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Autorretratos a través de la pantalla

La modelo Martina Klein.
La modelo Martina Klein.Sergi Pons

La tecnología se ha convertido durante el confinamiento en la única forma de relacionarnos con el mundo y entre nosotros. Leonor Watling, Bob Pop, Rodrigo Cuevas, Martina Klein, Teresa Sapey, Leticia Dolera y Laura Ponte participan en una sesión fotográfica vía telemática y explican su relación con la realidad digital. Que no nos falle la conexión.

Leonor Watling: “En este momento estoy muy encerrada en mí”

La vida virtual de Leonor Watling no se ha visto muy alterada por el confinamiento. Al contrario, desde que está en casa reconoce que le cuesta mantenerse activa en redes sociales. “En este momento estoy muy encerrada en mí. Además, soy muy torpe con la tecnología. Es algo que tendré que cambiar”. Más allá de las clases online de sus hijos y un par de directos en Instagram, podríamos decir que su relación con lo digital no es muy fructífera. “Cuando hicimos la sesión de fotos telemática de este reportaje, propuse salir con la cabeza dentro de la lavadora y el lavavajillas lleno de cosas. Es la sensación que tengo. No hago más que poner y quitar el lavavajillas, y el micrófono y los libros se han quedado ahí”.

La actriz Leonor Watling.
La actriz Leonor Watling.Sergi Pons

Uno de los motivos del distanciamiento con el mundo digital que sufre la actriz y cantante es que tanto ella como su pareja, el cantautor Jorge Drexler, se contagiaron de coronavirus la semana anterior al inicio del confinamiento en España. Por suerte, cuenta, solo se encontraron mal durante una semana y, aunque perdieron el sentido del olfato, el proceso no fue grave. “¿Sabes cuando empiezas como a no encontrarte bien? Enseguida me metí en casa, luego tuve fiebre cinco días y ya está. Hay situaciones mucho más difíciles”, dice. Ya recuperada, Watling se encuentra trabajando fuera de casa en un proyecto del que no puede desvelar nada.

“Estamos todos haciendo un esfuerzo muy bonito que espero que se mantenga. Por ejemplo, la comunidad del colegio de mis hijos se ha unido mucho: están todos los profesores, los padres y los niños colaborando”. Se siente afortunada: “Tengo una buena conexión a Internet para hablar con mis seres queridos, la capacidad de ayudar a mis hijos y una casa donde me puedo quedar cincuenta días. Desgraciadamente nos hemos acostumbrado a vivir en pisos que en realidad no puedes habitar, solo puedes ir a dormir”.

Bob Pop: “Estaba saturado y sentía que veía la vida a través del filtro digital”

El humorista Bob Pop.
El humorista Bob Pop.Sergi Pons

Escritor, colaborador de televisión y radio…, Roberto Enríquez, más conocido como Bob Pop, es uno de los afortunados que, gracias a su talento multidisciplinar, continúa trabajando durante el confinamiento a pesar de las limitaciones que conlleva estar en casa. De hecho, Late motiv, el programa de Movistar+ presentado por Andreu Buenafuente y en el que él colabora, se está realizando videollamada mediante. “Muchos estábamos hablando con amigos a través de aplicaciones como Zoom y Houseparty, así que hemos intentado transformar el programa y hacer lo que mejor se nos da con los medios que tenemos a nuestra disposición”. En lo personal, los primeros días optó por mantenerse alejado de las redes sociales; lo que él llama una dieta analógica: “Volví al teléfono fijo, al DVD y a leer en papel. Estaba saturado y sentía que veía la vida a través del filtro digital. Había perdido mucha verdad. Me apetecía desescalarme yo mismo de esto. Y fue bien”.

Se ha encontrado con la dificultad de hacer un programa de humor en un momento de crisis y sin un público con el que interactuar. “Es raro. Como tocar un instrumento sin saber si está afinado. No sabes cómo está la gente para la que pretendes hacer humor; pero estamos tratando de que el contenido sea lo más luminoso posible. Hablamos desde el privilegio de estar bien, pero también hay gente que está pasándolo mal por motivos de salud o laborales, así que es importante no ser un cenizo y jugar al entretenimiento para que la audiencia tenga un rato de alivio”, explica. No descarta que, a raíz del confinamiento, surjan más formatos de entretenimiento puramente digitales y producidos desde la comodidad del hogar, pero, para él, “es más probable que llegue un momento en el que queramos luz, espectáculo, superproducciones, buen sonido y ver realidades que no sean tan idénticas a la nuestra”.

