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Reportaje:III CONGRESO INTERNACIONAL DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Remedios y basuritas

Argentina quizá sea el lugar del mundo donde mejor se siente la pluralidad del español

Juan Cruz

Casi dos horas de retraso -un récord en los anales diplomáticos, al menos según los que recuerdan las citas del rey de España- dieron para mucho ayer en el patio de butacas del espléndido teatro donde empezó en Rosario el III Congreso de la Lengua Española. Tenía que empezar una hora antes del mediodía y comenzó por la tarde; un asistente expuso esta teoría: el presidente de Argentina ha demostrado que en español se dice buenos días, pero en argentino se dice buenas tardes. La gente esperó con paciencia, hablando, pues de esto se trata, o matando el tiempo delante de un buen vaso de vino argentino, como el que compartieron en su palco el ministro argentino de Educación, Daniel Filmus, y el veterano escritor Ernesto Sábato, que estaba con su compañera, Elvira González Fraga. Sábato concitó muchas de las miradas, mientras venía su presidente, y muchos se quisieron fotografiar con él. Sólo una vez se fue de su sitio durante la larga espera; y todo el mundo esperó como él, hablando. No había vino para todos.

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Y cuando se produjeron los discursos, todos, incluidos el presidente de Argentina y los reyes de España, hablaron de la diversidad de la lengua como su rasgo distintivo, y de la unidad de su esencia como su objetivo; Carlos Fuentes fue quien simbolizó de manera más callejera esa pluralidad, haciendo ingresar en su discurso vocablos o frases que han andado de un lado para otro hasta que se han asentado en algún lugar y permiten decir a los argentinos, por ejemplo, "bailar el tango para sacarle viruta al piso".

Si hay un sitio en el mundo de habla española donde esa pluralidad se expresa de manera más habitual, también en la literatura, es precisamente en Argentina. Como si fuera un juguete -que ayer Héctor Tizón echó de menos entre las cosas que le faltaron en su infancia: aprendió el español de los libros, y ahí no estaba el de la calle-, el español hablado por los argentinos está siempre saltando. Pides un medicamento y te avisan de que "ya tenés los remedios"; es común en América Latina: remedio dice más que medicamento, así que cuando recibes la medicina o la palabra ya parece que te están curando. En el habla española, por ejemplo, se sale del armario de varias maneras, así en México se sale del closet y aquí, en Argentina, se sale del placard, y no es lo mismo tomar una remís, que es un taxi, que tomar un taxi, que también es un taxi, pero un taxi diferente. Al primer segundo ya sabes que lo que es diferente es exactamente igual que en tu idioma..., sólo que diferente.

Estaba en la sala ayer Alfredo Bryce Echenique, que protagonizó una anécdota mexicana que también tiene que ver con los juegos de la lengua: se sorprendió de que en los anuncios de cerveza que había por todas partes en el Distrito Federal se dijera "cerveza de barril embotellada", y ante la insistencia de las vallas publicitarias le preguntó a un taxista, que le respondió: "Señor, es lo mismo, no más que diferente".

En Argentina coexisten los diccionarios de la lengua española, que ayer fueron coronados por el Rey como uno de los grandes logros globales de la Academia, con los diccionarios de lunfardo; Álex Grijelmo dice en El genio del idioma que este genio es sabio, así que es capaz de dar sentido a lo que se dice o se publica si la sintaxis funciona, porque el ritmo del español es capaz de absorberlo todo. Fíjense para comprobarlo en este texto del rosarino Roberto Fontanarrosa en El mundo ha estado equivocado: "Un libro, una revista, cualquier cosa, para llevar debajo del brazo y salís rajando para la playa cosa que no vaya a aparecer algún otro y te primeree. (...) La mina te ve pero se hace la sota". En el diccionario de lunfardo que manejo me he detenido en la eñe, que en este congreso es una letra tan importante. Primera acepción: "Ñaca. Vesre de caña". ¿Y qué es vesre? Hablar al revés (vesre), una variante del lunfardo que dominaba Jorge Luis Borges y que también se habla en La Laguna, Tenerife. Los de Rosario, que se llaman rosarinos, tienen un lenguaje especial, que se llama rosarigasino y consiste en deformar el castellano agregando una sílaba más tras la sílaba acentuada... Un juego difícil: crea adicción.

Las palabras en las que uno se enmaraña hablando en Argentina llenan de doble sentido la conversación y la vida. Todo el mundo sabe que está mal visto decir coger, pues significa aquí lo mismo que el tan español joder... Y les he preguntado: "¿Y recoger, se puede decir recoger?". Está permitido recoger, pero hay un chiste que explica que también ahí salta el doble sentido. Habla una pareja: "¿Jugamos a las basuritas?". "¿Y eso qué es?". "Vos te tirás al suelo y yo te recojo". Por cierto: acá no se preocupen si dicen joder o joda, son sinónimos de fastidio, tan común entre nosotros como coger.

Antes del congreso propiamente dicho, hubo la semana pasada el Congreso de la Lengua Española de los Niños. Los muchachos, de cuatro a doce años, contestaron a una encuesta sobre sus palabras favoritas; ganaron amar, mamá, jugar, paz, helado, alfajor, solidaridad, justicia, y quedó en tercer lugar la palabra milanesa. Se lo conté al conductor de una remís... Me explicó el apego de los niños a esa forma familiar del escalope, y luego añadió la receta: su madre se la hacía con ajo, perejil, huevo y pan picado... ¿Como un escalope? "¡No!", respondió, y añadió: "Es lo mismo sólo que diferente".

Ernesto Sábato y Elvira González Fraga, en el teatro El Círculo de Rosario durante la apertura del III Congreso Internacional de la Lengua Española.
Ernesto Sábato y Elvira González Fraga, en el teatro El Círculo de Rosario durante la apertura del III Congreso Internacional de la Lengua Española.EFE

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