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Los argentinos, pendientes de un cambio de política económica

Buena parte de los 27.862.771 habitantes -según un reciente censo- de Argentina está pendiente de una de las «cuestiones palpitantes» del momento: la posibilidad de que el futuro presidente, Roberto Viola, cambie la política económica.

Viola, un astuto militar, considerado como «muy político», sustituirá al actual mandatario, Jorge Videla, en el período 1981-1984, por decisión reciente del triunvirato militar que integran los jefes de las tres armas y es el máximo organismo de poder aquí desde hace un lustro.Es prácticamente un secreto a voces que el Gobierno de Viola-seguirá en lo medular la línea del ministro de Economía, el ultraliberal José Martínez de Hoz, caracterizado, entre otras cosas, por el favoritismo por los fuertes grupos financieros locales y la concepción liberal más pura de las finanzas.

Martínez de Hoz, hombre fuerte del actual régimen castrense, enfatizó recientemente que los cambios introducidos en la estructura productiva durante su discutida gestión son «irreversibles». Desestimó, además, cualquier alteración inmediata en la política de cambios, virtual garantía de continuidad en el programa económico, a juicio de los más calificados analistas.

Viola tenderá a lograr una paulatina oxigenación de la vida política sin producir ninguna sensación de interrupción de la continuidad del proceso de reorganización nacional, denominación del Gobierno de las fuerzas armadas, instaurado por un golpe de Estado incruento el 24 de marzo de 1976 que desalojó del poder a la presidenta constitucional María Estela Martínez, viuda de Juan Perón.

Se descarta que Viola preparara gradualmente la evolución de los hechos para una marcha más o menos lenta, más o menos pragmática del país hacia la democracia.

Y se da por sentado, también, que procurará consolidar la férrea política económica instrumentada por los militares desde su acceso al poder.

Presencia de Rockefeller

Por otra parte, la presencia en Argentina en los próximos días del poderoso banquero norteamericano David Rockefeller, presidente de la Trilateral, «amigo directo» -según propia expresión-, del controvertido Martínez de Hoz, constituye la última y más importante presión objetiva para asegurar la continuidad de los planes económicos del ministro por medio de la colocación en puestos clave de hombres de su tendencia.Rockefeller no viene sólo para avalar su cacareada amistad con Martínez de Hoz. Le acompaña todo el equipo directivo del Chase Manhattan Bank: 150 ejecutivos, que se reunirán con la música de fondo de las cataratas de Iguazu. Entre todos ellos estará Milton Friedman, padre de la escuela de Chicago e inspirador de los muchos, pocos o ningún éxitos obtenidos hasta ahora por el equipo económico oficial.

Tal vez la clave esté, después de todo, en la reunión que se celebre entre Rockefeller y Viola y en la que, evidentemente, el banquero estadounidense romperá una vez más una lanza por la continuidad de la política económica de Martínez de Hoz, aunque determinadas modificaciones sean previsibles o no descartables.

Esa mayoría -no precisamente lilenciosa- a la que nos referíamos en principio, estará pendiente de las más o menos sibilinas ¡das y venidas de Rockefeller, quien presidirá aquí una convención anual del consejo de administración de su banco, que eligió a Argentina para el encuentro a causa de «la favorable evolución del programa de Martínez de Hoz y el prometedor futuro que augura al país», según sus declaraciones.

Pero estará mucho más pendiente de un más o menos próximo pronunciamiento público de Viola sobre la línea que imprimirá a su gestión presidencial en la conflictiva área económica que marcará luego la definición de su estrategia política.

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