La pillería de Roberto sirve para que el Espanyol empate con el Athletic, en un partido marcado por los insultos racistas a Maroan

Una pillería de Roberto y el olfato de Sancet con el gol bastaron para alegrar un duelo con tanta entrega como poco fútbol, una igualada y un envite manchado por los insultos racistas de la grada hacia Maroan. Eso advirtió Iñaki Williams —que hace cuatro años recibió en el mismo estadio vejaciones xenófobas y que el caso llegó a los juzgados— al colegiado, que paró el envite para activar el protocolo para estos casos. Luego rodó el balón y el empate le vale al Espanyol para eludir la zona de la quema y al Athletic para atornillarse en los puestos de Champions, además de para igualar la segunda mejor marca de encuentros sin perder, pues ya son 15 como sucediera hace 41 años con Clemente. El hito queda en 20, al final del curso 1928-29, y durante toda la temporada siguiente.

ESPEspanyol

1

Joan García, Leandro Cabrera, Carlos Romero, Marash Kumbulla, Omar El Hilali, Jofre Carreras (Antoniu Roca, min. 78), Pol Lozano (Edu Expósito, min. 78), Urko González (Fernando Calero, min. 66), Javi Puado (Pere Milla, min. 88), Alex Král y Roberto Fernández (Alejo Véliz, min. 77)

ATHAthletic

1

Unai Simón, Yuri Berchiche, Yeray Álvarez (Aitor Paredes, min. 69), Andoni Gorosabel (Óscar De Marcos, min. 69), Dani Vivian, Alex Berenguer (Nico Williams, min. 64), Mikel Jauregizar, Iñaki Williams, Oihan Sancet, Beñat Prados (Mikel Vesga, min. 64) y Maroan Sannadi (Gorka Guruzeta, min. 77)

Goles 1-0 min. 61: Roberto Fernández. 1-1 min. 76: O. Sancet

Arbitro Guillermo Cuadra Fernández

Tarjetas amarillas Yeray (min. 4), Urko Gonzalez (min. 45)

El Espanyol, escarmentado cuando pretendió en sus inicios jugar al intercambio de golpes, aprendió hace tiempo que su aspiración no pasa por las filigranas ni por el juego plástico, tampoco por lo estético. Juega poco, que es mucho porque con eso le alcanza para negar al rival, también para creer en la salvación. Lo suyo es el fútbol rudo, ese que no tiene aliños, que sale de la raíz sin miramientos, pelotazos largos que pretenden ser desplazamientos con intención a los desmarques de los extremos o al pecho del delantero centro para reconvertir la jugada en una contra, para tratar de definirse puntualmente en campo ajeno. Lo suyo es el reinado de las segundas jugadas, detalles que definen partidos. Lo suyo es todos juntos y a una, estrecheces para el rival. Todo eso lo comprobó el Athletic, que quería más pelota entre las botas, aura de equipo resultón, confianza que otorgan los resultados. Pero pronto entendió que o afinaba el pie para descontar las aguerridas líneas de presión rivales, o no había tutía con ataques en estáticos, que Maroan no recibía balones en condiciones y Sancet tampoco actuaba de crupier en los metros finales ni se podía presentar por sorpresa en el área. La contienda no correría por parajes de toque y mimos al balón, sino de brega y físico. Eso quería el Espanyol y a eso acabó por jugar el Athletic, porque puede que tenga piernas técnicas y habilidosas, pero su corazón de león nunca rehúye de la lucha como bien explica la historia y la heráldica que lleva a cuestas.

