Raza, lengua y cultura
Con la muerte de José Miguel de Barandiarán, desaparece uno de los fundadores de la etnología ibérica y un investigador que ha gozado de un enorme prestigio social e intelectual en su país, a pesar de que su obra ha tenido una escasa difusión fuera de las fronteras de Euskadi.Barandiarán ya tuvo un papel destacado en el Primer Congreso de Estudios Vascos, celebrado en Oñate en 1918, y allí, junto con Telesforo de Aranzadi y Enrique de Eguren, dejó sentadas las bases de una etnología más rigurosa y profesional que las recopilaciones folclóricas, de base patriótica y romántica, que habían predominado. Poco después, Barandiarán fundaba la Sociedad de Eusko Folklore (1921) y publicaba un pequeño artículo programático titulado Nuestro empeño, que el autor ha seguido con una asombrosa fidelidad a lo largo de su prolongada y fecunda vida profesional. El objetivo fundamental que allí se declaraba no era otro que el estudio del hombre y del pueblo vasco que Barandiarán ha abordado desde múltiples perspectivas, que incluyen sus trabajos de prehistoria, arqueología, paleontología, antropología física, etnografía, folclor, etcétera. No menos variados son los temas y objetos de estudio por los que se ha interesado: la raza, la lengua, la cultura material, el carácter, las costumbres, los fueros, la mitología, la religión y un larguísimo etcétera.
Hilo conductor
Pero, a pesar de la variedad de temas tratados y de la diversidad de enfoques utilizados, el hilo conductor de toda su obra es siempre el mismo: demostrar la radical originalidad y singularidad del pueblo vasco y, por consiguiente, marcar sus notables diferencias con el resto de pueblos ibéricos. Para Barandiarán, lo vasco tiene una existencia inmemorial que se refleja a través de los rasgos diferenciales y permanentes que se manifiestan en la raza, la lengua y la cultura del país. De esta forma, las costumbres, prácticas y creencias originadas hace milenios continúan perviviendo sin apenas modificación entre las capas campesinas y rurales, con lo cual la investigación etnológica confirma y corrobora (o así se cree al menos) las pruebas aportadas por la arqueología y la prehistoria y viceversa. Raza, lengua y cultura del pasado y del presente forman, pues, un todo inseparable y original -la cultura euskaldun auténtica- a cuyo estudio Barandiarán ha dedicado toda su vida.
A menudo, la lectura de su obra me ha recordado los escritos de Sabino Arana. Y pienso que una lectura sistemática y en paralelo de ambos demostraría la íntima relación de planteamientos y pensamientos de estos dos patriarcas de la cultura vasca.
Babelia
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