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INFANCIAS

Mario Vargas Llosa

Hasta los diez años, la niñez fue un paraíso para Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura. Era, dice más de sesenta años después de aquel periodo de plenitud, “una especie de armonía dichosa”. “Todo aquello, sin duda, me llenó de reservas, de ternura, de delicadeza, de sensibilidad, pero no me preparó para enfrentarme a la cruda realidad. Por eso, cuando este enfrentamiento llegó fue mucho más traumático y cruel de lo que hubiera sido de haber tenido una infancia menos feliz”. El encuentro con la realidad marcó, a los diez años, el principio de su adolescencia

El último de los mohicanos
LA CUARTA PÁGINA

El último de los mohicanos

En 'La civilización del espectáculo', Vargas Llosa acierta al diagnosticar el final de una era: la de los intelectuales como él. Parece añorar los buenos tiempos en que una élite —justa e ilustrada— conducía nuestras elecciones