Martina Klein: “Si yo no tuviera hijos y pareja, habría sido otro confinamiento muy distinto”

La modelo Martina Klein.
La modelo Martina Klein.Sergi Pons

Desde su casa en Sant Cugat, Barcelona, la modelo Martina Klein hace vídeos en directo para sus 130.000 seguidores en las redes sociales donde charla con profesionales del interiorismo o con amigos célebres como la modelo Eugenia Silva. Su presencia en las plataformas digitales se ha convertido en la excusa para no estar todo el día en pijama o en chándal, excepto cuando comparte sus sesiones de entrenamiento con su pareja, el extenista Àlex Corretja.

Junto a él y sus hijos, ha tratado de convertir su hogar en una suerte de oasis. “Por suerte, estamos bien de salud, así que nos hemos limitado a convivir y a disfrutar de esto como si fuera un fin de semana muy largo”.

Con seis personas encerradas, establecer horarios y mantenerse ocupados es fundamental para la convivencia. “Si yo no tuviera hijos y pareja, habría sido otro confinamiento muy distinto. Habría dormido mucho, vería muchísimas series”. Habría estado, en definitiva, mucho más pegada a las pantallas. Sin embargo, se han encontrado montando puzles, pintando con acuarelas y haciendo manualidades o ayudando a sus hijos con las clases virtuales, eso sí. Todo ello sin dejar de trabajar frente al ordenador en Lo de Manuela, su marca especializada en textil para el hogar. “El ADN de la empresa se basa en los viajes de Manuela, mi socia. Hemos tenido que modificar la colección y, en lugar de inspirarse en un viaje a Suiza, lo hace en una travesía hacia dentro. También hemos cambiado todos los mensajes que hemos lanzado en la web y las redes sociales”.

La modelo Martina Klein ha querido usar sus redes sociales para lanzar mensajes positivos, dar charlas sobre interiorismo y colaborar con causas sociales

Klein considera que no es el mejor momento para compartir cualquier contenido online y ha optado por limitarse a hacerse eco de iniciativas solidarias como #Yomecorono, en apoyo del primer ensayo clínico aprobado por la Agencia Española del Medicamento para definir fármacos con los que tratar a los infectados y prevenir el contagio, organizado por el doctor Bonaventura Clotet.

Teresa Sapey: “Lo más divertido en esta vida es lo inútil, y el arte es inútil”

La arquitecta Teresa Sapey.
La arquitecta Teresa Sapey.Sergi Pons

Cuando no está dando clases virtuales para distintas universidades u organizando su estudio, Teresa Sapey disfruta de sus vistas al parque del Retiro de Madrid y espera ansiosa poder volver a pasear por él. La arquitecta e interiorista vaticina que el teletrabajo será el futuro para muchos y, por ello, se crearán pequeños despachos dentro del hogar. Los balcones y las grandes despensas se revalorizarán también en la llamada nueva normalidad.

Para Sapey, la casa ideal donde pasar el confinamiento “ha de tener una terraza, buena luz, un baño fantástico, un dormitorio con lo justo para dormir, un buen armario — aunque me he dado cuenta de que no necesito mucha ropa— y una gran cocina abierta y fácil de limpiar. Con eso, todo el mundo estaría contento”, resume la italiana antes de irrumpir en una irónica carcajada.

Como todos, es consciente de cuáles son ahora los trabajos esenciales, pero “lo más divertido en esta vida es lo inútil. El arte es inútil, pero te da placer”, defiende. Por eso, reivindica la importancia de los interioristas que facilitan la vida a la gente para ser más productiva. Ella continúa trabajando con la ayuda de su ordenador y utiliza su perfil de Instagram para mandar mensajes positivos a través de vídeos cargados de sentido del humor donde aparece planchando o lavándose las manos mientras se pregunta cuándo acabará esta crisis. “Era algo que antes no hacía. Solo compartía proyectos profesionales porque me da mucho miedo exponer mi vida, pero ahora creo que es necesario lanzar otro tipo de mensajes”.

Rodrigo Cuevas: “Ya son 20 conciertos o más los que he cancelado”

El músico Rodrigo Cuevas, desde su casa en Asturias.
El músico Rodrigo Cuevas, desde su casa en Asturias.Sergi Pons
“Hice una receta de champán en mis redes sociales que tuvo mucho éxito. La gente me escribía con fotos suyas reproduciéndola”, cuenta el cantante Rodrigo Cuevas

