¿Dejar de comer carne (industrial) para evitar futuras pandemias?
Proveg alerta sobre la relación entre el sistema alimentario y el riesgo de nuevas epidemias
Andamos aún apocados con la que se nos ha venido encima por culpa de la covid-19 cuando algunos nos alertan de que esta penosa historia de epidemias globales no ha hecho más que empezar. Proveg Internacional lanzó la semana pasada un informe sobre pandemias y alimentación donde se afirma que se dan las condiciones ideales para que otros virus se propaguen desde los animales salvajes o domesticados a los hombres y por lo tanto se repita tristemente la historia. O su desenlace sea incluso peor: que la nueva enfermedad resulte aún más letal. El documento ha recibido el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Y en el punto de mira de este drama, las granjas industriales y nuestro sistema alimentario, que da mucha importancia al consumo de proteína animal. En el prólogo del informe Peter Singer, filósofo y profesor de Bioética en la Universidad de Princeton, afirma que comer carne procedente de granjas industriales “siempre ha sido inmoral por lo que les hacen”. Desde que conocemos el cambio climático, la opción es doblemente inmoral porque nos cargamos el planeta. Y desde la irrupción de la covid-19, el consumo de este tipo de carne es triplemente inmoral, según Singer, porque constituye “un serio riesgo para nuestra propia supervivencia”. La gripe aviar y la peste porcina fueron la antesala que nos lanzaron ya señales de alarma, señales que no supimos descifrar a tiempo.
En concreto, lo que favorece dentro de nuestro sistema alimentario este cóctel mortal son tres factores que se refuerzan mutuamente según se desprende del informe:
1) La destrucción de ecosistemas y la pérdida de biodiversidad, promovida en gran medida por la ganadería.
2) El uso de animales salvajes como parte de la alimentación.
3) El uso de animales de granja como alimento (en la ganadería intensiva).
A escala mundial, más del 70% de los antibióticos se utilizan en la ganadería intensiva, para los animales, y no para los humanos. Este uso reduce drásticamente la eficacia de los antibióticos destinados a nosotros, lo que agrava por lo tanto el riesgo general para la salud de las personas y aumenta la carga sobre los sistemas sanitarios, especialmente durante una pandemia.
Las enfermedades zoonóticas causan más muertes a escala global que la diabetes y los accidentes de tráfico juntos
Según se lee en el informe de Proveg Internacional, “el riesgo de futuros brotes y la severidad de su impacto se incrementan con el aumento de la demanda de productos de origen animal en el mundo globalizado actual”. Y esa demanda creciente va a ser absorbida por el mismo proveedor: se estima que las granjas y las piscifactorías industriales representan más de un 90 % de la producción global de carne y pescado.
De hecho, las enfermedades zoonóticas —transmitidas de animales a humanos— ya causan más muertes a escala global que la diabetes y los accidentes de tráfico juntos. La tasa de letalidad de la covid-19 (4,7%) la hace 47 veces más letal que la gripe común, lejos aún de las tasas más elevadas de otras enfermedades zoonóticas, como la gripe aviar H5N1, que llega al 60%.
Según los expertos los futuros brotes pueden ser más letales y además más frecuentes. Si la tasa de letalidad de un futuro brote zoonótico global fuese similar a la del ébola, el H5N1 o la gripe de 1918, sus efectos desde luego sobrepasarían toda infraestructura existente. Ya no se trataría de cuestiones como las de si habrá suficientes ventiladores y unidades de cuidados intensivos, sino de cuestiones como la de si habrá suficiente personal sanitario capaz de seguir haciendo su trabajo.
La conclusión de todo ello es un llamado urgente a modificar nuestro sistema alimentario, sustituyendo los productos de origen animal por alternativas vegetales. Con ello no solo se prevendrían futuras pandemias sino que se combatirían de paso otros frentes globales abiertos, como el cambio climático, el hambre en el mundo y la resistencia creciente a los antibióticos. Así que la pregunta se impone: ¿dejarías de comer carne (industrial) por todas estas razones?
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