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Reportaje:

Revolución diagnóstica en la alergia al pescado Un nuevo sistema español mejora la detección de las personas sensibilizadas al 'Anisakis simplex'

En 1994 el servicio de alergia e inmunología del hospital Santiago de Vitoria describió por primera vez la alergia pura al Anisakis simplex, un parásito que anida en los peces. Se trataba de una paciente que no era alérgica al pescado, pero que cuando lo comía sufría picores, irritación y vómitos. Fue el primer caso de este tipo de alergia publicado en la literatura científica internacional. Después vinieron muchos más en todo el país. Ahora se sabe que este gusano produce anualmente numerosos casos de alergia en España, y se calcula que la población sensibilizada es de unas 100.000 personas. Hasta ahora no se disponía de un método fiable para diagnosticar la alergia al parásito. Un parasitólogo y un inmunólogo españoles lo han logrado.

Hasta ahora, el sistema utilizado para diagnosticar a una persona que padece alergia al Anisakis ofrecía algunos puntos débiles: detectaba a los pacientes que estaban sensibilizados (tienen anticuerpos por haber comido pescado con larvas), pero no permitía asegurar que fueran verdaderamente alérgicos. El método desarrollado por el catedrático del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Universidad de Santiago de Compostela, Florencio Martínez Ubeira, y el responsable de la Unidad de Inmunología del hospital Santiago de Vitoria, Ignacio J. Ansotegui, permite ahora ajustar el diagnóstico, mediante la detección de los anticuerpos que verdaderamente provocan la alergia, eliminando así falsos positivos.El Anisakis es uno de los parásitos más frecuentes en el pescado. Los individuos adultos de este tipo de gusanos habitan y se reproducen en los estómagos de grandes mamíferos marinos (delfines, ballenas y focas). Los huevos de Anisakis se expulsan con las heces de estos mamíferos, lo que produce unas diminutas larvas que, a su vez, son ingeridas por el krill (pequeños crustáceos parecidos a los camarones) y otras especies similares. Siguiendo con esta cadena biológica, los cefalópodos (calamares y pulpos) y peces como la merluza, bacaladillas o caballa se comen esta especie de quisquillas, donde las larvas del Anisakis ya han crecido.

El siguiente paso es la captura de estos pescados y cefalópodos por el hombre. La infestación llega a ser muy importante y a veces afecta, según las especies, a un 60% e incluso a un 100% de los ejemplares. Si una persona come una merluza y las larvas aún no han muerto, se puede producir la enfermedad conocida como anisaquiasis. Las larvas llegan hasta el estómago del consumidor, donde muerden la mucosa gástrica y le provocan violentos dolores. La anisaquiasis es frecuente en países donde es tradicional comer el pescado crudo o muy poco hecho, como Japón, pero es más rara en Europa, donde el pescado se consume normalmente cocinado, lo que suele ser suficiente para acabar con estos parásitos.

Pacientes sensibilizados

Pero además de la infestación, el Anisakis puede llegar a producir alergia, que es de lo que se percató el equipo de alergología del hospital Santiago. La reacción alérgica puede sobrevenir en pacientes previamente sensibilizados, es decir, que han generado en su organismo anticuerpos contra el Anisakis después de comer pescado muchas veces. En ocasiones puede ocurrir que, a pesar de estar sensibilizados, nunca lleguen a desarrollar un cuadro alérgico.

En España hay una gran tradición de comer boquerones caseros en vinagre, en los que el parásito puede llegar a vivir hasta 51 días si previamente el pescado no ha sido congelado. El grupo de la doctora Concepción López Serrano, del hospital de La Paz de Madrid, fue el primero en llamar la atención de la importancia de que el parásito estuviera vivo para producir la sensibilización previa a la reacción alérgica.

A diferencia de otro tipo de alergias, el método tradicional empleado por los especialistas para diagnosticar la alergia al Anisakis se quedaba corto, según explica el doctor Ansotegui. Las pruebas realizadas en diversos bancos de donantes de sangre de toda España con este sistema de diagnóstico y con pacientes en teoría sanos daban como resultado que una media de un 12% estaba sensibilizado al Anisakis, "algo que nos alarmó y confundió", confiesa el inmunólogo del hospital Santiago.

