruesa, el mandatario fichara como presidente no ejecutivo de Goldman Sachs, uno de los mayores bancos de inversión del mundo, poco menos de dos años después de finalizar su cargo como presidente de la comisión. Una enorme polémica que quedó sin sanción final por parte del comité de Ética de la Unión Europea tras una investigación, decisión que, sin embargo, no cita la película de Raimbault.

Tras títulos recientes como Regreso a Reims (2021), Promesas en París (2021), Blanco fácil (2022) y La mujer del presidente (2023), el cine francés sigue mostrando su inclinación por el cine político, y además en todos los estilos. Algo tan de agradecer como la falta de sectarismo que muestra Cuestión de principios: la singularidad de que un parlamentario de extrema izquierda, Bové, defendiese a un comisario de derechas, Dalli, en pos de la justicia.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_