Gritos y susurros
Agradecemos al arzobispo Carles su valiente denuncia del riesgo que entrañan los claustros maternos (EL PAÍS, 10 de junio de 1998). Imaginamos su horror al conocer la atroz crueldad con la que tantas criaturas argentinas fueron, durante la dictadura del general Videla, arrancadas de sus claustros maternos (que luego engrosarían la lista de desaparecidos) y robadas a sus familias con la justificación de favorecer su desarrollo cristiano.- y dos firmas más.
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