Duhalde y la Iglesia católica convocan a un pacto nacional para salvar a Argentina
El plan de concertación pretende concluir en un acuerdo de política de Estado hasta 2010
'Diálogo argentino. ¿Queremos ser nación?' Bajo este lema, el presidente Eduardo Duhalde convocó ayer a un amplio diálogo de todos los sectores de la sociedad argentina con el objetivo de lograr un gran pacto nacional para luchar contra la crisis. El mandatario presentó el proceso de concertación acompañado de miembros de la jerarquía de la Iglesia católica, encabezados por Estanislao Karlic, presidente de la Conferencia Episcopal, y el representante de las Naciones Unidas, Carmelo Angulo. La Iglesia y la oficina de la ONU han jugado un activo papel en impulsar el diálogo social.
Este intento de pacto social ya fue abordado, sin éxito, durante el Gobierno de Fernando de la Rúa. Su fracaso se debió al escaso interés que mostraron el presidente y buena parte de los dirigentes políticos. Ha transcurrido poco tiempo desde la infructuosa reunión celebrada en la sede de Cáritas dos días antes de la dimisión de De la Rúa, pero los acontecimientos se han precipitado en las últimas semanas. Y lo que ayer era para muchos una utopía es hoy una necesidad urgente. El diálogo aparece como la última posibilidad de rescatar a Argentina como país.
La propuesta que el presidente asume como suya está dirigida a los mundos más diversos: políticos, empresarios, sindicalistas, empresarios, iglesias, intelectuales, militares, organizaciones no gubernamentales... Desde los sectores que son tradicionalmente convocados desde el poder a los que habitualmente han sido excluidos. La primera fase estará dedicada a la recogida de información para elaborar un documento de trabajo que será suscrito por todos. La idea base es que la política del Gobierno, cualquiera que sea su signo, esté presidida por el diálogo. En una segunda fase, el objetivo será la búsqueda de un gran pacto nacional.
El diálogo incluirá, según pretenden sus promotores, al interior del país. A través de la red de la Iglesia se contactará con los distintos sectores sociales de las provincias. El diálogo provincial y federal debería concluir, si el proceso no descarrila, en un acto nacional de gran resonancia, en el que todos los participantes estamparían su firma en el pacto, que se convertiría en política de Estado hasta el 2010.
Los más ambiciosos sostienen que el proceso tiene que incluir una profunda reforma del Estado que sería objeto de un plebiscito. 'La reforma de 1994 fue un retoque a la Constitución, ahora podemos aspirar a una reforma total', señaló una de las fuentes consultadas.
La postura del Gobierno y del presidente Duhalde ha sido de gran apertura y receptividad, según coinciden los impulsores del diálogo. El representante del Ejecutivo en el proceso que se inicia será, según todos los indicios, el ministro de Desarrollo Social y miembro del Frepaso, Juan Pablo Cafiero. Quienes han puesto los cimientos del diálogo pretenden que sea un proceso inédito, que implique a todos los ciudadanos y no sólo a sus representantes. A través de Internet, los organizadores tratarán de llegar a decenas de miles de hogares y escuelas en toda Argentina para que sus moradores 'sientan que alguien les preguntó por una vez'. Se trata de abrir una ventana de comunicación con los ciudadanos, afirman, con transparencia, sin excluir a nadie y que utilice todos los recursos mediáticos para construir un relato que la gente entienda. En el aspecto organizativo, los patrocinadores están pensando en nombres de conocidos dibujantes y humoristas para construir un cuento ciudadano sobre el diálogo argentino.
Como antesala a la presentación pública del proceso de concertación, el presidente Duhalde recibió en la Casa Rosas a una nutrida representación del Frente Nacional contra la Pobreza (Frenapo), que en diciembre pasado organizó un referéndum popular en el que obtuvo 3,1 millones de votos a favor del lema Ningún hogar pobre en Argentina. Víctor de Genaro, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), recordó que quienes votaron en aquella consulta lo hicieron a favor 'de un seguro de desempleo de 380 pesos para cada jefe de hogar desocupado, 60 pesos por hijo, y una asignación de 150 pesos para todo anciano sin ningún tipo de ayuda social'. El dirigente sindical dijo que estos recursos significan el 10% de lo que va discutirse en el presupuesto nacional y de las provincias. 'El dinero ya está. Sólo hay que reactivar el mercado interno. Es viable plantearse que no haya ningún hogar pobre en Argentina', recalcó.
La degradación de la situación social en Argentina tuvo ayer un nuevo exponente en el mercado central de Buenos Aires, donde se libró una batalla de pobres contra pobres que tuvo como protagonistas a changarines (vendedores ambulantes) y grupos de desocupados que reclamaban comida e impedían el paso a los primeros.
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