Uribe pone fin a la mediación de Chávez con la guerrilla de las FARC
El presidente venezolano contactó con el alto mando militar colombiano
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, puso fin ayer a la misión de mediación que había encargado a su homólogo venezolano, Hugo Chávez, para lograr la liberación de 45 de los rehenes en poder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). La decisión se produjo después de que Chávez telefoneara al jefe del Ejército de Colombia, general Mario Montoya, para pedirle información sobre los secuestrados, contraviniendo una petición expresa de Uribe para que no mantuviera contactos con mandos militares.
La advertencia había tenido lugar en la reciente Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile, en la que los dos presidentes sostuvieron una larga reunión. José Obdulio Gaviria, asesor del presidente colombiano, explicó que, ante una mención expresa de Chávez al general Montoya, Uribe le pidió que "no le distrajera a sus generales del trabajo frente a los bandidos de las FARC", informa la agencia Efe. "Lo que tengamos que hablar de los secuestrados, lo hablamos tú y yo", concluyó el colombiano.
El presidente de Colombia le pidió que no distrajese a sus generales
Chávez provocó una "reacción drástica" de los altos mandos militares
Pese a ese compromiso, la senadora opositora Piedad Córdoba, "facilitadora" junto a Chávez de las negociaciones con las FARC, se presentó en el despacho de Montoya y le pasó una llamada del mandatario venezolano. Córdoba asegura que todo fue una casualidad y que Hugo Chávez solo "quería saludar" al jefe del Ejército colombiano.
La llamada telefónica provocó una "reacción drástica de los altos mandos militares", dijo Gaviria. Y fue la chispa que llevó a Uribe a acabar con una mediación aceptada "por la afinidad ideológica" de Chávez con la guerrilla marxista, y que, después de casi tres meses, lejos de producir resultados, ha generado varios roces con las autoridades colombianas.
El más visible se produjo el pasado 8 de noviembre, cuando Chávez recibió en Caracas a dos dirigentes de las FARC, Rodrigo Granda e Iván Márquez (ambos excarcelados por Uribe meses antes), sin haber alertado a las autoridades colombianas, tal y como se había acordado. El tema fue tratado en la reunión de Santiago de Chile, donde además Uribe presentó a Chávez fotos de satélite que mostraban la existencia de un campamento de las FARC en la serranía de Perijá, en suelo venezolano.
El Gobierno colombiano había dejado claro que no toleraría que las FARC, consideradas por la Unión Europea como organización terrorista y que, según las autoridades, controlan el 60% del narcotráfico, utilizaran la mediación para ganar tiempo y recuperar presencia política. Y sobre todo cuando no se veían resultados claros.
"Lo único que Chávez ha conseguido hasta ahora es reunirse con Iván Márquez en Caracas para hablar de música costeña", ironizaba el ministro del Interior, Carlos Holguín. Las anunciadas "pruebas de supervivencia" de algunos rehenes, en especial de la ex candidata presidencial franco-colombiana Ingrid Betancourt, nunca llegaron y Chávez apareció con las manos vacías ante el presidente francés, Nicolas Sarkozy, el pasado martes.
El malestar de las autoridades colombianas se acrecentó después de que el líder venezolano revelara en París detalles confidenciales facilitados por Uribe. "Hay que hacer todos los esfuerzos por la paz, por el acuerdo humanitario, pero lo que no se puede poner en riesgo es la política de seguridad democrática [de lucha contra el narcotráfico y los grupos armados], que nos va a dar la paz y va a poner fin a los secuestros", declaró ayer el presidente colombiano.La guerrilla mantiene como rehenes a unas 600 personas, de las que considera "canjeables" a 45 (miembros de las fuerzas de seguridad y políticos).
El Ministerio de Exteriores de Venezuela, en un comunicado emitido anoche, dijo que "acepta" la decisión de Colombia, pero expresó su frustración. Horas más tarde, Chávez aseguró que el proceso con las FARC ha entrado en una dinámica que "no se puede parar", y dijo que espera que el jefe de la guerrilla, Manuel Marulanda, le envíe las pruebas de vida de los 45 rehenes, informa Efe.
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