Una comida que desata la locura de vivir

El pediatra Marc (Jan Cornet) y la escritora best seller Rachel (Clàudia Bassols) han conseguido mesa con un año de antelación para una cena extraordinaria: la última de un restaurante mundialmente conocido de la Costa Brava que va a echar el cierre y que es regentado por Mar Vidal, una chef estrella que levanta hordas de buenas críticas y de admiración. Los comensales que asistan han sido tocados por la mano del dios de la gastronomía: podrán degustar un menú de 15 platos pensado con mimo para que sea inolvidable, perfecto. Y acompaña un lugar de ensueño junto al mar. Pero hay un pequeño error de base que trastoca los tonos de este idílico cuadro. Marc y Rachel se han divorciado antes de que llegue la noche mágica y así ya separados se reunirán para el evento al que no están dispuestos a renunciar, con un buen cúmulo de conversaciones pendientes. Mar Vidal (Vicenta N’Dongo), mientras en la superficie negocia con unos japoneses para cambiar el destino de su exitoso local, por dentro está consumida por la dudas. Y no son ellos los únicos que llegan con una pesada carga al momento decisivo en el que el director Roger Gual (Barcelona 1973) pone a sus personajes en la comedia romántica coral Menú degustación que se estrena hoy en los cines. Ante una cámara alegre desfilan desde una condesa hasta los dos inversores japoneses pasando por un personaje misterioso pegado a su teléfono.

Esta es una película sobre los planes que hacemos y que cambian y sobre la vida que querríamos vivir.

Roger Gual

“Esta es una película sobre los planes que hacemos y que cambian y sobre la vida que realmente querríamos vivir”, cuenta Gual, para quien es su tercer largometraje, después de la premiada con un Goya a la mejor dirección novel en 2002 Smoking room y Remake (2006). “Todo comenzó por una conversación de bar”, relata. Después, Gual tuvo su menú particular de películas sobre comida de las que nutrirse y diferenciarse: El festín de Babette (Gabriel Axel 1987), El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (Peter Greenaway 1989), Como agua para chocolate (Alfonso Arau 1992),… hasta Ratatouille (Brad Bird 2007) “una de las grandes películas de cocina”.

Ha sido un largo proceso para la productora Zentropa hasta llegar al momento del estreno por obstáculos varios de financiación. El rodaje solo ha durado cinco semanas entre Barcelona, la Costa Brava e Irlanda. Y además hay más cifras: son cuatro idiomas los que se manejan en el filme y los subtítulos una constante. Los personajes hablan en catalán, inglés, japonés y castellano. “Esa parte fue un reto. Los actores venían de sus países con los deberes hechos de distinta forma. Había que unificar el tono”, explica el director. Ha sido “muy bonito” para el actor Jan Cornet: “El inglés es como el idioma de la actuación porque con él hemos crecido. El catalán es mi idioma materno y me conecta con algo no más auténtico, pero que viene de otro lugar”. La banda sonora de Menú degustación ha sido compuesta por Stephen McKeon y las canciones del grupo norirlandés The Divine Comedy tienen un buen protagonismo.

Rogel Gual se asesoró de los hermanos Roca y de Ferrán Adriá para reconstruir los entresijos, ritmos y protocolos —que se van disolviendo— de un restaurante de ese nivel, antes de que la revista Restaurant proclamara al Celler de Can Roca el mejor lugar para comer sobre la faz de la tierra. La actriz Vicenta N’Dongo también pasó muchas horas con la cocinera Carme Ruscadella. Y los cocineros tienen su sitio especial en la película. Veremos a dos de los hermanos Roca, Joan y Josep, aparecer en la gran pantalla. Cornet habla de una de estas secuencias: “Cuando Josep me cuenta el vino con esa sensibilidad, mi cara es real, de completa admiración”.

Tanto Smooking room como Remake se desarrollaban en un mismo escenario. “Me gusta acotar de forma clara, poner a los personajes dentro de unos límites, para después romper las reglas del juego”, indica Gual, quien añade entre risas que “ahora” tocan proyectos diferentes. Mientras tanto, con Menú degustación y aunque tenga mesa reservada en el mejor restaurante del mundo, toque la arena de la playa y pregúntese si la suya es la vida que desea vivir.