“Nos merecemos que África sea contada en toda su complejidad”
La periodista nigeriana Chika Oduah recibe el premio de Derechos Humanos de la Abogacía española por dar voz a los afectados por el terrorismo de Boko Haram
Habla alternando templanza y exclamaciones, enumera sus argumentos y dice lo que cree aunque lo reconozca políticamente incorrecto. La periodista Chika Oduah nació en 1986 en Ogbaru, una localidad del sur de Nigeria, pero a los dos años se fue a vivir a Estados Unidos con sus “extremadamente conservadores” padres, pastores cristianos. Cuenta que se vinculó por completo a la comunidad nigeriana en Atlanta y, después de estudiar Periodismo y Antropología, trabajó en Chicago, Washington y Nueva York, hasta que se percató antes de llegar a los 30 años que las noticias que le importaban estaban en su tierra natal. “Si quieres ser una buena periodista tienes que vencer a la bestia y Nigeria es la bestia”, dice en un hotel de Madrid tras recoger el premio Derechos Humanos 2017 de la Abogacía española en la categoría de Medios de Comunicación por recorrer las zonas controladas por el grupo terrorista Boko Haram y dar voz a las vidas cotidianas de sus mujeres y su población.
“En 2014 todos los medios internacionales y locales informaban del secuestro de las 276 alumnas de Chibok por Boko Haram, pero pensé... ¡nadie está allí! Ningún periodista fue antes hasta el lugar hasta el que yo accedí, se informaba desde lejos, y yo quería saber de verdad cómo se sentía el pueblo, la reacción de los padres, que no paraban de llorar, apenas podían hablar”, recuerda la reportera, que por esa cobertura ganó el premio CNN Multichoice African Journalist, un reconocimiento al que le ha seguido también el galardón Periodista del Año 2014 Trust Women de la Fundación Thomson Reuters. Fue solo con el rostro al descubierto, vestida con una abaya negra, y reconoce que pasó miedo durmiendo en las casas registradas antes por Boko Haram y cruzando de noche las carreteras que controla el grupo terrorista. “Está claro que no hay ninguna historia que merezca una vida, pero si ocurre, sabré que lo haría por una buena causa. Sé que tomo riesgos, pero no estoy loca. Esta es mi llamada, es más que mi carrera. Tengo que hacerlo", considera.
La aproximación antropológica a sus temas caracteriza su trayectoria. “Da una perspectiva diferente, no es solo política”, reseña Oduah, que también trabaja temas de salud de las mujeres, matrimonios infantiles, mutilación genital o las afecciones de fístulas en las menores. “Abusan de ellas y sus cuerpos no están aún bien desarrollados. Por las agresiones pierden el control de la vagina y del ano, o les afecta cuando tienen las caderas muy pequeñas si quedan embarazadas”, ilustra la reportera, que exige responsabilidades a los políticos de su continente, tanto por estos hechos como por las mujeres víctimas de trata que desde hace décadas suben hasta Europa.
A los Gobiernos africanos no les importa tanto lo que están sufriendo sus mujeres. Los presidentes son corruptos
“Lo que ocurre aquí no es solo cuestión de culpar a Europa. El verdadero desafío, y quiero señalar con el dedo, es que a los Gobiernos africanos no les importa tanto lo que están sufriendo sus mujeres. Los presidentes son corruptos, compran a sus hijos hasta 15 coches, y no hacen nada para llevarlas a la escuela, no dan trabajo… y la gente está desesperada por irse, incluso arriesgando sus vidas. Es una vergüenza, eso es lo que es”, dice con tono calmado e incisivo consciente de sus palabras, que prosiguen con un alegato para que los africanos reconozcan sus valores… “Exportan el oro y la plata… creen que los blancos hacen mejor las cosas, se sienten intimidados. Eso durará hasta que los africanos reconozcan su dignidad”, dice ahora más con una lectura antropológica.
La periodista, que ha publicado para The Guardian, Al Jazeera, The New York Times, BBC, CNN, entre decenas de medios internacionales, considera clave que se informe de su continente con el contexto que se invierte en los demás trascendiendo los estereotipos o las realidades simplificadas. “Cualquier sitio del mundo es complejo. De la misma manera que hay que analizar críticamente a la Unión Europea o a América, se debe tratar a África. Merecemos que se cuente y se entienda en toda su complejidad y esa es una de las razones por las que hago lo que hago”, propone con elocuencia Oduah, que anima a que haya más redactores locales que difundan en el ámbito internacional. “No hay demasiados periodistas africanos contando el continente. Hay gente blanca, y a veces no son parte de esa cultura, por lo que se pueden perder cosas. Es importante que el mundo vea reporteros africanos hablando de África”, defiende.
Es trabajo de las mujeres educadas cubrir la brecha y no dejar aisladas a las demás
Ella, como mujer negra, confiesa haber encontrado facilidades para informar. “Quizás una persona blanca puede ser vista como forastera. Y también por ser mujer en la cultura musulmana he podido entrar en las habitaciones de las personas que se han abierto a mí. O en otros casos, me han abierto puertas por resultar indiferente como mujer. A los oficiales no le importas y te dan acceso a los sitios. Si fuera un hombre, igual me dirían que me parara”, dice la periodista, que apuesta por hacer a cada mujer portavoz de las injusticias de las demás. Ve que en su país se multiplican conductas que bajo el amparo del término cultura atentan contra los derechos humanos. “Hay millones de africanas que protestarían para que no se casen sus hijas. Ellas las han parido, algo pueden decir, tienen que tomar posiciones de líder, aunque sé que es difícil”, reconoce Oduah, que insta a las más formadas a que salgan de la zona de confort y alcen sus voces por ellas. “Todos tenemos un papel que desempeñar, algo que hacer. Es trabajo de las mujeres educadas cubrir la brecha y no dejar aisladas a las demás. Necesitamos más mujeres educadas”, clama.
Entre los temas de género menciona también los casos de las mujeres que trabajan en los bancos nigerianos. “Muchas han tenido que hacer favores sexuales para obtener sus puestos o clientes, es una práctica muy común. Por eso las hay tan guapas en los bancos de Nigeria”, expone la redactora, que matiza que también hay hombres que se acuestan con ricas para obtener las cuentas “aunque muchos menos”. Menciona casos así entre la infinidad de cuestiones que encontró para contar en su país al que fue como primera razón por su dureza. “La gente dice que si puedes vivir en Nigeria, puedes vivir en cualquier sitio; la segunda razón es porque es la tierra de mis ancestros; y la tercera porque es el lugar más interesante desde el punto de vista periodístico. Tiene muchísimas noticias, es fascinante. Tenemos más de 300 idiomas, corrupción, temas de género, mucho para investigar”, apunta.
Y piensa seguir en la lucha. Ahora con base en Dakar, desde donde se mueve a otros países de África occidental para seguir ejecutando su llamada. "Mis padres han intentado protegerme de estos reportajes, pero cuando leyeron lo de Chibok se dieron cuenta de que no podían controlarme más. Es como algo que me empuja, que hay una fuerza que me anima a hacerlo. Que si no lo hago tengo una vida que no está completa. Solo tengo que hacerlo", concluye convencida.
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