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UN CHILENO LOGRA POR PRIMERA VEZ EL CERVANTES

Elogios para una prosa versátil y bella

Escritores y académicos españoles y latinoamericanos alaban la decisión del jurado

Se alegraron sus editores (Tusquets), su agente literaria (Carmen Balcells), sus lectores y amigos, académicos, periodistas y escritores. La concesión del Premio Cervantes 1999 al escritor chileno Jorge Edwards causó ayer satisfacción general. El nombre del galardonado se supo a las cinco de la tarde, y a partir de ese momento se produjo una reacción en cadena de felicitaciones y alabanzas, análisis y semblanzas, que se incrementaron con el paso de las horas y que contribuyeron en gran medida a definir y comprender mejor la obra y la personalidad de Jorge Edwards.

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El escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, que obtuvo en 1997 este premio, dotado con 15 millones de pesetas y considerado el Nobel de las letras en español, abrió el fuego con entusiasmo. "Me alegra mucho que Jorge Edwards haya ganado el Premio Cervantes. Edwards ha destacado desde hace muchos años como un intelectual de valor moral y literario. Con su Persona non grata pudo elevar su testimonio a una altura literaria y moral considerables. Es, además, un escritor conocido y reconocido no sólo en Chile y en Suramérica, sino en Europa y en Estados Unidos. En las ocasiones que hemos coincidido -Madrid, Londres, Valencia, Viena-, ha sido siempre un buen vecino de estrado oratorio. Sus novelas se han hecho cada vez más interesantes, hasta El origen del mundo, que es un tour de force al convertir lo que casi es una novella hasta hacerla una breve obra maestra. Aquí, además, ha conseguido una narración no sólo brillante, sino también personal: el estilo es la trama, y el lenguaje, la madeja en que teje una historia alrededor de un cuadro de Courbet, El origen del mundo, y convertirlo no en una exhibición del pubis más frontal en un relato erotizante -la tentación más a mano-, sino en un estudio de las relaciones humanas íntimas y extrañamente tiernas. ¡Enhorabuena!".El historiador mexicano Enrique Krauze no se quedó atrás: "Celebro mucho el otorgamiento del Cervantes a mi gran amigo Jorge Edwards, colaborador de Vuelta por tantos años y ahora también de Letras Libres. Su obra tiene tres vertientes: la narrativa, la biográfica y el testimonio político-moral. En este último aspecto, Persona non grata fue un parteaguas de la historia intelectual latinoamericana: descorrió el velo de mentiras construido por la degradación de la revolución cubana. Edwards es, además, uno de los mayores defensores de los valores liberales iberoamericanos". El chileno Antonio Skármeta señaló también la versatilidad de Edwards: "Es un escritor de toda la vida, gran lector, con una obra muy variada, en la que destaca la crónica, el ensayo y la narrativa".

Los académicos no se quedaron a la zaga. Ana María Matute puso de relieve su "gran sentido del humor", su inconformismo y la belleza de su escritura. Pedro Laín mencionó su "inteligencia y buena pluma". Juan Luis Cebrián declaró: "Jorge Edwards ha dado a la lengua castellana el poder de la memoria como materia de la literatura. Testigo de su tiempo, su prosa es a la vez denuncia y propuesta, ejercidas desde una irreductible actitud democrática. Es un hombre abrumado por la curiosidad, a veces incluso por la ingenuidad política, y un narrador siempre dispuesto a descubrir en la vida de los demás el argumento de una novela. Es también un dignísimo heredero de la tradición que en nuestra literatura simboliza su maestro y amigo José Donoso". Luis María Anson señaló la vinculación del escritor chileno con el gran periodismo: "Su familia es la propietaria del diario El Mercurio, el periódico más destacado del periodismo chileno, que se encuentra entre los mejores en lengua española".

Enrique Vila-Matas puso la nota de humor: "Me siento muy feliz porque es el primer premio Cervantes que ha dormido en el sofá de mi casa" y "muy satisfecho porque se premia una obra de gran altura intelectual".

El secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, definió a Edwards como "uno de los grandes " de la lengua española y afirmó que ha sido "una magnífica elección del jurado". Y el director del Instituto Cervantes, Fernando Rodríguez Lafuente, dijo que la obra de Edwards "constituye un aldabonazo en la narrativa de Hispanoamérica de este final de siglo".

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