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La UE exige medidas urgentes a Italia o bloqueará la 'mozzarella'

Roma cierra 86 granjas de búfalas, pero cree que no hay riesgos

La Comisión Europea (CE) exigió ayer al Gobierno italiano que aplique medidas urgentes para atajar la contaminación por dioxinas de la mozzarella y que impida la entrada del queso de búfala en el mercado interno europeo. Aunque un portavoz del comisario de Sanidad confirmó que, según los datos enviados por Italia, la mozzarella contaminada no ha salido del país y presenta un nivel de dioxinas "superior al autorizado, pero no excesivo", la CE considera "insatisfactorias" las medidas tomadas por Roma.

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El Gobierno italiano trató durante todo el día de minimizar la crisis, desatada a principios de semana por el boicoteo lanzado por Corea del Sur y Japón, al que se han sumado Rusia, Estados Unidos y Reino Unido.

"No hay ningún riesgo para la salud humana, no existe un caso mozzarella, los rastros de dioxina son minúsculos, Italia tiene controles sanitarios y agrícolas, que son los mejores de Europa. Y además no exportamos mozzarella a Corea del Sur". Todo eso dijo ayer el ministro de Agricultura, Paolo de Castro, segundos después de degustar, ante algunos científicos, un grupo de productores y muchas cámaras de televisión, unas bolas del exquisito, queso de búfala, hoy bajo sospecha.

El gesto del ministro, que quizá recuerde a algunos al célebre baño de Manuel Fraga en la playa de Palomares, era la respuesta a la psicosis internacional suscitada por el anuncio de la presencia de dioxinas, una sustancia potencialmente cancerígena, encontrada en una parte de la leche y la mozzarella de búfala que se produce en Campania.

En esa amplia y conflictiva región meridional se elabora el 90% de la mozzarella con sello de denominación de origen. La Campania es conocida, además, por ser el gran feudo de la Camorra, que según han admitido organismos oficiales está implicada a fondo tanto en el negocio de la recogida de basura como en el de la fabricación de mozzarella.

En la región se han enterrado e incinerado ilegal y descontroladamente miles de toneladas de desperdicios tóxicos en los últimos años, y las dioxinas que producen esos incendios no son un asunto nuevo.

En 2002, un pastor de Acerra, Vincenzo Cannavacciuolo, denunció que muchas de sus ovejas tenían malformaciones en la cabeza, no daban lana, abortaban a menudo y morían masivamente. Él mismo falleció a causa de un cáncer en la columna vertebral. Según los análisis postmortem, las ovejas tenían en la sangre niveles de dioxina 13 veces superiores al máximo tolerado; la sangre del pastor tenía 20 veces más.

Aunque el Gobierno insistió en que los informes que ha enviado a Bruselas no revelan "nada extraordinario", los datos conocidos hasta ahora no parecen muy tranquilizadores: se han controlado 130 factorías de mozzarella, han aparecido dioxinas en 26 muestras de queso y se han cerrado de forma cautelar 83 granjas de búfalas.

En los restaurantes y supermercados de Nápoles, el consumo del queso, que según datos recientes toma uno de cada dos italianos, ha descendido muy apreciablemente. Las pérdidas, según el Consorcio de la Mozzarella, ascienden a 30 millones de euros. "Todo el mundo nos pregunta si la mozzarella que traemos es fiable", cuenta el señor Marino, veterano gerente de una pizzería del centro de Nápoles. "Hemos colgado el certificado de Sanidad, pero da igual; la gente tiene miedo".

El ministro italiano de Agricultura, Paolo de Castro, come <i>mozzarella</i> para demostrar que no es peligrosa.
El ministro italiano de Agricultura, Paolo de Castro, come mozzarella para demostrar que no es peligrosa.REUTERS

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