El ayatolá Alí Jamenei, máxima autoridad espiritual de Irán, no parece dispuesto a acatar las exigencias de la comunidad internacional. En una declaración emitida ayer por la televisión iraní, Jamenei aseguró que su país seguirá adelante con sus planes nucleares. No tardó en responderle el presidente de EE UU: si mantiene sus ambiciones nucleares, dijo George W. Bush, Irán sufrirá las "consecuencias".
Alto el fuego en Oriente Próximo
George W. Bush, hizo ayer un llamamiento para el despliegue "lo antes posible" de la fuerza multinacional de la ONU en Líbano que garantice el cese de las hostilidades. Mientras, el primer ministro italiano, Romano Prodi, recibió llamadas de sus homólogos israelí, Ehud Olmert, y libanés, Fuad Siniora, y de Condoleezza Rice, animándole a asumir "una posición de liderazgo".
SEYMOUR HERSH
Donald Rumsfeld, uno de los miembros más poderosos del Gobierno, no estaba de acuerdo con el presidente sobre el papel de EE UU en la guerra
GUILLERMO ALTARES | Tiro
Los cristianos del sur de Líbano creen que sólo las tropas internacionales pueden frenar una nueva guerra
Sadam Husein afronta desde ayer el segundo juicio por crímenes cometidos durante más de dos décadas al frente del poder en Irak. Acusado del genocidio de 182.000 kurdos durante la campaña del Anfal, entre 1987 y 1988, Husein, que podría ser condenado a muerte, se negó a declararse culpable de los cargos que se le imputan en la primera sesión del proceso.
La fuerza europea Eufor, destinada en la República Democrática de Congo, desplegó anoche una compañía de 90 legionarios españoles y una veintena de vehículos blindados en Kinshasa, la capital, en una acción conjunta con Naciones Unidas para frenar los enfrentamientos entre las fuerzas leales al presidente Joseph Kabila y su principal rival en las elecciones, Jean-Pierre Bemba.
El fantasma del terrorismo recorrió ayer Moscú durante unas horas, después de que la televisión informara de la explosión en un mercado de la capital rusa que dejó 10 muertos y más de medio centenar de heridos. En un principio, los moscovitas creyeron que los fundamentalistas separatistas habían vuelto a traer la guerra al corazón de Rusia.