La larga marcha de un cautivo
Ha andado unos 20.000 kilómetros, calcula; ha rezado cientos de avemarías, ha adelgazado 22 kilos y ha dejado de fumar, pero, sobre todo, después de 341 días sometido a las torturas del grupo terrorista que ustedes saben, ha descubierto en todos sus matices la inmensa calidad humana de la gente que le rodea. Pocas horas después de ser liberado, con huellas de cansancio en un rostro avejentado por el cautiverio, José María Aldaya relataba, rodeado de su familia en el domicilio de Hondarribia, su terrible odisea.