Aunque hay batallas que ya no se juegan ni comparten, como bien entendió el colegiado, que en el ecuador del primer acto detuvo el encuentro porque escuchó insultos racistas hacia Maroan. Resulta que, tal y como explicó en el acta, Iñaki Williams se acercó al colegiado para explicarle que desde la grada estaban vejando a su compañero. “Me comunicó que le gritaban ‘puto moro’. Por lo que en ese momento apliqué el protocolo establecido para estos casos, El partido se reanudó tras comunicar estos hechos al Delegado del campo y dar traslado de los mismos a la Unidad de Control Operativo de la Policia encargada de la seguridad en el estadio, después de hacerse público por la megafonía el comunicado pertinente para estas situaciones”, rezó el acta arbitral. Unos pocos que son muy necios. “El Espanyol tiene leyendas como N’Kono, que es negro, a un lateral marroquí. Cuatro tíos no pueden empañarlo todo y el árbitro lo ha hecho muy bien”, concedió Iñaki. Por lo que volvió a rodar el balón, aunque fuera a trompicones, por más que el Athletic comenzó a merodear las inmediaciones del área rival. Ora un remate torcido de Maroan; ora un centro envenenado de Yuri; ora un disparo demasiado alto de Sancet… Pero nada que descosiera al entramado defensivo del oponente, tan nutrido como bien plantado.

Más choque que fútbol y de nuevo sonrisa blanquiazul, que de la premura hacía virtud, capaz de subrayarse a la contra con dos disparos (Puado y Romero) que no cogieron portería por poco, y uno más de Jofre que le pegó a la carrera y centrado. Se quedó en un susto, más de lo que podía presumir hasta entonces el Athletic.

Nada varió tras el resuello, equipos sin ingenio para filtrar el último pase ni encontrar el remate definitivo, fútbol de desgaste y bostezo. El ejemplo eran los arietes, Quijotes que luchaban contra molinos de viento, Maroan por un lado y Roberto por el otro, carreras y desmarques sin premio. O no… Porque Roberto le llevó la contraria a la lógica y al juego, también al Athletic y sobre todo a Unai Simón. Resulta que Vivian le cedió el esférico al portero en una jugada que no entrañaba peligro. Control y oteo del horizonte, despreocupado porque era un pase atrás para volver a empezar. Aunque se enredó un segundo de más para entregar el esférico a un compañero, tiempo que aprovechó Roberto para aparecer de la nada, para marcarse un sprint a lo Usain Bolt, para tirarse al suelo y rebañarle la pelota, para enviarla de paso al fondo de la red, para festejar un gol tan insólito como reparador. Era la pillería con botas. Era el recuerdo al tanto de Tamudo en la final de la Copa de 2000 ante el Atlético, cuando le sisó la bola con la cabeza a Toni mientras la botaba, cuando definió el triunfo blanquiazul.

No ocurrió lo mismo en Cornellà porque el Athletic tiene en Sancet a un trescuartista con una pegada sin igual, futbolista que vale un potosí. Eso explicó, una vez más, cuando el Espanyol dejó consternado al rival. Pidió el protagonismo y el balón, disparos por doquier. Primero le pegó desde el vértice del área y Joan García respondió con una palomita sensacional; después conectó un disparo que pareció cantarse gol hasta que la pierna de Romero dictó lo contrario. Y después, a la salida de un córner, chutó a la remanguillé para que el balón, caprichoso, rebotara en el trasero de Calero y acabara en la portería, en el gol del empate. Fueron los ánimos que necesitaba el Athletic, más profundo con Nico Williams en el campo, al fin un equipo volcado al ataque. Pero Sancet no volvió a decir la suya y la puntería brilló por su ausencia. No había para más.

Clasificación

Clasificación	PT	PJ	PG	PE	PP
13 GET	30	24	7	9	8
14 CEL	29	24	8	5	11
15 ESP	24	24	6	6	12
16 LEG	24	24	5	9	10
17 LP	23	24	6	5	13

Clasificación	PT	PJ	PG	PE	PP
2 ATM	50	24	14	8	2
3 BCN	48	23	15	3	5
4 ATH	45	24	12	9	3
5 VLL	41	24	11	8	5
6 RAY	35	23	9	8	6