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Intelectuales de Chile y Perú llaman a superar de una vez el conflicto fronterizo

Jorge Edwards y Mario Vargas Llosa lanzan una carta pública para pedir que la próxima sentencia de La Haya sobre el caso sea aceptada como el fin definitivo El Nobel alerta de que los extremismos tratarán de instrumentalizar la sentencia

Pablo Ximénez de Sandoval
Jorge Edwards (a la izquierda) y Mario Vargas Llosa, en la presentación en Madrid de su 'Llamado a la concordia'.
Jorge Edwards (a la izquierda) y Mario Vargas Llosa, en la presentación en Madrid de su 'Llamado a la concordia'.Álvaro García

“Somos viejos amigos, creo que desde hace ya medio siglo”, quiso explicar el chileno. “No hagamos esos cálculos”, rogó el peruano. Jorge Edwards, premio Cervantes y embajador de Chile en París, y Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura y quizá el hombre más famoso de Perú, presentaron este miércoles en Madrid una carta abierta en la que llaman a sus respectivos países a terminar con el resquemor mutuo que arrastran por un antiguo conflicto fronterizo. El momento de hacerlo es la sentencia que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ) debe dictar sobre el caso a finales de año.

La iniciativa, respaldada por 30 conocidos intelectuales de los dos países, considera la sentencia una “oportunidad histórica” para “entrar en una etapa de paz auténtica, de reconciliación verdadera”. En vez de continuar los agravios, cualquiera que sea la decisión debe tomarse como punto final de uno de los grandes conflictos fronterizos de Latinoamérica.

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Perú y Chile se disputan un área de más de 35.000 kilómetros cuadrados del Pacífico frente a la línea divisoria entre ambos. Los dos reclaman estas aguas en virtud de su propia interpretación de distintos acuerdos fronterizos que tienen origen en la llamada guerra del Pacífico, en el siglo XIX. Chile traza la frontera marítima con una línea horizontal desde la costa, siguiendo el paralelo. Perú cree que la línea debe ser dibujada como una continuación de la frontera terrestre, que tiene una trayectoria oblicua, hacia el suroeste.

Las aguas en litigio son muy ricas en un tipo de pescado utilizado para hacer una harina animal de la que ambos países son exportadores. El asunto es un tema político de primer orden y durante décadas los respectivos Gobiernos han utilizado políticamente de forma recurrente el agravio fronterizo del vecino. En enero de 2008, tras una nueva escalada de tensión, el Gobierno peruano forzó una solución externa al presentar una demanda contra Chile en el TIJ, con sede en La Haya.

“Muchos hubiéramos preferido que este diferendo se resolviera en la discreción de las cancillerías”, confesó Vargas Llosa. Una vez que no ha sido así, “está donde tiene que estar”. Las audiencias orales están programadas para finales de año. Tras esta fase, el dictamen definitivo no tardará en publicarse.

Edwards y Vargas Llosa pretenden convertir este litigio en una oportunidad. Visto en positivo, el dictamen de La Haya sentará un precedente de resolución de conflictos en la región por una vía legal, inapelable, que debe servir como vacuna contra arrebatos nacionalistas. Ambos países reconocen la competencia del TIJ, que producirá, cualquiera que sea la parte beneficiada, un dictamen independiente, transparente, razonado, basado en las pruebas y las leyes, que los Gobiernos podrán criticar, pero difícilmente desacreditar. Debe ser “un ejemplo”, dijo Vargas Llosa, de la “manera civilizada de resolver las diferencias” en la región. A partir de la sentencia, Chile y Perú deben “salir definitivamente de la mentalidad del siglo XIX que ha enturbiado nuestro trato”, dice la carta.

Edwards aclaró que, pese a ser embajador en Francia, su iniciativa es estrictamente particular y no representa al Gobierno de Chile, aunque la cancillería chilena estuvo informada. Aseguró que los dos Gobiernos “ven con buenos ojos” la iniciativa.

Vargas Llosa quiere que la carta sirva para que la sentencia no sea “pretexto para grupos extremistas nacionalistas”. Para el Nobel, hay que salir al paso de grupos que instrumentalizan el caso “para que se inviertan recursos en defenderse de la amenaza exterior”, es decir, para forzar carreras armamentísticas que detraen recursos de la lucha contra el subdesarrollo en Latinoamérica.

El texto estuvo redactado en apenas un día, explicaron los escritores. “Hice un borrador rápido y se lo mandé a Mario, que lo hizo más corto y lo afinó”, detalló Edwards. La carta pública estará disponible en llamadoalaconcordia.com junto a las firmas que acompañan a sus patrocinadores. Todo el que lo desee puede añadir la suya.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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