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Bruselas propone que un órgano ético controle las puertas giratorias de todas las instituciones

La Comisión Europea planteará crear un nuevo equipo de funcionarios y expertos independientes contra la corrupción interna tras el escándalo de los sobornos del ‘Qatargate’

La Comisaria de Valores y Transparencia, Vera Jourova, este lunes en Bruselas.
La Comisaria de Valores y Transparencia, Vera Jourova, este lunes en Bruselas.KENZO TRIBOUILLARD (AFP)
María R. Sahuquillo

La Comisión Europea quiere que un órgano nuevo, que reúna funcionarios de la Unión Europea y expertos independientes en ética y anticorrupción, controle y supervise las instituciones comunitarias. El nuevo cuerpo ético que plantea Bruselas, cuya creación se ha visto impulsada por el escándalo del Qatargate de los sobornos en el Parlamento Europeo, establecerá unos estándares comunes tanto para la Comisión Europea y la Eurocámara como para el Comité de las Regiones y otras organizaciones de la UE que ahora siguen patrones separados y diversos. La nueva arquitectura que presentará en los próximos días el Ejecutivo comunitario, liderado por Ursula von der Leyen, planteará la creación de un registro obligatorio de reuniones de los altos funcionarios con los lobbies y periodos de carencia para pasar al sector privado y dificultar así las puertas giratorias, según revelan fuentes comunitarias.

El nuevo órgano ético, que la Comisión anunció por primera vez en 2019 y que había chocado con la oposición de algunas instituciones y problemas de desarrollo legal, recibió un enorme impulso tras el escándalo de los sobornos a eurodiputados de Marruecos y Qatar a finales de 2022. El caso también ha llevado al Parlamento Europeo a aquilatar un nuevo código de conducta. Los parlamentarios ahora deberán declarar sus reuniones con representantes diplomáticos o de terceros países sobre asuntos concretos. La Eurocámara también ha abierto una nueva sección de transparencia para que los legisladores declaren los viajes de trabajo no pagados por la institución o los regalos recibidos.

La idea es que los estándares éticos de todas las instituciones sean “convergentes”, apunta una fuente comunitaria que conoce la propuesta que la vicepresidenta de la Comisión y comisaria de Valores y Transparencia, Vera Jourova, hará pública esta semana. El reto es cómo de estricto será el organismo —Jourova adelantó que no tendría capacidad de sanción, aunque este elemento estaba en estudio— y si contentará a los especialistas que llevan años reclamando un mejor control de los conflictos de intereses en el club comunitario. También si las instituciones —cada una tendrá que nombrar a un representante— se activarán para sacarlo adelante o pondrán palos en las ruedas de la Comisión para no someterse a un control externo.

El problema son los tiempos. Para que el cuerpo ético salga adelante, el Ejecutivo comunitario no solo necesita que las instituciones que tendrá bajo su paraguas acepten la propuesta, también que haya acuerdo y se consolide antes de que termine esta legislatura, en junio de 2024, cuando hay previstas elecciones europeas.

Cada una de las nueve instituciones comunitarias nombrará a un representante para ese órgano ético, del que formarán parte también expertos independientes, dicen fuentes comunitarias. La idea es que esa organización trabaje para que haya prácticas homogéneas. En la Comisión, por ejemplo, una de las instituciones que tiene más pautas éticas, los comisarios tienen que informar de todas sus reuniones oficiales en una página de transparencia, así como de los regalos que reciben. Y los altos funcionarios tienen un periodo de espera de entre 12 y 18 meses antes de pasar al sector privado, a empresas que estén relacionadas con los temas que trataron en el Ejecutivo comunitario. Aunque aun así se han registrado casos.

El año pasado, la defensora del pueblo europeo, Emily O’Reilly, advirtió de que las instituciones de la UE se encontraban en un “punto crítico” en cuestión de puertas giratorias y alertó de que los casos de conflictos de interés erosionan la confianza pública en la UE. En marzo, O’Reilly ha pedido explicaciones a la Comisión por los viajes pagados de un alto cargo. Mientras, la Eurocámara y otras organizaciones que no suelen estar tanto bajo el ojo público han registrado casos

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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