Así, para curarse en salud, los alergólogos recomendaban a los pacientes sensibilizados en menor grado que comiesen la parte de la cola (la zona que está más alejada del aparato digestivo de los peces, de donde parte el Anisakis) de pescados de gran tamaño y siempre cocinados, o bien optaban por restringirles por completo su consumo. El método de diagnóstico empleado detectaba cualquier anticuerpo contra el Anisakis que tuviera el paciente, pero no diferenciaba las personas que realmente tenían riesgo de desarrollar una reacción alérgica.

La necesidad de descubrir la auténtica magnitud del problema llevó al parasitólogo Ubeira y al inmunólogo Ansotegui a comparar el diagnóstico a través de anticuerpos monoclonales con el método tradicional en personas claramente alérgicas al Anisakis y en el suero de personas que viven en las regiones de Resistencia (Argentina) y Táchira (Venezuela), ambas muy alejadas del mar y donde el consumo de pescado de mar es nulo. Estos sujetos estaban sensibilizados al Anisakis sin haber estado en contacto con el gusano. Daban positivo debido a la reactividad cruzada con otro tipo de parásitos con los que sí habían tenido relación y cuyas estructuras eran similares a las del Anisakis. Se comprobó entonces que con el método tradicional tanto los alérgicos como los pacientes de Argentina y Táchira seguían dando positivo, mientras que con el sistema de Ubeira éstos daban negativo.

Estudio en Galicia

Sentada esta premisa, el Laboratorio de Parasitología, en colaboración con el Servicio Gallego de la Salud, realizó un estudio en 2.801 personas procedentes del Centro de Transfusión de Galicia con el nuevo método diagnóstico. El resultado fue que tan sólo 12 (el 0,4%) mostraba una clara sensibilización al Anisakis, frente al 12% que ofrecía de media el anterior sistema. En la posterior encuesta sobre hábitos alimentarios realizada a las 2.801 personas, las 12 que habían dado positivo coincidieron en que eran habituales consumidores de boquerones caseros en vinagre (10 sujetos) o pescado insuficientemente cocinado (dos individuos), ambos focos perfectos para que actúe el Anisakis.

Según Ubeira, "la técnica de análisis de alergenos específicos mediante anticuerpos monoclonales busca con más exactitud la parte del Anisakis que verdaderamente es responsable de la alergia. Las personas que dan positivo con este test son los que tienen auténtico riesgo de sufrir una reacción alérgica clínica. Habrá muchos pacientes que, dando positivo a otros tipos de pruebas, den negativo con este método".

El Servicio Gallego de Salud ha solicitado al resto de las comunidades que pongan en marcha en sus territorios este método, lo que permitirá, según sus creadores, reducir la alarma social debida al elevado porcentaje de personas sensibilizadas que arrojaba el anterior sistema de diagnóstico.

"A las personas a las que antes se les prohibía comer pescado porque en principio parecían estar sensibilizadas, ahora se les podrá decir si realmente corren algún riesgo o no de sufrir una reacción", concluye Ansotegui.

El alcance del problema

La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) inició en 1997 un estudio, dirigido por Enrique Buendía y Consuelo Martínez Cócera, en 28 unidades de alergología de todo el país para tratar de conocer la verdadera magnitud del problema. España es una de las naciones con más altas tasas de consumo de pescado (85 gramos por persona y día). La muestra estaba formada por 868 personas separadas en dos grupos, A y B, de 434 individuos cada uno, en función de haber padecido o no al menos un episodio de urticaria o angioedema, las dos manifestaciones más frecuentes en la alergia alimentaria.

El estudio se realizó con el método de diagnóstico tradicional. La prevalencia de sensibilización frente a Anisakis en la muestra fue de un 38,1% para los sujetos con urticaria o angioedema (grupo A) y de un 13,1% para los del grupo B. La frecuencia de sensibilización mas elevada se observó en la zona de consumo medio de pescado: Madrid y centro. La SEAIC publicará en breve los resultados del estudio.

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