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Teté y las dos Marujas, paseando por la aldea de Pereiriña, en A Coruña, este jueves.
LA CRÓNICA

Las amigas de andar

La vagancia de pies me acompañó en la vida como las bolsas en los ojos y los vestidos que hacen ‘frufru’. Hasta que descubrí, en una incursión por el monte de la aldea, los placeres del caminar. Y de pensar al ritmo de los pies. Y de andar con mis amigas de andar

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