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Domingo, 28 de marzo de 1999

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El "disbarat" como método J. J. PÉREZ BENLLOCH El Gobierno del PP valenciano quiere concelebrar los cinc segles que cumple nuestra universidad y ciertamente que lo está haciendo. Pero muy en vez de restablecer los puentes de concordia con la institución docente, enmendando despojos y desconciertos pasados, se aplica a hurgar en el desencuentro, suscitando contenciosos que además de irracionales por su planteamiento tienen todos los visos de ser asimismo provocadores. A tal objeto responde, sin duda, el reparto de nuevas carreras o titulaciones entre las cinco universidades del País Valenciano que acaba de decidir la Consejería de Cultura. Por lo pronto, el citado departamento y su titular, con la venia y amparo del presidente de la Generalitat, obviamente, se han pasado por el arco triunfal un acuerdo establecido días antes con los rectores mediante el que prudentemente se preveía conceder para el próximo curso tan sólo 11 de los 51 títulos solicitados. Se trataba de impedir las duplicidades e improvisaciones y esperar a concluir la ordenación futura de este capítulo según los criterios recogidos en el Libro Blanco del sistema universitario valenciano. De otro modo se corría el riesgo seguro de propiciar un cucaña entre los distintos centros académicos, codiciosos por ensanchar -con o sin medios adecuados- su oferta docente. Sensato, ¿no? Pues no lo debía ser cuando el consejero del ramo, Manuel Tarancón, se ha salido por peteneras y sin consenso con la parte rectoral -y ni siquiera cortesía- ha otorgado a la Universidad Miguel Hernández de Elche cinco carreras en lugar de las dos previstas, adscribiéndole además la tutela de tres centros privados ubicados en el cap i casal, dos de los cuales y por razones varias no dieron la talla para ser acogidos por otras universidades valencianas de tradición y fuste académico consolidado. Por cierto, ¿era necesario e inaplazable para el campus ilicitano impartir Antropología Social? ¿Tanta demanda hay de esta peculiar ciencia? ¿Y qué decir de la Administración y Dirección de Empresas que se enseñará en Orihuela, cuando esta materia se puede cursar en el CEU San Pablo de Elche y en Alcoy? Lejos, muy lejos queda el proyecto originario de convertir la Miguel Hernández en un ámbito docente especializado en ciencias de la salud y tecnología, lo que justificaba -visto con benevolencia- el robo manu militari de la Facultad de Medicina que se le inflingió a la Universidad de Alicante. Ahora Elche es un cajón de sastre en el que cualquier carrera tiene acomodo con tal de aumentar frívolamente el número de titulaciones -ya cuenta con 17- que se impartirán desde los campus de la ciudad de las palmeras, Orihuela, San Juan y Altea. ¡Vaya dispersión y puzzle que se han parido los populares! Pero es su universidad y también por su niñez -sólo ha cumplido dos añitos- merece "un trato especial", en palabras del consejero. Añadamos enseguida que suscribimos todas las deferencias que se tenga con esa universidad naciente. Lo que denunciamos, abundando en lo ya dicho, es el derroche y el disbarat como método para promover estudios superiores. Porque, vamos a ver: ¿de dónde va a salir el profesorado idóneo para enseñar esas ciencias? Al margen de su dudosa cualificación, su principal cantera será la clientelista, la de los parciales del PP y, alternativamente, se echará mano de quienes ya están ejerciendo en otros centros, convulsionando las plantillas. ¿Y los recursos económicos, que tan ajustados llegan a las otras universidades discriminadas, también se han previsto o se obtendrán a costa de las universidades menos dóciles? Anotemos por último la bienvenida a la carrera de Periodismo que, por fin, se estudiará en la Universidad de Valencia. No diría yo que es una opción de primera necesidad, pero asimismo era anormal, cuanto menos, que no figurase en el sistema público de enseñanza cuando es evidente el florón de vocaciones que suscita. Otra cosa será que se encuentre en el mercado indígena el profesorado adecuado. El rector Pedro Ruiz lo tiene crudo en este aspecto. Siempre le queda la coartada de impartir historias y sociologías, dejando que el instinto colme el resto, que lo es todo.

Diego Such

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