Jorge Luis Borges afirma en Sitges que no merece el Nobel y critica a la Junta Militar que gobierna en Argentina
Fue un Jorge Luis Borges eufórico e impecablemente vestido de gris, con corbata azul y su inevitable bastón irlandés el que apareció ayer ante los periodistas en Sitges (Barcelona), donde anoche inauguró los cursos que en dicha localidad catalana celebra la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Borges, muy locuaz, se lamentó "de haber vivido tanto" y dirigió un decidido ataque a la Junta Militar argentina, desautorizando anteriores declaraciones. Además, Borges afirmó que no espera ganar el Nobel "porque no lo merezco".
Jorge Luis Borges había accedido a hacer declaraciones ayer a mediodía, y la verdad es que nadie esperaba que el escritor argentino estuviera tan locuaz. Apareció a la hora justa, acompañado de Emir Rodríguez Monegal, amigo suyo y gran especialista en su obra, y de María Kodama, que le acompaña en todos sus viajes y cuida de él desde hace ocho años. El escritor se encontraba ayer de un humor excelente y un tanto irónico, y lo primero que dijo fue "aquí me conocéis todos, menos yo mismo. Ya estoy harto de ser yo".
El tema de la muerte
En una nueva referencia al tema de la muerte, constante en sus palabras, Borges afirmó que "me avergüenzo de haber vivido tanto", y recordó a su padre "que se dejó morir, y a mi abuelo, que buscó la muerte en un caballo y un poncho blanco". Borges dijo que reza cada noche, cumpliendo a una promesa que hizo a su madre moribunda: "No puedo dormir si no lo hago, aunque siento que es una comunicación con el vacío"Borges afirmó que no suele leer los periódicos, lo cual apuntó como causa de que a veces se le atribuyan declaraciones antidemocráticas. "Un ciego como yo depende de lo que le dicen los demás" -afirmó- "y sólo estaba informado de lo que sucedía por un grupo muy reducido de amigos, pero ahora sé la verdad, porque muchas madres y abuelas de desaparecidos han venido a llorar a mi casa". Calificó de "terrible" el hecho de que existan "más de 25.000 desaparecidos" y afirmó que "es vergonzoso que alguien pueda jactarse de ello".
Acerca de las próximas elecciones en Argentina, opinó que "son un paso, nada más, si bien un paso positivo que yo espero con grande y justificada esperanza". Defendió la democracia como principio "para poder discutir" y consideró "no deseable" el retorno del peronismo a Argentina.
El escritor cerró sus declaraciones de cariz social desmintiendo rotundamente su rumoreado apoyo al régimen del general Pinochet y aclaró que su viaje a Chile se debió únicamente a motivos de "buena educación".Jorge Luis Borges está trabajando en estos momentos en un libro de cuentos y en un atlas de todos sus viajes, del que dijo que "no es un libro para nadie; es un deseo exclusivamente mío". También, y en colaboración con su compañera María Kodama, ha traducido hace poco La alucinación de Gylbi del islandés, idioma que ambos están estudiando. Borges dijo que escribe "obrando como si pudiera elegir y tratando de elegir bien. De momento, aun quiero vivir, a pesar de todos mis males; ceguera, úlcera, hernia y senectud- pero ya no siento la necesidad de la acción".La imagen que ofreció ayer Borges en Sitges estaba muy lejos de la fama de enfermo y senil que le han atribuido en numerosas ocasiones, pues desplegó una actividad auténticamente sorprendente para un hombre nacido en el último año del siglo pasado. Lo mismo cabe decir de su estado intelectual. El Borges que habló ayer a los estudiantes de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo no era un hombre torturado por el pesimismo -dijo que la mi edad, y ayudado por la ceguera, es fácil ser pesimista-, sino un hombre tierno, dulce, alegre y revestido de una elegante ironía.
Antes de salir a dar un paseo por Sitges con Rodríguez Monegal, María Kodama y el rector de la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, Santiago Roldán, Jorge Luis Borges afirmó que "a mi muerte, deseo ser olvidado y no ser tema de libros y congresos". Según él, "lo importante para un escritor es crear un estilo". A una pregunta acerca de si pensaba ganar, el Nobel, Borges respondió: "No espero el Nobel. No lo merezco".
Tras la inauguración de los cursos de la UIMP en Sitges, Borges permanecerá aun un tiempo en España, aunque, según se supo ayer en Sitges, es probable que no pueda ir a Santander a recibir la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio, que le había sido otorgada por el Gobierno y que iba a serle impuesta por el vicepresidente Alfonso Guerra.
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