Las alternativas al 'corralito' enfrentan al Gobierno y a los bancos
'Tiempo y confianza', pedía ayer Eduardo Amadeo, portavoz del presidente, Eduardo Duhalde. El ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, debe proponer hoy al Banco Central un menú de alternativas para los ahorradores atrapados en el corralito financiero. Duhalde advierte, con el dedo índice, cómo avanza la aguja del reloj de lo que llama 'una bomba de tiempo'.
Para el portavoz es un 'nudo perverso, porque en cuanto se intenta desatarlo por un lado se ajusta por otro y oprime aún más'. Por debajo de las metáforas y los lamentos sobre la 'terrible herencia', late una disputa evidente entre el sector financiero y el Gobierno. Los banqueros se preguntan: '¿Cómo es posible sostener un sistema al que le han convertido a pesos sus créditos, tras una devaluación del 30%, pero debe devolver sus depósitos en dólares?'. La bomba, según ellos, se activó cuando el jefe del Estado, en su discurso de investidura ante el pleno del Parlamento, se comprometió a devolver los ahorros en la moneda original.
En fuentes vinculadas a las asociaciones que representan a los bancos se admite que 'va a ser muy difícil cumplir con el compromiso de devolver dólares'. El sector financiero propone directamente 'pesificar todo' a la nueva paridad de 1,40 pesos por dólar para satisfacer cuanto antes la demanda de los atrapados en el corralito. El Gobierno podría emitir pesos para que el Banco Central compense la diferencia y mantenga el equilibrio del sistema.
¿Puede el presidente de un Gobierno de transición, que cuenta sólo con el respaldo del Parlamento y debe ganarse, día a día, la voluntad popular de una sociedad devastada por las mentiras, incumplir una promesa que hizo hace sólo dos semanas? En un sondeo de la consultora Rouvier y Asociados, difundido ayer, el 59,2% de los 938 consultados en la capital federal y el gran Buenos Aires confió en que se van a devolver los depósitos en la moneda original.
'Es un disparate', respondió Duhalde cuando le sugirieron que los bancos emitan un bono a cambio de los depósitos en dólares. El jefe del Estado no parece dispuesto a admitir que la pesificación compulsiva de los ahorros sea el único camino. El ministro de Economía le advirtió además de los riesgos que se corren si se apresura la apertura del grifo y los pesos que salen de los bancos aumentan la demanda de dólares en el mercado libre. Si la cotización se dispara, el alza inmediata de precios sería incontenible y toda la economía volvería a girar en el vértigo de una espiral inflacionaria que desembocaría, seguramente, en un nuevo estallido social de efectos imprevisibles.
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