Arte para salvar el Botànic

Arte para evitar que un hotel se eleve junto al Jardín Botánico. Bajo esta consigna, profesores y alumnos de la Escuela de Bellas Artes de Valencia se sirvieron ayer de grandes murales a modo de peculiares armas plásticas para combatir la intención constructora del Ayuntamiento y exigir que el jardín se extienda hacia el solar que se encuentra junto al colegio de los Jesuitas. Ayer fue el turno de los artistas en la lucha por la integración del solar para el uso ciudadano que el colectivo Salvem el Botànic mantiene desde 1995. Universitarios, como Marta y Carme, estudiantes de Biológicas y asiduas a las concentraciones en defensa del jardín, parejas jóvenes con hijos, algunos políticos y artistas se dieron cita entre acordes de tabalet y dolçaina y en un ambiente plenamente lúdico en la esquina de la Gran Vía Fernando el Católico junto al río, para elevar frente al solar seis grandes carteles en unos soportes donde hasta hace poco pendían grandes paneles publicitarios. "Hemos tratado de mezclar distintas sensibilidades artísticas para dar una visión plural", señalaba el profesor de dibujo Miquel Guillem, que ha coordinado la "diversidad" de los paneles. Desde dibujos de inspiración infantil a un mural de estilo abstracto a base de grandes manchas verdes y azuladas, todo sirve para reclamar el jardín. El acto contó con el apoyo de vecinos de El Cabanyal. "El botánico es de todos", señalaba Brígida, quien se identificó como "una a quien la alcaldesa le tirará la casa" por el proyecto de prolongación de la avenida de Blasco Ibánez, tras lamentar que Valencia se esté transformando en "la ciudad del gris y del cemento".