Los jóvenes se topan con la burocracia: “Solicitar el bono cultural es más difícil que sacarse el bachillerato”
La ayuda de 400 euros para gastar en el sector artístico, destinada a quienes cumplen 18 años en 2022, echa a andar entre quejas de los usuarios por los problemas tecnológicos y en el registro
Un concierto de Rosalía, la nueva entrega del videojuego FIFA, un tomo con las últimas aventuras de Spiderman o una suscripción a una plataforma para disfrutar de la serie de moda. Y todavía son muchas más las opciones que ofrece el bono cultural joven: una ayuda de 400 euros que aquellos que cumplan 18 años este 2022 pueden invertir en la industria cultural. El incentivo echó a andar el 25 de julio, como una de las medidas estrella del Gobierno. Pero de momento el camino hasta lograrlo no es fácil. Y mucho menos para un rango de edad que no acostumbra a enfrentarse a la burocracia. A eso se le suman problemas con los servidores de los portales oficiales y una agenda sobrecargada que complica la obtención de una cita para realizar los trámites necesarios de forma presencial, según testimonios recogidos por este periódico. El panorama empeora, además, para quien resida en pueblos y municipios pequeños, donde hay menos oficinas de atención presencial.
El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, declaró este miércoles, en una entrevista en La 1 de TVE, que eran comprensibles las dificultades ante el “alud de solicitudes” que están llegando. De momento han recibido más de 180.000 de las 500.000 a las que aspiran —el total de los jóvenes nacidos en el 2004— y se han adherido más de 3.000 empresas. Faltan, pues, más de la mitad de los beneficiarios, con un plazo que vence el 15 de octubre. Cultura rechazó ofrecer más datos a este diario, ni concretar cuántas de las solicitudes han sido exitosas.
Mientras, los solicitantes comparten en redes sociales lo complicado que es solicitar el bono. Una queja que se repite en Twitter: “Más fácil ha sido el bachillerato” (@juliabarroso_g). Otras: “Casi peor que buscar piso” (@OsorioClaara). Al pedirlo “deberían darte también el título de ingeniería informática con matrícula de honor” (@turtleshoodie). O “el tiempo de vida que estoy invirtiendo vale más que los 400 euros” (@s0nia_biene). ¿De dónde vienen tantas complicaciones? Esther Rodríguez, directora del portal pedirayudas.com, donde asesoran a personas que no son capaces de conseguirlo por sí mismos, asegura que “los problemas son múltiples, aunque sobre todo a nivel tecnológico”.
La principal barrera con la que chocan los solicitantes tiene que ver con el sistema de autenticación. “Genera más fallos de los que debería y es lo que más quebraderos de cabeza ha estado dando, al menos hasta hace poco. Anteriormente, solo se podía solicitar con certificado electrónico y/o cl@ve permanente, dos sistemas que requieren ciertos conocimientos técnicos y experiencia en trámites que no todos poseen”, apunta Rodríguez. Además, para conseguir ambos es necesaria una cita presencial, algo que en estas fechas no es fácil, tanto por el calendario estival como por la saturación de las oficinas encargadas de esta gestión. Aunque también ha habido margen para mejoras: “Hace poco el trámite ha sido simplificado ligeramente y ahora, si ya has cumplido los 18 en 2022, se puede solicitar con certificado digital y DNI. Y si cumples 18 este año, pero todavía eres menor de edad, hacen falta Cl@ve PIN y Cl@ve permanente”, explica la directora.
Julián Quintana, de 17 años, coincide como muchos jóvenes de su edad con este diagnóstico sobre la dificultad de hacer los trámites. Destaca la incomodidad de los portales oficiales: “El problema es sobre todo lo incómodas que son las páginas del Estado. Porque en la solicitud del bono en sí se nota el esfuerzo por llevarte de la mano y que sea bonito. Pero en cuanto tienes que registrarte en Cl@ve o facilitar el certificado virtual, uno se pierde y terminas recurriendo a páginas externas con guías sobre qué hacer”. En definitiva, “al final te terminas enterando, pero es muy complejo”.
Lo que sí tiene claro este joven es en qué quiere gastar su dinero: cómics, videojuegos digitales y en ir a menudo al cine, incluso probará con el teatro. El Ministerio de Cultura fijó cómo se tienen que repartir esos 400 euros: 200 para artes en vivo, 100 para productos culturales en soporte físico y otros 100 para consumo en línea. Entre otros campos, excluyó tauromaquia, gastronomía o moda, y estableció que la compra de libros ha de realizarse de forma presencial, ante el temor de que gigantes como Amazon se llevaran buena parte del pastel.
Natalia Montero, de 18 años, tiene pensado gastar la mayoría de los 400 euros entre libros y videojuegos. No le interesan tanto las plataformas de suscripción. Tanto ella como sus amigas se están topando con un muro a la hora de hacer la solicitud: “Cuando intentamos registrarnos tras sacarnos Cl@ve en la página del bono nos pedía aun así el certificado digital y la autofirma. No obstante, llevamos varios días intentándolo y no hay respuesta ninguna de la página, solo nos sale que puede haber un problema con las ventanas emergentes”.
María Soledad Cruz-Guzmán García, portavoz de Cultura del PP en el Congreso, añade otras dos quejas. Por un lado, el momento elegido, “en pleno agosto, con retraso respecto a las promesas, cuando ya han pasado el verano y los grandes festivales para los consumidores y, a la vez, para las empresas pequeñas va a ser más difícil adherirse”. Y, por otro lado, la comunicación: su partido se indignó porque el ministro recogió en Twitter un artículo de El Huffington Post titulado ¿Tienes 18 años? Además de votar puedes disfrutar los 400 euros del Bono Cultural. “Le faltó decir ‘votad por nosotros”, lamenta Cruz-Guzmán García. Y subraya que la obligatoriedad de la adquisición de libros de manera presencial castiga a los portales de las librerías españolas, como Todostuslibros.com, o a los jóvenes de la España vaciada.
Cultura no contestó a ninguna de las preguntas de este diario sobre estos problemas y sus posibles soluciones. Fuentes del ministerio se limitaron a subrayar que “el proceso acaba de comenzar” y que “la fase actual es la de recepción de solicitudes a través de la plataforma habilitada en la web”. Es decir, todavía nadie ha recibido la llamada “tarjeta monedero”, ya sea de forma real o virtual, para empezar a gastar su bono. Iceta, en La 1, estimó que empezarán a llegar “a lo largo de septiembre”. El ministro también subrayó que parte de las dificultades se deben a que es la “primera vez” que se lanza este proyecto y que, a lo largo de los años, ya irá más rodado. Así sucedió en Francia o Italia, los modelos que inspiraron el bono cultural español.
En pedirayudas.com creen que todo sería mucho más sencillo si el Gobierno hiciera uso de los datos censales que tiene registrados: “Perfectamente podría enviar este bono directamente a sus hogares, sin necesidad de una tramitación previa. En cierta forma, parece que la medida también se enfoca en que los ciudadanos y las ciudadanas de este país obtengan ya estos sistemas de autenticación, para sus no tan lejanos trámites online”. He aquí el único coste del bono cultural joven: aprender a lidiar con la burocracia.
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