El músico vive el confinamiento desde la tranquilidad que da el día a día en un pueblo de aproximadamente 15 habitantes en Asturias. Pasea a sus burras por los alrededores, se ocupa de su pequeño huerto, amuebla la casa a la que se acaba de mudar y, de cuando en cuando, se comunica con sus seguidores a través de las redes sociales, las cuales son, ahora mismo, su ventana al resto del mundo. “No he sufrido la escasez de papel higiénico y harina, pero he tenido que cancelar muchos eventos. Era el artista más nominado de los Premios de la Música Independiente (MIN) y los han aplazado. Tenía bolos en Zaragoza, Salamanca, Alicante… Ya son 20 conciertos o más los que he cancelado”. El sector cultural será uno de los últimos en volver a trabajar con normalidad. Como él mismo reconoce, los cantantes, la cara más visible de la industria, no se verán tan afectados como los técnicos y músicos de las bandas. “Por eso tenemos que hacer comunidad y apoyarnos”. Mientras tanto, la tecnología está siendo su gran aliada —“incluso he compartido una receta de champán que tuvo mucho éxito. La gente me manda sus vídeos haciéndola”— no solo en el campo profesional. Al estar alejado de su familia, las videollamadas le permiten estar en contacto con sus seres queridos; como su abuela, que a los 85 años maneja WhatsApp con destreza milenial. “Ella es superactiva. Responde a los memes con una agilidad mental increíble”, cuenta. Su último disco, Manual de cortejo, llegó a las tiendas el pasado diciembre y, aunque está deseando volver a los escenarios, lo primero que hará cuando regrese a la normalidad será “tomar un vermú y visitar” a su madre y a su abuela, la hacker.

Leticia Dolera: “La cultura es un faro para entretenernos y recordar que no estamos solos”

La cineasta Leticia Dolera.
La cineasta Leticia Dolera.Sergi Pons

La cineasta se encuentra trabajando desde casa. Escribe la segunda temporada de la serie Vida perfecta (Movistar+), que cuenta con humor las vidas y problemas del día a día de tres mujeres: Cristina (Celia Freijeiro), Esther (Aixa Villagrán) y María (que interpreta la propia Dolera). Los estudios Warner Bros. y HBO contactaron con ella para su nueva apuesta en común. “Me llamaron para proponerme participar en un proyecto de cortometrajes dirigidos, escritos y producidos desde casa durante el confinamiento”. Por supuesto, aceptó. Ella, los técnicos con los que trabaja telemáticamente y los actores con los que colabora a través de videollamadas son el único equipo de rodaje del que dispone.

Leticia Dolera: “Hemos creado un grupo de WhatsApp para los vecinos de la calle. Hablamos de la música que nos gustaría que pinchase el que tiene mejores altavoces”

Para llevar mejor este intenso proceso, cada mañana, seis días a la semana, hace yoga vía Instagram y chatea con sus vecinos. “Ya tenía su teléfono, pero ahora, durante el confinamiento, hemos creado un grupo donde se une la gente de mi calle. Hablamos de la música que nos gustaría que pinche el vecino que tiene los mejores altavoces o con los dueños de la tienda de ultramarinos de abajo de mi edificio”.

Confía en que el sector audiovisual saldrá adelante. “Ahora todos estamos consumiendo muchas series y películas. En los momentos de crisis y miedo, la cultura es un faro para entretenernos, pero también para poner preguntas en común y recordar que no estamos solos”.

Laura Ponte: “Los primeros días cuando salía a aplaudir lloraba muchísimo”

La modelo Laura Ponte disfruta del sol en su jardín.
La modelo Laura Ponte disfruta del sol en su jardín.Sergi Pons

Laura Ponte reconoce que la forma tan diferente en la que ella y sus hijos (de 13 y 14 años) se relacionan con la tecnología está marcando también la manera en la que toleran el confinamiento. “Ellos no tienen ningún problema por no salir a la calle. Están siempre conectados. Juegan con gente de todas partes del mundo que no conocen de nada. Japoneses, italianos… Es otro lenguaje. La diferencia entre ellos y yo es brutal”, reconoce. “Me ha costado más a mí. Los primeros días cuando salía a aplaudir lloraba muchísimo”. Debido al interés de la prensa por su vida personal, explica que no se le da bien exponerse en redes sociales. “Ahora la intimidad de cada uno no vale nada. Prefiero usarlas para defender la labor de fundaciones con las que colaboro”.

Ha cambiado las pasarelas por el diseño de trajes de novia, y ahora que el confinamiento ha obligado a la mayoría de parejas a aplazar las celebraciones o a reducir el número de invitados considerablemente, su negocio se ha visto afectado. La exmodelo ha abierto recientemente las puertas de su taller después de dos meses de parón y, explica, una semana antes de retomar la actividad, que atenderá a todas sus clientas con las precauciones sanitarias pertinentes. “Antes de confinarnos estaba creando bisutería con una empresa de cerámica. Ahora todo se ha estancado”. Aun así, idea cojines para otra empresa, hace ilustraciones y animaciones digitales por encargo y cocina junto a su madre. Lo único a lo que no se anima es a practicar deporte. “Lo intenté, pero me dio un tirón y lo descarté. Prefiero hacer videollamadas con amigos y compañeros. Aunque no me gusta mucho hablar por teléfono. Prefiero ver a la gente en persona”.

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