ETA reanuda su ofensiva con el asesinato de dos guardias civiles en Huesca con una bomba lapa
Los partidos democráticos olvidan sus diferencias y cierran filas ante el acoso de los violentos
Un estampido seco, similar a un trueno, despertó a las 6.10 horas de la mañana de ayer a los vecinos de la localidad de Sallent de Gállego, en el Pirineo de Huesca. Una potente explosión había destrozado el Nissan Patrol en el que dos guardias civiles -Irene Fernández Pereda, de 32 años, natural de Las Agüeras (Asturias) y José Ángel de Jesús Encinas, de 22, nacido en Talavera de La Reina (Toledo)-, se disponían a iniciar su habitual ronda de vigilancia.