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El último día de Casemiro en el Real Madrid: el primero en llegar, sesión de vídeo y rondo

El brasileño se despidió uno a uno de sus compañeros después de anunciar a Ancelotti que se iba al Manchester United. El técnico italiano desistió de intentar convencerle como había planeado la noche anterior

Casemiro Real Madrid
Casemiro, este viernes en el entrenamiento del Real Madrid en Valdebebas.MARISCAL (EFE)
David Álvarez

El entrenamiento del Real Madrid empezó este viernes con un cuarto de hora de retraso, y la espera alimentó la impresión de que cuando se levantaran las cortinas, Casemiro ya no estaría allí. Pero se formaron los rondos, y en el de los extranjeros, aún formaba el brasileño, llevando la cuenta de los toques: “Um, dois, três, quatro, cinco, seis, sete...”. Como siempre. El metrónomo de los entrenamientos. Su traspaso al Manchester United no se anunció hasta este viernes a las 21.14.

El último día de Casemiro en Valdebebas empezó como todos los de sus más de ocho años en el club, y terminó, entonces ya sí, como un último día de manual, una despedida de la familia poco antes de ultimar los detalles de su nuevo y voluminoso contrato en la Premier y volar este sábado a Inglaterra. Era viernes, víspera de partido, el de este sábado en Vigo contra el Celta (22.00, DAZN). El brasileño, bautizado Casemito por sus compañeros, entró conduciendo con cierto apremio en la ciudad deportiva antes de las diez de la mañana, cuando aún no había llegado ninguno de sus compañeros. Como todos sus días en Valdebebas. Siempre el primero. Hasta el final.

Ya en la ciudad deportiva, comenzaron a asomar las diferencias, que Ancelotti ya había detectado el día anterior: “Yo escucho y leo. A veces no le haces tanto caso a lo que pasa. Había rumores de esta situación, pero no hacía caso. Ayer [por el jueves] me di cuenta de que esto podía pasar”, contó en su primera comparecencia desde que emergieron los rumores del muy serio interés del United por el brasileño.

Ancelotti dice que el jueves entendió que se trataba de una posibilidad cierta, y ese viernes por la mañana se encontró al futbolista en su despacho: “Solamente he escuchado”. La noche anterior, el italiano tenía planeado un último intento de retener al futbolista, que cavilaba la tentación inglesa: cuatro años de contrato con la opción de un quinto, y un sueldo en el entorno de los 10 millones de euros netos al año, muy por encima de los cinco que percibe en el Madrid desde que el año pasado amplió su contrato hasta 2025. Algunas fuentes del club blanco apuntan incluso a que la oferta del United es de 14 millones netos. El Madrid recibirá 70 millones de libras (82,4 millones de euros), 60 fijos (70,6) y 10 (11,8) variables.

Ancelotti había sopesado intentar convencer este viernes por la mañana al brasileño de que se quedara, pero desistió cuando lo escuchó. La opción de seducir al futbolista de 30 años con un aumento de sueldo que desactivara el atractivo de la propuesta inglesa no llegó a echar a rodar. El italiano ni lo intentó: “Escuchando su voluntad, su deseo... No hay manera de volver atrás”, contó. “Quiere probar un nuevo desafío, una nueva oportunidad. Esto creo que el club lo entiende. Por lo que Casemiro ha hecho en este club, la persona que es, tenemos que respetar este deseo que tiene”.

Negociación exprés

Todo parecía inevitable, muy masticado en las frenéticas horas anteriores, desde las primeras informaciones del interés del United el martes. Le añadía solidez el viaje a Madrid del director de fútbol del club inglés, John Murtough. El directivo no suele desplazarse sin trabajo de campo previo. El agente del futbolista, Óscar Ribot, antiguo empleado del Madrid, ejerció también de intermediario entre los clubes, en comunicación fluida con José Ángel Sánchez, director general ejecutivo de los blancos. De modo que la operación se encontraba ya el jueves por la tarde muy perfilada, tanto con el futbolista como con entre las instituciones.

Cuando Casemiro entró este viernes en Valdebebas, ya nadie pensaba que hubiera vuelta atrás, pese a que los contratos aún no se hubieran firmado. Después de hablar con el cuerpo técnico, el brasileño quiso participar por última vez en las costumbres de su equipo. Entró el primero en la sala para la sesión de vídeo previa al partido. Como siempre. Y después salió con sus todavía compañeros a la hierba, y bromeó con Militão, y rio mucho, y llevó la cuenta de los toques del rondo, el paisaje sonoro de la rutina. Más tarde, ya sin las cámaras ni los ojos de la prensa, participó un poco más en la sesión y se hizo a un lado. Pero no se fue de allí, sino que se quedó en la hierba hasta que todo terminó.

Solo con el trabajo hecho, emprendió la ronda de despedidas de los compañeros con los que ha ganado tanto, y otros, los más jóvenes, a los que tanto ha empujado y cuidado. Sin discursos ni alardes, casi uno a uno.

Un par de horas después, el club publicó la lista de convocados, y allí ya no aparecía Casemiro, como había anunciado Ancelotti en su comparecencia.

Las miradas viran ahora hacia el francés de 22 años Aurélien Tchouameni, recién llegado para suceder al brasileño, como recordó Ancelotti: “Ha sido fichado para esta posición, y de momento es uno de los mejores medios que hay en el mercado”. El italiano había calculado que tendría margen para transitar de uno a otro. Al francés le falta cocción: “Tiene que aprender. Tiene que acostumbrarse, posicionarse mejor”, dijo. “Es muy joven. Tiene que mejorar, pero está listo para jugar en el Real Madrid”.

Tchouameni se estrenó como titular el domingo pasado en Almería, donde no mostró todo lo que el técnico cree que puede dar: “A nivel emocional el partido les ha pesado un poco [a él y a Camavinga]. Hoy no han jugado como suelen hacerlo, es bastante normal, son muy jóvenes y la camiseta pesa”, dijo. Por eso Ancelotti tiene un plan b con mayor cuajo, al que apuntó este viernes: “Toni Kroos puede jugar en esta posición, como la segunda temporada que estuve aquí, y ganamos 22 partidos seguidos”, recordó. “No tenemos jugadores con las características de Casemiro, pero tenemos otros con otras características”, agregó el entrenador italiano.

Mientras el brasileño se despedía en Valdebebas de sus compañeros después de volver a reír con ellos, en la ciudad deportiva del Manchester United, su entrenador, Erik Ten Hag, se presentaba serio y tenso ante la prensa en medio de una formidable tormenta de descontento. Le preguntaron por Casemiro, claro: “Hasta que el jugador firme no puedo decir nada”, contestó, y siguió navegando la crisis que creció con el 4-0 del fin de semana pasado contra el Brentford. “En el fútbol, antes de hablar del plan, de la filosofía, hay que hacer lo básico, y eso empieza con la actitud correcta. Se necesita espíritu de lucha en el campo, y no lo vi, desde el primer minuto”, lamentó el técnico, que el lunes, antes del partido contra el Liverpool en Old Trafford, verá las manifestaciones de protesta de aficionados convocados.

Hacia ese lugar del que pretende huir Cristiano Ronaldo parte Casemiro con el recuerdo de sus rutinas felices de Valdebebas, y de su vitrina repleta del Bernabéu.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.

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